Hablando de Bueyes perdidos
Entre Chopin y Barradas
Ángel Juárez Masares
Solía
invitarnos el día de Santa Cecilia para reunirnos en su casa. Como en cualquier
oportunidad en que los uruguayos nos juntamos con algún pretexto, las mujeres
llevaban la comida y los hombres las botellas.
“Para mi” -la
casa de “Pepe”- estaba sobre la rambla
mercedaria. Una escalera de piedra casi invadida por un exagerado jardín donde
primaban las plantas de hojas anchas, llevaba al interior. Acogedora, con un
desorden que le aportaba calidez, la estancia principal era una suerte de
ventana a los viajes de su dueño por el mundo. Pequeñas esculturas, libros por
cualquier parte, partituras, algún instrumento exótico colgando de una pared…y
el piano. Ese piano que se sabía el rey de la casa y al que nada del entorno
lograba opacar su presencia majestuosa.
José María
Martino Rodas, “Pepe”, para la comunidad mercedaria y aún fuera de fronteras,
había dedicado su vida a la música. Alfa y Omega de su existencia, el camino de
marfil que eligiera transitar cuando tenía 9 años, solo era compartido por otra
de sus pasiones; la pintura.
Admirador de
Rafael Pérez Barradas, pintor nacido en Montevideo en 1890, hijo de padres
españoles, “Pepe” gustaba seguir su estilo, pero aportándole a sus trabajos su
impronta personal. No solía mostrar en público su pintura, y solo quienes
tuvimos el privilegio de su amistad disfrutamos esa faceta de su arte.
No era hombre
de hablar demasiado de sus relaciones, pero en alguna oportunidad nos contó de
sus encuentros con María Callas, o alguna velada musical en Europa con músicos
de relevancia. Lo hacía como quien habla del vecino, porque “Pepe” jamás hacía
gala de su calidad como músico.
Hombre siempre
dispuesto a colaborar desinteresadamente en eventos artísticos, engalanó una
muestra pictórica organizada por Hum Bral Revista en la ciudad de Dolores
acompañando al tenor Gustavo Guigou. Supo también musicalizar la puesta en
escena de la vida de Mozart, unipersonal del actor Eduardo Arrambide dirigido
por Wilson Armas Castro, para la Compañía Teatral HUM BRAL.
Referente
cultural y fuente de consulta permanente, José María Martino Rodas falleció el
30 de marzo de 1999, pero a 13 años de su partida, su recuerdo continúa mas
vigente que nunca entre quienes le conocimos y disfrutamos su personalidad;
avasallante a la hora de defender sus convicciones, pero solidaria en extremo
cuando de dar una mano se trataba.
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