viernes, 26 de agosto de 2011

Editorial

Independencia de la nostalgia


Aldo Roque Difilippo


 Los uruguayos solemos utilizar la víspera del feriado por el Día de la Independencia como pretexto para salir a bailar al ritmo de viejas melodías. Una noche donde reaparecen canciones de otras épocas, algunas de ellas justificadamente olvidadas por su relativa  calidad artística.
Es que los rioplatenses, y especialmente los uruguayos, hemos exacerbado esa  máxima  de “todo tiempo pasado fue mejor”, algo que más que nostalgia implica cierto desprecio al presente y especialmente al futuro. Que tiñe de rosa todo lo pasado como si en las anteriores décadas no hubieran existido jóvenes responsables y viejos drogadictos (o a la inversa).
Quizá porque somos una sociedad envejecida, y aparentemente seguiremos siéndolo, de acuerdo a las proyecciones estadísticas. Somos una sociedad y por consiguiente, una cultura dominada por generaciones de personajes que han superado las seis décadas, y eso indefectiblemente tiñe todas las manifestaciones, casi sin espacio para la rebeldía, el ímpetu, el desenfado característico de la juventud. Pero además, el mundo adulto, cuasi geronte en que vivimos, mira con desprecio lo que producen o generan los jóvenes, los relega a un segundo o  tercer plano, sin posibilidades de expresarse con su propia voz, y si por casualidad aparece uno, lo hace repitiendo los moldes impuestos, y no marcando una impronta nueva. Piense, por ejemplo en el mundo de la política, qué personajes nuevos han surgido en las últimas décadas. Aunque todos los partidos políticos incluyen en sus discursos  mensajes al mundo juvenil,  los terminan relegando a repartir volantes, pintar carteles, o a los anuncios publicitarios que después no se traducen en los cargos electivos.
No está mal recordar el pasado, pero de ahí a exacerbarlo, a ponerlo en un plano que no tiene, es similar a decir que todo el presente carece de valor. Todo pasado es pasado, bueno porque lo vivimos pero no más que eso.

Navegante solitaria llegó de Francia

Historia de una mujer de mar

Ángel Juárez Masares


Nos recibió una mañana fría. Metida en un pullover gris piedra y calzas rojas, inspeccionaba el casco de su velero buscando algunas averías, pues la noche anterior el viento sur y un repunte lo había dejado encima del pontón de cemento en el puerto de Fray Bentos.

Hace diez años, después de la desaparición de sus padres, Sophie Chacoux resolvió que ya nada la ataba a seguir viviendo en tierra. Vendió la casa familiar, en Francia, y salió en busca de un nuevo hogar más a su medida. Así dio con el Enomis, un velero oceánico de 11 metros, y desde entonces casi no se ha bajado de él. No tiene las comodidades de su antigua vivienda, pero en compensación la vista que le ofrece es siempre distinta.
Hija de un oficial superior de la marina francesa, y tras haber pasado buena parte de su infancia en una base naval del Pacífico sur, para Sophie lanzarse al mar en su barco no fue algo que tuviera que meditar demasiado. "Fue algo natural", asegura.
En un español entusiasta que mezcla por momentos con frases en portugués, Sophie aclara sin embargo que, pese a su afinidad con el mar, le tomó seis años prepararse para cruzar el Atlántico.
"Después de haber comprado el Enomis me instalé un tiempo en las Islas Canarias para equiparlo y reunir experiencia. Cada vez que conseguía incorporarle equipamiento nuevo, salía a probarlo por los alrededores", cuenta.
"Recorrí durante años las Baleares, las Azores, Madeira y la costa de Marruecos hasta que el barco estuvo preparado y sentí que había reunido la experiencia suficiente para cruzar el Atlántico", dice.
Aventurera por naturaleza y políglota, no tuvo dificultades para ganarse la vida mientras preparaba su travesía. "En mi vida hice un poco de todo -dice-, después de estudiar medicina cuidé personas con lepra en un hospital de Gabón, África; trabajé con los pigmeos para una empresa maderera en la selva gabonesa; estuve a cargo del marketing de un hotel Sheraton en la Costa de Marfil y fui guía turística en la Isla de Madeira... Cuando llegó el momento me convertí en periodista free-lance para revistas náuticas, mi ocupación hasta el día de hoy".
"No necesito tener grandes ingresos; en el barco lo tengo casi todo". Un panel solar y un generador eólico la proveen de energía; un desalinizador, de agua potable; sus señuelos de pesca, de alimento cuando se encuentra mar adentro. "Me encanta el pescado; vivo comiendo pescado crudo con limón: dorados de mar, barracudas, incluso peces voladores cuando no hay otra cosa", cuenta.
Claro que su dieta no se compone sólo de eso, ni Sophie es precisamente una asceta. Pero parece sentirse a gusto con el hecho de no necesitar más que lo que la rodea y la compañía de algunos amigos, muchos de los cuales -como ella- pertenecen a esa troupe que circunnavega el planeta sin tocar tierra más que para reabastecerse.
"La soledad -confiesa alguien que ha pasado hasta tres meses sin ver a otra persona- no es un estado ideal. Pero la convivencia en un barco tan pequeño tampoco es fácil. Cada tanto sumo algún tripulante, a veces como una forma de aumentar los ingresos; otras para recorrer zonas con alguien del lugar. Pero nunca más de una persona".
Con esa ideología y un instrumental "mínimo dentro de lo ideal" (un timón de viento y uno electrónico, dos navegadores satelitales, un radar y un equipo de radio BLU), el 3 de noviembre de 2005, Sophie se lanzó a cruzar el Atlántico, desde Las Palmas de Gran Canaria a Recife en Brasil, en un travesía que le tomó casi un mes y haciendo escala sólo en las Islas de Cabo Verde por causa del mal tiempo. Luego recorrió las costas brasileñas y uruguayas hasta internarse en el Río de la Plata, por el cual admite sentir "un gran respeto" como navegante.
Al final de cuentas, he vivido muy poco en Francia, la que ni siquiera me vio crecer. Mi cultura y mis valores son un collage de toda una vida de aventuras entre Toulon, Córcega, la Melanesia, Francia, Gabon, Costa de Marfil, Brasil, la isla de Madeira, Las Canarias y ahora este continente sur americano donde continúa mi exploración.
Tengo en mente remontar el delta del Paraná para tocar esta maravillosa región de Misiones en la que los Jesuitas dejaron profundas huellas. Alcanzar finalmente el Paraguay, allá en las nacientes de río y encontrar  los Guaraníes, estos indios de la América del Sur que quieren que la “Tierra sin Mal” sea su comarca.


