El 13 de marzo pasado falleció Domitila Chungara. Murió en
su domicilio de la avenida Suecia, en la zona sud de Huarak’asa (Perú), después
que los médicos afirmaron “que no había ya nada que hacer”.
El Presidente Evo Morales decretó tres días de duelo en Bolivia. Su historia está en el libro "Si me permiten hablar" de Moema Viezzer.
Hace algún tiempo Eduardo Galeano escribió una semblanza sobre esta valiente mujer, una boliviana ejemplar.
El Presidente Evo Morales decretó tres días de duelo en Bolivia. Su historia está en el libro "Si me permiten hablar" de Moema Viezzer.
Hace algún tiempo Eduardo Galeano escribió una semblanza sobre esta valiente mujer, una boliviana ejemplar.
Domitila Barrios
Eduardo Galeano
"O pongamos por caso, Bolivia: en 1978, cinco mujeres
voltearon una dictadura militar. Paradójicamente, toda Bolivia se burló de
ellas cuando iniciaron su huelga de hambre. Paradójicamente, toda Bolivia
terminó ayunando con ellas, hasta que la dictadura cayó.
Yo había conocido a una de esas cinco porfiadas, Domitila
Barrios, en el pueblo minero de Llallagua. En una asamblea de obreros de las
minas, todos hombres, ella se había alzado y había hecho callar a todos.
-Quiero decirles estito –había dicho-. Nuestro enemigo
principal no es el imperialismo, ni la burguesía, ni la burocracia. Nuestro
enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro.
Y años después, reencontré a Domitila en Estocolmo. La
habían echado de Bolivia, y ella había marchado al exilio, con sus siete hijos.
Domitila estaba muy agradecida de la solidaridad de los suecos, y les admiraba
la libertad, pero ellos le daban pena, tan solitos que estaban, bebiendo solos,
comiendo solos, hablando solos. Y les daba consejos:
-No sean bobos –les decía-. Júntense. Nosotros, allá en
Bolivia, nos juntamos. Aunque sea para pelearnos, nos juntamos.
Y cuánta razón tenía.
Porque, digo yo: ¿existen los dientes, si no se juntan en
la boca? ¿Existen los dedos, si no se juntan en la mano?
Juntarnos: y no sólo para defender el precio de nuestros
productos, sino también, y sobre todo, para defender el valor de nuestros
derechos. Bien juntos están, aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas,
los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás. Su riqueza
come pobreza, y su arrogancia come miedo. Hace bien poquito, pongamos por caso,
Europa aprobó la ley que convierte a los inmigrantes en criminales. Paradoja de
paradojas: Europa, que durante siglos ha invadido el mundo, cierra la puerta en
las narices de los invadidos, cuando le retribuyen la visita. Y esa ley se ha
promulgado con una asombrosa impunidad, que resultaría inexplicable si no
estuviéramos acostumbrados a ser comidos y a vivir con miedo.
Miedo de vivir, miedo de decir, miedo de ser. Esta región
nuestra forma parte de una América Latina organizada para el divorcio de sus
partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Pero sólo siendo juntos
seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos
ha amaestrado para el miedo y la resignación y la soledad y que cada día nos
enseña a desquerernos, a escupir al espejo, a copiar en lugar de
crear.[…]"
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