Investigación
Matías
Rótulo
Un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de la República (UdelaR),
demuestra que durante la dictadura cívico-militar, el Carnaval, entre los años
1971y 1974 tuvo textos de rechazo hacia el régimen.
Algunas
murgas hacían silencio, soportaban la censura, y otras endurecían su discurso.
La dictadura hacía desaparecer uruguayos, pero también identidades culturales,
entra ellas la del Carnaval con la censura en las letras, y hasta en los
nombres (de “La Soberana ”
por ejemplo). Las murgas y la dictadura, la relación entre el lenguaje (en este
caso literario), de las murgas durante esos años oscuros, fue motivo de un
profundo estudio realizado por Federico Graña Viñoly, Nairí Aharonián
Paraskevaídis, ambos del Instituto de Ciencias Históricas de la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación
de la Universidad
de la República.
El
teórico de la literatura, el ruso Mijail Bajtin (1895-1975) se basó en una
famosa obra literaria de François Rabelais (1494-1553) llamada “Gargantúa y
Pantagruel” para su estudio sobre el lenguaje carnavalesco. Pues el Carnaval
-resumiendo algunas de las ideas de Bajtin-, forma parte del lenguaje popular
(aunque él separa estrictamente a la literatura carnavalesca). Lo carnavalesco
utiliza el lenguaje, lo grotesco, el chiste y demás, para representar una nueva
idea que se genera a partir de un reflejo de la realidad. Por ejemplo, en
“Gargantúa y Pantagruel” se transforma a los eruditos medievales en personajes
inentendibles a partir de lo grotesco, para criticar el saber enciclopédico.
Una investigación exhaustiva
La Milonga Nacional (1980) |
Viniendo
a nuestro largo Carnaval, en el estudio denominado “Murgas en dictadura.
Uruguay 1971-1974” ,
se da cuenta del exhaustivo proceso de investigación que incluyó la consulta a
los libretos de las murgas durante dicho período conservados en la Asociación General
de Autores del Uruguay (Agadu). A su vez se hicieron entrevistas a letristas
para complementar la información, según explicaron los autores. En el avance
del informe final de la investigación se explica “la murga no es expresión
única de los sectores populares, y cada conjunto tiene características
distintas, pero se encuentran los mismos libretistas para murgas con propuestas
bien diferenciadas, de modo que puede aventurarse que los pocos conjuntos que
rechazan claramente el golpe de Estado son aquellos vinculados con orgánicas
partidarias, mientras que el resto o no tiene posición, o cambia a lo largo del
breve período o lo celebra”.
El
estudio se basa en consultar letras y retomar otros estudios académicos al
respecto. Se refleja por un lado la falta de apoyo de los intelectuales, y
citando a Leo Maslíah se lee en la investigación que “en lo que respecta
específicamente al ámbito del Carnaval, la censura ‘operaba como una verdadera
caza de brujas entre las palabras, muchas veces más allá de la función que
algunas de éstas cumplieran en los textos’”.
Mirando hacia otro lado
Según
los investigadores “(de) un total de trece murgas relevadas, cinco siquiera
mencionan el golpe de Estado, ni nada relativo a la escalada represiva ni a la
disolución de las cámaras legislativas: Nos Obligan a Salir, Los Saltimbanquis,
La Milonga Nacional ,
La Colombina ,
La Castigada. Estas
murgas hablan del acontecer del año, pero no mencionan aspectos políticos ni
sociales en sus letras de esos años.
Aguante
la Tacada
parece posicionarse a favor del golpe de Estado, si bien en algún verso se
queja de la censura.
En
Diablos Verdes se observa un discurso lleno de metáforas, que habla de nuevos
amaneceres y de nuevos hombres que serán forjados por la lucha del pueblo: así
el coro cantaba “la esperanza de lograr, la realidad de sus sueños, que
luchando con empeño por el bienestar social, que logre la humanidad, que las
rejas tan oscuras sean templos de cultura, cantando a la libertad, que la
opresión y el terror sean dejados de lado y que el mundo iluminado con los
rayos del valor sepa enterrar el cañón en la entraña de la tierra, habrá eterna
primavera llena de paz y de amor, por eso los Diablos alzan en un canto de
esperanza”.
Otro
aspecto que recalcan los autores de la investigación es “que sólo en los textos
de La Soberana
se observa un discurso que apoya la actividad guerrillera del MLN. Ejemplo
claro es la presentación de la murga para el Carnaval de 1972, que muestra
metafóricamente a la sociedad como una jungla: se nombran varios animales
describiendo personajes del quehacer uruguayo y se hace referencia específica a
un animal en particular”. Es el caso de (citan letra de La Soberana ) el topo. “Del topo
se halagan sus trabajos de ingeniería, sus túneles”, aludiendo a la fuga de
Punta Carretas y “La fauna es tan infinita / si manejamos aquello / de que
abundan las chanchitas / y los oscuros camellos”.