Aldo Roque Difilippo
Sepulten a Artigas



Usados por caudillos menores, políticos, dictadores, y oportunistas, la dignidad humana reclama paz para los restos de José Artigas.
Sobre nuestro máximo héroe confluyen casi todas las ideologías políticas, reivindicando para sí, su pensamiento y su lucha por la independencia. Pero esa reivindicación pasa -en la mayoría de los casos- por repetir frases teñidas del bronce de los innumerables monumentos que en los diferentes puntos del país recuerdan su figura.




Desde que Artigas ingresó al territorio paraguayo su ideario comenzó a hundirse en  la sombra del exilio. Una soledad mayor a los últimos treinta años del prócer en tierras paraguayas, y que se extendió incluso hasta después de su muerte, cuando sus restos fueron repatriados, quedando abandonados en una dependencia pública. El último gobierno militar del país construyó un mausoleo en pleno centro montevideano, mientras eran prohibidas algunas de sus célebres frases, o apenas si eran susurradas por su contenido revolucionario. Reinstaurada la democracia, ciertas consignas artiguistas comenzaron a sonar desde diferentes sectores políticos, pero  que no pasaron de las frases hechas. Quizá  porque "nuestra  Historia Nacional se ha contado desde diferentes ángulos y, por lo general, con buena dosis de prejuicios, fundamentalmente cuando se habla de "El Protector de los Pueblos Libres". Poco se dice de la participación criolla en el ideario de la revolución, del vínculo que lo unió a los charrúas, e incluso se cita a los indígenas como a elementos aislados y secundarios de nuestra conformación social. Se habla de los valores militares de Artigas, fundamentalmente en la Batalla de las Piedras, y su pensamiento aparece como un híbrido de lo que importaba esa sociedad baguala de la Banda Oriental. Resulta más fácil ver sus ojos azules, muy europeos, que asociarlo con aquellos personajes que en su cruza dieron origen al gaucho actual y que son nuestras claves culturales y pautan nuestra idiosincrasia" (1).
Y también, por que no, por la fría solemnidad con que recurrentemente se presentan los hechos históricos, y la vida cotidiana de los héroes. Desde que los estudiamos en la Escuela, hasta cada acto patriótico.
Por eso siempre es bueno volver sobre la vida y las peripecias del prócer de la Patria.


LA SOLEDAD Y LOS BOCADOS SOCIALES
En 1847 Beaurepaire Rohn, oficial del cuerpo de ingenieros del Brasil, visitó a Artigas en su exilio paraguayo, anotando: "En los arrabales de la Asunción existen muchas chacras. En una de ellas visité hoy, viejo y pobre, pero lleno de recuerdos de gloria, a aquel guerrero tan temible antes en las campañas del Sur, al afamado don José Artigas... No me cansaba de estar frente a frente de este hombre temido, de cuyas hazañas había oído hablar desde mi infancia y que de mucho tiempo atrás le creía muerto. Por su parte no se manifestó menos satisfecho el anciano al saber que me conducía a su morada la fama de sus hazañas. Entonces me preguntó risueñamente: -“Mi nombre suena todavía en su país?”. Y habiéndole contestado afirmativamente dijo después de una pequeña pausa: -Es lo que me queda después de tantos trabajos: hoy vivo de limosnas".
En 1847, murió su hijo José María Artigas. El presidente Joaquín Suárez escribió a uno de sus amigos: "El hijo de nuestro antiguo general ha muerto: la memoria del padre nos recuerda grandes deberes: hagamos, amigo, lo que podamos...". Al ser inhumados los restos del coronel Artigas, el encargado de pronunciar el discurso, coincidiendo con el pensamiento del presidente, expresaba: "Hijo desgraciado del primer soldado de nuestra gloriosa revolución: has muerto, pero mueres con el consuelo de que tus cenizas encuentran descanso en el seno de la patria tantas veces regada con la sangre de tu ilustre padre y de la tuya también vertida en el Águila, en el Rincón y en Sarandí".
Seis años antes, en 1841, José Gervasio Artigas se había negado a regresar del exilio paraguayo, muriendo repentinamente el 23 de setiembre de 1850. Milton Schinca intuyó esas tres décadas del héroe en tierras paraguayas. "Cuando las tuve prontas, amontoné las tortas fritas en un fuentón y las llevé al comedor. Yo me instalé en un sillón, dispuesto a matear para mis adentros (recién pude medir lo solo que estaba).
Espolvoré‚ las tortas fritas con un poco de azúcar y... ¿cuántas habré comido? Póngale que dos, tres como mucho. Las demás quedaron en la fuente, formando una montaña inútil. ¡Me parecieron tan sin gracia!; ellas, que son bocados sociales.
¿Es que no parará  nunca esta lluvia? Apareció un sapito en el comedor y le bendije su llegada. Pero no estuvo mucho rato. A saltitos se marchó y volví a quedarme cismando" (2).
Aunque inventada por el novelista, esta situación  resume la soledad del viejo prócer. El comienzo del abandono de los orientales hacia su máximo caudillo.

