De como los
señores de estas regiones organizaron la reunión del “geocho”
(ante la
imposibilidad de llegar a veinte)
Ángel Juárez Masares
Había una vez
una extensa y lejana comarca llamada “Regnum
francorum”, donde reuniéronse los
jefes de varias regiones del mundo en un cónclave al que le pusieron por
nombre, “GEVEINTE” (Gente Venida a Interesarse por Tesoros).
Uno de los Jefes de mayor relevancia era
el gran Vara Kobama, quien llegó en un lujoso carruaje y rodeado de gran pompa.
También se destacaba la blonda Merk , el ocurrente Shark Ozi, el siempre
sonriente Silvio de la Bota ,
más conocido por su predilección por las jóvenes doncellas que por sus dotes de
gobernante, y la desconfiada Cris, reina de los Ark-gentinos.
La idea que impulsaba a tantos nobles
era por demás encomiable, ya que tenía como objetivo promover discusiones sobre
temas relacionados con sus grandes regiones, pero sobre todo hacer acuerdos
para ayudar a los territorios más pequeños y vulnerables. ¿Cómo?
Prestándole monedas de oro, y
cobrándoles siete por cada una.
Enterados de estos asuntos los señores
feudales de pequeñas y lejanas comarcas, decidieron emular a los poderosos y
reunirse en alguna parte para crear una organización a la que por dos razones
fundamentales llamarían “GEOCHO”.
Primero, porque no llegaban a veinte, y segundo porque la idea era prestarte
una moneda de oro y cobrarte ocho).
Fue entonces que nuestro antiguo y
coqueto Palacio convirtióse en la sede de la primera Junta donde se debatiría
el futuro de los habitantes de estas regiones.
Como no podía ser de otra manera, la
organización de tal evento fue encargada a un viejo conocido: Alex Unvago,
quien no pudo escapar a la tentación de vestirse de soldado. Fue así que
nuestro hombre acudió tempranamente a lo de “Lilita” para que esta buena Dama
ajustara a su esbelta figura un jubón verde con capa haciendo juego.
-Los estandartes con la insignia del
Zor-ete deben ondear por las calles y las plazas de la aldea- ordenó Alex.
-No hay viento, Jefe- acotó Pablín- alcahuetillo importante conocido como “el
tapón” (porque estaba puesto a dedo).
-Buena oportunidad tienes de hacer algo
productivo -acotó Alex- vé y sopla, para que las banderas flameen en triunfo-
-Ímproba tarea me dais, Jefe, pero
inflaré mis mejillas hasta quedar azul para cumplir con tan imprescindible
encargo-
Poco a poco fueron llegando carruajes
con los Señores de feudos vecinos, y nobles montados en cabalgaduras enjaezadas
bellamente. El Señor feudal Guillerme
Del Campo dirigía personalmente el recibimiento de los visitantes, pese a que
no se podía quitar de encima al inefable Pietro “El Ralo”, que sólo pensaba en
organizar una marcha de caballería aunque no tenía nada que ver con el evento
en cuestión.
Finalmente el día de la Gran Junta llegó, y los
salones de palacio lucían sus mejores galas.
A la cabecera de una mesa de
proporciones monumentales estaba el anfitrión, y a sus espaldas, un cartel
gigante escrito por Pablín, rezaba: “Ato solene de
creación del GEOCHO, cullo ojetibo es ayudar heconómicamente a los
sere sumanos ma desprotejido”.
A la derecha del Señor estaba
sentado Omhar (amigo de Guillerme y
Señor de las tierras de Black River), a quien un lacayo rociaba cada tanto con
agua perfumada porque (dicen) tenía olor a repollo hervido. Seguidamente lo
hacía Sir Whalter Zim, Señor de las Kolonias, quien acudió al llamado con la
condición que no estuviera en agenda el tema de las patentes de carruajes. Más
allá se veía al siempre sonriente Karmel Vidal Inn, quien estaba de “colado”
porque ya no era Señor feudal (lo admitieron porque era tan dicharachero que
amenizaría el banquete preparado para esa noche).
También había acudido a la convocatoria
el Señor de Rochás, región de las grandes playas, llegado de tan remoto lugar
con la intención de mostrar las bondades de sus arenas curativas (según
aseguraba).
Llegada que hubo la hora nona de aquel
Octavo día del décimo mes del año del Señor de 1.511, la reunión dio comienzo.
Lamentablemente los documentos a los que
este (humilde e ignorado escriba) ha tenido acceso, están incompletos. Se
conoce por algunos estudios que alguien se “sonó” la nariz con ellos, pero de
todas maneras pudimos rescatar parte de la alocución de apertura del Señor
Guillerme Del Campo:
“Estimados cofrades…he nos aquí reunidos
para instrumentar acciones que permitan el desarrollo de nuestros pueblos.
Sabido es que no existen políticas sustentables en el tiempo si ellas no cuentan con el debido soporte de la
economía (aplausos).
Nuestra región ha sido ejemplo de ello,
pues todos los ingresos provenientes de los impuestos que aporta el pueblo, son
volcados hasta el último maravedí en su propio beneficio (miradas
desconfiadas).
También ha formado parte de nuestra
política la administración justa de los recursos humanos, por eso no hemos
permitido el ingreso a las funciones de palacio de ningún ciudadano que no haya
probado previamente su capacidad (sonrisas sarcásticas).
Pero como no se trata de pregonar
propias virtudes para que ustedes aporten al organismo que hoy crearemos,
propongo sin más trámite darle un nombre que lo identifique.
-Voto por FM8 –dijo el Señor de Rochàs
con voz abaritonada.
-Pero la Frecuencia Modulada
aún no se ha descubierto-acotó Alex Unvago ensayando un paso de Ballet para
lucir su tutú camuflado.
-Fundación Monetaria del GEOCHO, tarado-
respondió respetuosamente el Señor de Rochàs.
-Yo propondría UPM (Unión Para Monedas)
–dijo el Señor Omhar de Black River, pero me van a cortar el puente.
-Bien –dijo Guillerme retomando la
conducción- dejémoslo para discutirlo esta noche en el banquete, y vayamos al
grano, mejor dicho a las monedas. Os mostraré nuestro aporte en efectivo. ¡Que
venga Ferdinand de Vor´s con el tesoro! –ordenó a Alex Unvago que salió
presuroso a cumplir con el encargo, mientras los músicos interpretaban la
primera versión de “La muerte del pato”.
Mientras esperaban, los señores
conversaban entre sí intercambiando ideas y anotando lo que aportaría cada uno
para tan noble cometido.
Al cabo de un rato, un exaltado Alex
ingresa corriendo a la sala portando un rollo de pergamino.
-¡Señor!...!Señor!... Lord Ferdinand no
está en su scriptorium…dicen los pajes que partió esta mañana con rumbo
desconocido, y encontramos este resumen de las arcas de palacio. No tenemos un
maravedí ni para comprar mortadela!...
Lamentablemente no podemos conocer el
final de esta historia porque –como lo hemos dicho- los documentos fueron
destruídos por –según connotados alquimistas- fluídos nasales (si pertenecen a
la nobleza; mocos si son del vulgo) y fluídos oculares (lágrimas sanctas si
pertenecen a la nobleza; de cocodrilo si son del vulgo).
Moraleja:
Nadie puede alimentar a las
palomas –y es un hecho- si cobijais aves de rapiña bajo el mismo techo.
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