Según
concluyen los investigadores “cuanto más avanzaba el autoritarismo, los textos
de estas murgas fueron permeados por el discurso hegemónico”. Sostienen que
“muchos conjuntos se referían a los tupamaros como malhechores, ladrones o
asesinos”. Además “a las fuerzas de izquierda como aquellas que intentaban
implantar ‘ideas foráneas’, utilizando el mismo término que el propio
gobierno”. En ese tono “se referirán Patos Cabreros en 1972 al Frente Amplio,
en su despedida dedicada a Pepino, fundador y director desde 1917 de esa murga:
‘Y llenos de orgullo gritarle al mundo: Viva mi Uruguay, bendita tierra, cuna
de amor y paz. Esto es mi Uruguay, ya no podrán cambiarlo por miles de años.
Fuera los que acá ideas foráneas
quiérannos implantar. Esta libertad nuestros mayores la legaron y en nuestras
venas está. Hoy no hay vencidos ni vencedor. De la lucha la llama perdió su
ardor. Orientales: unámonos. Nuestro sudor sólo el trabajo da frutos de amor.”
Concluyen
los investigadores que esta murga, era la misma que planteaba el fin de la
censura ese 1971 y que sin el contexto de la presentación, ese texto podía
hasta ser interpretado como irónico, pero definitivamente no lo es”.
Quiénes ejercían la censura
Los
investigadores dan cuenta también de que varios eran los organismos encargados
de controlar el contenido de las letras de las murgas, y por ende de
censurarlas. “Varias eran las dependencias estatales vinculadas a la
organización y control del Carnaval: el Servicio de Actos, Festejos y
Espectáculos Públicos de la
División Turismo del Departamento de Hoteles, Casinos y
Turismo de la
Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), la Dirección de Cultura de la IMM y la dependencia del
Ministerio del Interior encargada de publicar y hacer cumplir el Edicto del
Carnaval, la Oficina
de Espectáculos Públicos y el Instituto Nacional del Menor (del Ministerio de
Educación y Cultura) y, por último, la llamada Comisión de Control -o Comisión
de Censura-, que supo contar entre sus miembros con oficiales de las Fuerzas
Armadas. A su vez, la vigilancia de los espectáculos estaba a cargo de la
policía, sus ‘informantes y agentes de particular que trabajaban para el
Servicio de Inteligencia’”, según Gustavo Remedi en un estudio publicado en
1996 y citado en el trabajo.
También
se demuestra -además de la censura-, la existencia de multas para aquellas que
no cumplían con lo dispuesto por los militares. Dos murgas multadas por no
respetar la normativa en cuanto al contenido de las letras fueron “La Soberana ” y “La Celeste ”, según lo que
citan de la explicación que brinda Xosé de Enríquez, hoy jurado del rubro
letras en el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.
Murgas
como Los Patos Cabreros, Aguante la
Tacada (en 1974) se quejaron en sus actuaciones de la
censura. Otro ejemplo es que “en 1972, el libreto de la murga La Soberana fue censurado en
dos ocasiones: antes de empezar el Carnaval y durante el desarrollo del
concurso, ‘cuando la murga fue detenida y obligada a modificar los textos’”,
explica De Enríquez. Agrega que “su despedida estaba dedicada al ‘Chueco’
Maciel, y los censores obligaron a José Alanís a modificar la letra de la
retirada y a cambiar Chueco por hombre, eliminando toda referencia directa al
personaje”.
“Catusa”
Silva (director de Araca la Cana ),
citado en una investigación de De Enríquez, explica “a nosotros nos sacaron ‘La
cadena de las fuerzas conjuntas’” en 1973. Parte del cuplé en el que la murga
decía: ‘A partir de este momento la murga se integra a la cadena oficial del
Rey Momo. Fueron puestas a disposición de la Justicia las siguientes
personas…’, pero lo hacíamos igual en los tablados”, indicó el director de la
histórica murga.
* Artículo originalmente publicado en diario La República (25/02/2012)
1 comentario:
Amo la Historia y su ama de llaves, la Cronología: esta u
última me sitúa y me dice en qué tiempo real estoy.La Historia me dejá aquí,en este instante de hoy, pero lo de mañana y lo que puede pasar ¡no!, que si no deja de ser advocación de Clío, y se transforma en algo asi como Futurología,Ucronías,ensayo etc..
Quedé desde esta posición , en que se habla en varios lapsos de la nota de 1972...y en ese tiempo el Uruguay mantenìa su agredido sistema deomocrático.
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