LA URNA OLVIDADA EN EL PUERTO
En 1853 los deudos del prócer promovieron una solicitud para repatriar sus restos. La agitada situación política del país hizo que la iniciativa quedara olvidada, y recién abril de 1855 el Dr. Estanislao Vega marchó rumbo a tierras paraguayas, como agente confidencial ante el Gobierno paraguayo con el pliego de instrucciones donde figuraba la repatriación de los restos de Artigas.
La exhumación de los restos del prócer se produjo el 20 de agosto de 1855, y según las actas levantadas, el solar estaba señalado "con una piedra de las que este país produce, con la inscripción  General Don José Artigas, año 1850". Tras levantarse la piedra, "se cavó como vara y media hasta que apareció el cadáver". Los huesos fueron bañados en cloruro de cal por el doctor en medicina Luis Etcheverría, y colocados luego de oreados en una urna que fue depositada en la Iglesia, a la espera de su conducción al vapor "Uruguay" encargado del transporte. El cura don Cornelio Contreras hizo constar que por resolución del gobierno paraguayo ningún otro cadáver había sido enterrado en aquel solar.       
Cuando el vapor "Uruguay" llegó al país, la caída del gobierno de Flores provocó que nadie recordara que traía los restos del prócer. Un óleo de Dámaso Puig recuerda el desembarco de la urna con los restos de Artigas. Pivel Devoto, recordó el hecho en el Parlamento, en noviembre de 1966: "Cinco años después de muerto Artigas, por iniciativa del General Venancio Flores, llegan sus restos a Montevideo, en momentos de intensa lucha entre la tendencia doctoral y el caudillismo. Quedaron prácticamente abandonados en la Aduana de la Capital, luego el gobierno de Gabriel Antonio Pereira dispuso que fueran trasladados al Cementerio Central, declarando a Artigas "Fundador de la Nacionalidad Oriental". Corría entonces el año de 1856".
Un mes después del desembarco, Leandro Gómez pedía al nuevo Gobierno, en un editorial de "La Nación", que sacara los restos de Artigas "del rincón de la oficina pública" en que estaban abandonados, y se les decretara "unos funerales modestos" llevándolos al Cementerio, y mandando esculpir "en la misma losa que servía de mausoleo en la Asunción" la frase "Siempre patriota,  siempre honrado, siempre pobre hasta en el sepulcro". Agregando Leandro Gómez, era un merecido reconocimiento al "primero y más heroico campeón, del primero y más eminente ciudadano, de la primera y más grande de nuestras glorias, del que fue siempre modelo de abnegación y del mas puro patriotismo". 
Pero los restos de Artigas siguieron olvidados en la Capitanía del Puerto.

HONRAR SUS CENIZAS
Ante la apatía del gobierno, varios ciudadanos tomaron la iniciativa. En abril de 1856 escribían "los viejos orientales" en "El Mercurio": "­Orientales! los venerables restos del padre de la Patria, del gran ciudadano, del virtuoso patriota, del Washington oriental don José Artigas, yacen insepultos, sin que el Gobierno que mandó exhumarlos de la tierra sagrada que los cubriera en el Paraguay, sus numerosos deudos, los dignatarios de la Iglesia, ni nadie en fin entre nosotros que somos libres por sus afanes y sacrificios, recordase la obligación que nos cumple a todos  de honrar sus cenizas. Ya es tiempo de llenarla, ciudadanos, de todas clases y condiciones; ya es tiempo de lavar la negra mancha de la ingratitud que nos afea ante el mundo. Construyamos dentro de nuestra esfera a rendirles el último homenaje, conduciéndolos a la eterna morada en el suelo patrio".
Algo que provocó la reacción de la Cámara de Diputados, presentando José E. Zas un proyecto acordando honores "al primer jefe de los orientales...  al más benemérito y conspicuo en la historia de nuestra emancipación política". Aprobándose la iniciativa, seguida de la Cámara de Senadores, pero que incorporó una enmienda "que empequeñecía el homenaje. Dos senadores invocaron el estado angustioso de la Hacienda pública para pedir que fuera aplazado el funeral, depositándose mientras tanto la urna en una Iglesia… Otro Senador propuso y su indicación fue aceptada por mayoría, que la Asamblea en vez de decretar honores, lo que obligaba a tributarlos de inmediato, dijera tribútense oportunamente los honores fúnebres, etc." (3).
Finalmente triunfó la iniciativa de la Cámara de Diputados, dictándose una ley, en junio de 1856, que expresaba: "Tribútense los honres fúnebres que corresponden al rango militar del primer jefe de los orientales, Gobernador y Capitán General de la antes Provincia constituída hoy República Oriental, ciudadano don José Artigas. Facúltase al Poder Ejecutivo para los gastos de las exequias y competente depósito de los restos del expresado general en un lugar preferente del cementerio público".
Pero los restos de Artigas continuaron abandonados en la Capitanía del Puerto hasta el mes de noviembre cuando el gobierno dejara de lado los decretos designado una comisión compuesta por el Gral. Anacleto Medina, y los Coroneles Velazco y Melilla, para que presenciaran la traslación de la urna al Cementerio. Estableciendo también el programa de honores: formación de todo el ejército, conducción del féretro por los generales y coroneles, descargas de fusilería y de artillería, luto en el brazo que llevarían todos los empleados públicos por el término de 48 horas, y  una inscripción en la lápida que dijera "Artigas, fundador de la Nacionalidad Oriental".
Luego de un año en depósito de la Capitanía del Puerto, el 20 de noviembre de 1856, los restos de Artigas fueron conducidos a la Iglesia Matriz donde se rezó un funeral, y luego al Cementerio Central.
El diario "El Comercio del Plata", redactado por el Dr. Miguel Can‚, comentaba: "La bandera,  símbolo de las hazañas del héroe oriental, con la cual tantas victorias alcanzó, cubría las insignes cenizas del general Artigas". Catalogándolo como el "Campeón ilustre". En tanto "La Nación", expresaba que Artigas era "El Guillermo Tell de la libertad de los orientales, el Washington de nuestra independencia".

A LA MEMORIA DEL PATRIARCA
En el Cementerio, el Ministro del Gobierno, Dr. Joaquín Requena expresó: "Los restos mortales del general don José Artigas,  los gloriosos restos del ilustre campeón de nuestra libertad, descansan ahí bajo la sombra del sagrado estandarte del divino  libertador del género humano. Tenemos ya el consuelo de custodiar por nosotros mismos ese depósito santo, esas cenizas veneradas  restituidas al seno de la patria. Ellas serán para nosotros un vínculo de unión, porque agrupados los orientales en derredor de la tumba del primero de sus héroes, del patriarca de la Independencia, del fundador de  su nacionalidad, del padre de la patria, todo sentimiento de división ser  sofocado y revivir  solo, vigoroso y radiante, el sentimiento de nacionalidad, de independencia, de libertad; y los orientales para conservarnos independientes y libres necesitamos estar unidos"
Por su parte el Gral. José María Reyes, en su oratoria expresó que "Su nombre pasar  a las más remotas generaciones, grabado en el corazón de todos los hijos de esta tierra".
La figura de Artigas comenzaba a teñirse del bronce despersonalizado, y al discurso recurrente.
Al organizarse el homenaje, Leandro Gómez que figuraba entre los oficiales más distinguidos del Ejército, se dirigió al Presidente Pereyra para hacerle un obsequio, acompañado de una nota: "Mi constante admiración por el ilustre oriental don José Artigas,  hízome adquirir en Buenos Aires por el año 1842 la interesante noticia de la existencia de una prenda monumental que le pertenecía. Era ésta una espada de honor que le fuera consagrada por la Provincia de Córdoba en gratitud a los eminentes servicios del campeón oriental; joya dispersa como otras muchas por el huracán de la revolución que un día reunidas servirán de diadema gloriosa de la República". Leandro Gómez, el futuro héroe de Paysandú, y uno de los pocos militares que defendió con su vida la soberanía nacional, con una clara convicción artiguista, manifestaba  su "más alta expresión de la admiración profunda que debo a la memoria del patriarca de la libertad y la independencia de nuestra patria".


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Nota:
(1) "Artigas el conductor", Cecilia Olivet, "La Batalla de las Piedras y sus antecedentes", suplemento de LA REPUBLICA, 18/5/1997.
(2) "Hombre a la orilla del mundo", Milton Schinca, Banda Oriental, 1991.
(3) "Anales Históricos del Uruguay", Tomo II, Eduardo Acevedo, Casa A. Barreiro y Ramos S.A., Montevideo, 1933.

Elisa Lockhart


La educación debe partir desde el amor


Aldo Roque Difilippo


Las fotografías corresponden
a un par de videos colgados
en youtube  del programa
“En buena compañía” del
año 2008, emitido por
CV10 de Mercedes.
El pasado 25 de agosto falleció la prof. Elisa Lockhart. Además de su intensa actividad política en el Partido Demócrata Cristiano y en el Frente Amplio, Elisa Lockhart desarrollo una importante actividad en el plano educativo, llegando a ocupar el cargo de Directora del Instituto de Formación Docente de Mercedes, y  también la Dirección del Liceo Departamental de Soriano. Durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, la prof. Lockhart integró el Comisión  del Debate Educativo. Pero también incursionó en el terreno literario obteniendo reconocimientos internacionales con algunos de sus cuentos.
En un reportaje que le realizáramos en el año 2000 Elisa opinó  sobre la educación, que en su concepción “debe partir desde el amor; así es como la madre enseña al hijo”. Remarcando “no hay otra forma”, donde “la cultura no es un molde que nosotros tenemos que imponerle al muchacho, sino es una construcción mutua. La persona tiene que aprender ese camino de su propia culturización,  no quitándole todos sus referentes, sino construyendo a partir de lo que él es, de lo que él siente y piensa". Enfatizando “cuándo nos vamos a convencer que los chiquilines pueden enseñarnos cosas que ni soñamos".

La chancha y los chanchitos
La Prof. Lockaht agregó que esta forma de educar que actualmente se utiliza "en el fondo, es un deseo de construir a nuestra imagen y semejanza. Es una manera de decirles quédense ahí en ese molde y no se salgan. Acepten esto que les decimos, no alteren el mundo en que estamos. Es un impulso animal de supervivencia: la chancha se come los chanchitos para vivir ella. Entonces cuando nosotros nos comportamos en esa dimensión animal, en que queremos destruir al que está debajo nuestro para vivir nosotros, el patrón que explota al empleado, o el padre que somete al hijo, o el profesor que encasilla al alumno; es la misma actitud. En definitiva de falta de esperanza en el otro, y el de saber que yo soy una etapa en la vida de esa persona, que no soy yo lo que importo sino él. Es un poco lo que tiene que ser el maestro".

Lectura a distancia

La Biblioteca Nacional (BibNa) y el Correo Uruguayo firmaron este martes un acuerdo para poner en funcionamiento el nuevo sistema de préstamo de libros a distancia para usuarios del interior del país.
El nuevo servicio permitirá que docentes y estudiantes de Secundaria, UTU, Cerp e institutos normales, soliciten el préstamo de una serie de títulos contenidos en un catálogo especialmente seleccionado, con materiales e investigaciones originales producidos por la BibNa.
Los usuarios podrán hacer su solicitud por correo electrónico y en menos de tres días el Correo les hará llegar el material a su centro de estudios. El servicio de envío y devolución lo pagará la Biblioteca.
El catálogo estará disponible en www.bibna.gub.uy, a partir del miércoles 24 de agosto, con un formulario que deben llenar los usuarios y un correo electrónico para que envíen su pedido.
La firma del acuerdo, que se realizó en la sede de la BibNa, contó con la presencia del ministro, Ricardo Ehrlich, el presidente del Correo Uruguayo, José Luis Juárez, y el director de la Biblioteca, Carlos Liscano.

Intimidad en los diarios de Susan Sontag

El hijo de Susan Sontag, David Rieff, pese a ser consciente de que publicar los diarios de su madre es una violación a su intimidad, lo ha hecho, pues considera que ellos pueden hacer un gran aporte a literatura y complementar la obra literaria de Susan.
Rieff, leyó los más de 100 volúmenes que dejara escritos su madre y, seleccionando lo que consideró más relevante, lo publicó en tres tomos. En los diarios, publicados por Mondadori, podemos encontrarnos con todo el dolor y la ambición que formaron parte de la vida de la escritora.

Apego por la vida

Susan Sontag es considerada uno de los iconos intelectuales de Estados Unidos, y estos diarios sólo vienen a probar, una vez más, lo completa que era esta escritora, la inteligencia que poseía y su afán por conocer más de la vida de lo que sabía hasta el momento.
A Susan la caracterizaba un deseo profundo y un apego por la vida muy grande; durante un largo tiempo luchó contra un cáncer sanguíneo y aún pocas semanas antes a sucumbir a esta enfermedad, aseguraba que estaba convencida de que se salvaría. Desgraciadamente falleció en diciembre de 2004, cuando tenía 71 años y unas ganas de vivir lacerantes.

La intimidad de Susan al alcance de todos

Los diarios recogen textos escritos por Susan desde los 14 años hasta poco antes de morir y posiblemente signifiquen una violación a la intimidad de la autora, quien, dicho por su hijo, era una mujer poco proclive a la confidencia y que evitaba, sin por ello negarla, toda referencia a su homosexualidad o todo reconocimiento de su propia ambición.
A los 14 años Susan Sontag escribía confesiones muy profundas, poco propias de una adolescente. Estas páginas son una prueba del mundo interior de la autora. Es admirable con cuanta franqueza la autora habla de su sexualidad y de muchos otros aspectos de su vida, razonamientos crueles y firmes que dejan claro qué motivaba a aquella mujer a escribir.
Según Rieff, a través de estos diarios se puede llegar a entender la maestría que su madre poseía para escribir y su extraordinaria confianza en la razón de sus juicios; sin embargo, lo que más destaca es la fluctuación entre el dolor y la ambición y “su sensación de fracaso, su incapacidad para el amor e incluso para el eros. Se sentía tan incómoda con su cuerpo como tranquila con su mente”.

La lucha por definirse como persona

En los diarios se puede leer algo escrito por Susan a la edad de 14 años: “Creo: a) que no hay un dios personal o vida después de la muerte; b) que lo más deseable es la libertad de ser fiel a uno mismo, c) que la única diferencia entre los seres humanos es la inteligencia; d) que el único criterio de una acción es su efecto último en la felicidad de una persona, e) que está mal privar a cualquiera de la vida (“?)”.
A lo largo de las páginas Susan no escribía las incidencias de cada día, sino rasgos de su mente y en ellos es increíble cómo se percibe la apabullante necesidad que tenía la autora de construirse a si misma, paso a paso, razonándolo todo y llegando a establecer sus propias conclusiones acerca de la existencia.

Las relaciones amorosas de Susan Sontag

Susan Sontag mantuvo su primera relación sexual con una mujer a los 16 años, con Harriet, con quien la unió una extraña relación, casi masoquista, que se encuentra detallada en los diarios y que, al leerlo permite que nos acerquemos al universo oscuro y doloroso de los sentimientos de la autora.
Susang se casó a los 19 años con un profesor, pese a su condición homosexual, y escribió en su diario que se casaba con ese hombre “en plena conciencia-temor a mi voluntad de autodestrucción”.
Susan conocía su mente muy bien, sin embargo parecía no ser capaz de enfrentarse a ella y de escapar de las vicisitudes a los que esta la enfrentaba; cuando su matrimonio fracasó, se reencontró con Harriet, que podría considerarse un gran amor de su vida o la más retorcida de las obsesiones, pero no es esa relación la que la salva del dolor, sino que la lleva a sentirse más compungida a nivel emocional; pese a todo, nada empaña su afán intelectual, y continúa creciendo y escribiendo vorazmente.

Una Susan frontal, hábil y llena de pasiones
 
En los textos de Susan pueden leerse expresiones muy frontales, algunas tristes, otras crueles, otras incoherentes. Por ejemplo, a los 25 años, estaba convencida de que amar duele y escribía que amar es entregarse a que te vacíen por dentro a sabiendas de que llegará el momento en que esa otra persona se marchará con tu piel. Y también escribe que “No debería intentar hacer el amor cuando estoy cansada. Siempre debería saber cuándo estoy cansada, pero no lo sé, me miento a mí misma. Aún no conozco mis verdaderos sentimientos (¿Todavía!)”.
Susan quería la transformación absoluta, no le interesaban las cosas a medias, deseaba que el encuentro con una persona, o una obra de arte lo cambiara todo y la búsqueda de este fin la motivaba a ilusionarse con cada acontecimiento nuevo que surgía en su vida.
Para Susan su diario es su refugio, allí puede ser clara sin importar nada, posiblemente ignorando que siete años después de su muerte el mundo entero conocería sus más profundos secretos.
En una de las páginas escribe que un día mirando a Greta Garbo quiso ser ella, estuvo estudiándola, asimilándola, aprendiendo cada uno de sus gestos y hasta pudo sentir lo que ella sentía; pero luego, comenzó a desearla, a pensar en ella de manera sexual, a desear poseerla ” El anhelo siguió a la admiración: a medida que mi visión de ella llegaba a su fin. ¿La secuencia de mi homosexualidad?”. Es esta una de sus confesiones que a través de estas memorias nos permiten conocer más facetas de Susan y continuar admirándola por su talento y por su compromiso con la vida y con el mundo.



Extraído de: www.poemas-del-alma.com  


La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible”.

(1899-1986)

El 24 de agosto hubiera cumplido 112 años en

incluimos una selección de sus poemas.

HABLANDO DE BUEYES PERDIDOS

Estrategia para un fracaso


Ángel Juárez Masares


Aquella mañana se había despertado más tarde que de costumbre, y por lo tanto decidió salir a trotar para mantenerse en forma y despejarse. Estaba nublado, pero algunos rayos de sol llegaban a través de retazos de cielo azul.
La media hora de ejercicios lo hizo sentir mejor, y buscó algo para leer. Estuvo un par de horas metido en las disquisiciones de Baudelaire sobre la “Vida y Obra de Edgar Poe”: “…ningún hombre ha narrado con más magia las excepciones de la vida humana y la naturaleza, los ardores de la curiosidad, los fines de Estación cargados de esplendores enervantes, los tiempos cálidos, húmedos y brumosos, en que el viento sur debilita y distiende los nervios como las cuerdas de un instrumento. El absurdo instalándose en la inteligencia y gobernándola con una espantable lógica; la historia ocupando el sitio de la voluntad, la contradicción establecida entre los nervios y el espíritu, y el hombre desacordado hasta el punto de expresar el dolor por la risa.”
Levantó la vista y pensó que eso había sido escrito para él. Sentía el viento sur compitiendo con el sol para colarse entre los agujeros de las nubes procurando debilitarlo con su persistencia. El absurdo ya estaba instalado hacía mucho tiempo en la inteligencia y la gobernaba con su lógica espantable. La historia ya se había sentado en el trono de la voluntad, y la contradicción estaba echada a sus pies, pero no como un perro fiel, sino como una fiera salvaje a la espera de un acto de renunciamiento.
Sin embargo él se había propuesto matar de hambre a la bestia, y para eso no tenía que claudicar. Ese era el único objetivo que debía tener presente cada hora, cada minuto, y a cada latido.
Pero la estrategia también consistía en no evitar la otra realidad. Sabía que debía entrar y salir a voluntad de esos mundos paralelos, pues quedarse en uno de ellos implicaba el fracaso. Por eso ahora se ha sentado en el suelo de piedra del aljibe donde hace tres meses lo arrojaron los milicos, abandonando la pradera donde trotaba hace un rato. Las nubes ahora no son tales, y es por los agujeros de la tapa de hierro por donde se cuelan algunos rayos de sol. Se quedará en ese mundo algunas horas, y dejará de lado a Baudelaire y sus reflexiones sobre Poe. Quizá más tarde busque en los estantes de su mente algo de Quiroga, para ayudarle a buscar algún capibara en medio de la selva misionera. Eso le llevará casi toda la tarde, y el paseo entre espinillos y ñandubay puede ponerse interesante si tiene la suerte de ver a la anaconda al sol en la resaca.
Cuando llegue la noche, tiene pensado ver 2001 Odisea del Espacio, pues ha descubierto que esa película le permite atravesar el tiempo si logra subirse al hueso que el primate arroja al espacio, antes que la materia ósea se convierta en nave intergaláctica.
“Estas cosas formaron parte de la estrategia del fracaso del sistema –dice mi Amigo cerrando un ojo para calibrar la rectitud de una alfajía- claro….no era fácil.
Muchos compañeros no pudieron entrar y salir a voluntad de esos mundos, y quedarse en uno era la muerte”.

Miss Italia deberá leer
tres libros al año


Los concursos de belleza se asocian a lo superficial y a la banalidad. Después de todo, premiar a alguien por su aspecto exterior como único mérito no reviste de mayor profundidad.
Los organizadores del certamen Miss Italia, sin embargo, han decidido imponer ciertos requisitos a las participantes, lo que supone una mayor consideración por la vida intelectual. La máxima responsable del concurso, Patrizia Mirigliani, destacó que el objetivo es que las modelos se conviertan en referentes para miles de jóvenes italianas.
Una de las nuevas reglas es que las concursantes deberán leer un mínimo de tres libros al año, aunque no trascendió cómo se comprobará esto. La organización incluso aprovechó para recomendar obras a las muchachas, entre las que se encuentran libros como “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen, “Madame Bovary” de Gustave Flaubert y “Anna Karenina” de León Tolstói.
La imposición literaria no es la única novedad en Miss Italia. Las participantes también deberán leer al menos un periódico al día. Se supone que esto hará que las jóvenes tengan una cultura general más amplia y estén interiorizadas sobre los principales asuntos de interés nacional e internacional.
Las aspirantes a convertirse en la reina de la belleza italiana, por otra parte, no podrán tener cirugías estéticas, utilizar lentes de contacto o extensiones en el cabello ni posar desnudas. Los organizadores recomiendan además a las concursantes que no se salteen ninguna comida y aclaran que el ayuno es “peligroso”. Se espera, de esta forma, apostar por una belleza más natural, que no afecte la salud ni reproduzca un modelo artificial que sea dañino a nivel social.
La noticia es digna de aplaudir. Uno puede preguntarse si es posible imponer el amor por los libros a la fuerza, o si una persona puede sacar algún provecho cuando es obligada a leer. Lo cierto es que estas exigencias no harán mal a las participantes y tal vez ayuden a que se interesen por la literatura. Se trata, sin dudas, de una obligación mucho más sana que las habituales en este tipo de certámenes.

Extraído de: www.poemas-del-alma.com  

Día del Payador Nacional

Hidalgo, poeta gaucho


Aldo Roque Difilippo


Todos los 24 de agosto se conmemora el Día del Payador Nacional. Reivindicando la figura de los primitivos trovadores de esta tierra y la figura del primer poeta gaucho, Bartolomé  Hidalgo.

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Hace 223 años nacía en Montevideo Bartolomé José Hidalgo (1788-1822). Su figura, pegada a la gesta artiguista, está unida también al arte campero de aquellos seres anónimos que recorrían la campaña empuñando su guitarra en ruedas de fogón y en pulperías. Hijo de Juan Hidalgo y Catalina Jiménez,  Bartolomé, a raíz de la muerte de su padre, debió trabajar desde temprana edad para mantener a su familia. "Ya he dicho -afirma Hidalgo- que soy de una familia muy pobre, pero honrada; que soy hombre de bien y que esto es todo mi patrimonio". De su vida poco se sabe, salvo que recibió, como era común en la época, cierta instrucción de los padres franciscanos. En 1803 se emplea en la tienda de don Martín Artigas, padre quien fuera su gran amigo José Artigas, futuro "Protector de los pueblos libres". Trabajando luego en el Ministerio de la Real Hacienda (1806), hasta que en 1807 participa contra los invasores ingleses en la refriega de El Cardal. En 1811 se suma a las filas artiguistas combatiendo en Paysandú y Salto. Por esta fecha compone en esta fecha la  "Marcha Oriental", cuando formaba parte del Éxodo del Pueblo Oriental, y que fuera considerada la primera canción patriótica de nuestra Provincia. "Orientales la Patria peligra/Reunidos al Salto volad/Libertad entonad en la marcha/Y al regreso decid Libertad…", expresaba Hidalgo en esos versos que le  merecieron ser declarado "benemérito de la Patria" por el Primer Triunvirato. De aquella época corresponden también sus famosos cielitos, cuando los patriotas sitiaban Montevideo. Tres años después, en 1814, es designado Secretario interino del Gobierno civil instituido por los porteños, siendo transferido, después, a la Administración de Correos. Durante el período de la Provincia Oriental autónoma, el Gobernador Otorgués le dio el cargo de Ministro interino de Hacienda, y más adelante Oficial mayor de la misma dependencia. En ese año, el 30 de enero de 1816, la Casa de Comedias representa su obra "Sentimiento de un patriota", que obtuvo un rotundo éxito por lo que casi de inmediato, se le nombró Director del mismo teatro. Durante el período netamente artiguista, Hidalgo escribió un segundo unipersonal, "Idomeneo", cuya autenticidad se ha puesto en duda; la "Marcha Nacional" (1816) en respuesta a las invasiones de Lecor, y el "Cielito Oriental" contra los portugueses, en agosto de ese mismo año. Con la entrada de Lecor a Montevideo al frente de las tropas portuguesas, Bartolomé Hidalgo pasó a ser censor de la Casa de Comedias, por lo que su situación se volvía insostenible, decidiendo radicarse en Buenos Aires. Allí publica su "Cielito patriótico para cantar la acción de Maipú", y otro personal, "El triunfo". Un año después su "Nuevo diálogo patriótico". A las que le siguen "Cielito patriótico" (del ejército libertador del Alto Perú), "Al triunfo de Lima y el Callao", "Diálogo patriótico interesante"; hasta su última producción "Relación de las fiestas mayas" (1822). Una afección pulmonar lo obligó a radicarse en el caserío de Morón, donde muere el 28 de noviembre en una pobreza total. Fue enterrado en el cementerio local, pero en el transcurso de los años su sepulcro no ha sido individualizado.  "Su cadáver ha sido pasto de la fábula -expresa el escritor Falcao Espalter-, pues nadie sabe aún donde fueron a parar los tristes huesos de aquel hombre", pero como lo dice Nicolás Fusco Sansone "su voz al hacerse canto en la memoria del pueblo, conquistó la verdadera inmortalidad que resiste todos los silencios y todas las envidias: la del espíritu que crea obra auténticas, en torturada soledad alejada de las tardías -para los austeros- consagraciones oficiales".

INTERVENIR EN LA REALIDAD
"Hidalgo será siempre su Homero", expresaba el Gral. Bartolomé Mitre en una carta a José Hernández, refiriéndose al género gauchesco. Ricardo Rojas en la Historia de la Literatura argentina (1948) lo describe "vestido de chiripá sobre su calzoncillo abierto de cribas; calzadas las espuelas en la bota sobada del caballero gaucho; terciada, al cinturón de fernandinas, la hoja labrada del facón; abierta sobre el pecho la camiseta oscura, henchida por el viento de las pampas; sesgada sobre el hombro la celeste golilla, desafinada a servir de banderola sobre el enhiesto chuzo de lanceros; alzada sobre la frente el ala del chambergo, como si fuera siempre galopando la tierra natal: ennoblecida la cara barbuda por su ojo experto en las baquías de la inmensidad y de la gloria. Una guitarra trae en la diestra que tiempo atrás esgrimiera las armas de la epopeya americana". Su obra ha sido dividida en dos períodos: la "poesía militante" (1811-1816), cuyo basamento sería la angustia personal, las pasiones que despiertan los sucesos civiles, y la actividad del poeta como partícipe de estos acontecimientos. La segunda parte, a la que se la ha denominado "poesía expectante" (1821-1822) y que retiene lo mejor de su producción, según el juicio de algunos críticos. Allí su labor se ajusta al ejercicio de sus dotes líricas, ilustrando con piezas de mayor aliento su destreza como comentarista y la fuerza de su personalidad para el planteamiento de su tema. Es una poesía que vale como arma, por su contenido y funcionalidad política o bélica. Poesía que interviene en la realidad, que intenta transformarla o dirigirla en un sentido definido.  Tal como queda retratado en  un relato de la época recopilado por Juan C. Legido (Los papeles de los Ayarza, 1988). Allí un forastero describe "una casa de dudosa reputación, mezcla de mesón, taberna y teatrillo" donde "una mujer alternaba las danzas que pretendían acercarse al flamenco (…) con el canto de unos "cielitos" de un tal Bartolomé Hidalgo". Espectáculo seguido por la participación de "dos hombres provenientes de la campaña" que "se pusieron a cantar unos diálogos muy desafinados donde descargaron todo el odio contra la metrópoli. No había que ser muy avisado para comprobar que las ideas patrióticas producían estragos en la gente de más baja condición".
Esas ideas patrióticas, difundidas en la voz de los guitarreros fue vehículo de comunicación que corrió por la campaña, propaganda ideal para propagar las ideas revolucionarias en estos personajes que vivían en medio de ese profundo verdor  de la Banda Oriental, o en sus escasas poblaciones, al margen y marginados de toda legalidad. Hoy día, la figura del payador tiene otra dimensión, más pegado a la figura de un folcklorista que a la de un trovador que lleva o trae noticias de pagos remotos. Incluso los hay que improvisan sus coplas en algún sitio de Internet. Pero la premisa básica de Hidalgo aún pervive, la del hombre pegado a su tierra, relatando el diario vivir.