viernes, 1 de febrero de 2013


Desmitificando 
a Míster Darcy 
(sin orgullo ni prejuicio)




Constanza Hola Chamy


Es alto y atractivo. Popular, buen bailarín y un poco bruto. No tiene pelos en la lengua y claramente no es el estereotipo gentil y caballero del príncipe azul que nuestras madres nos metieron en la cabeza.
Cumple con un requisito, eso sí: cuenta con una abultada billetera que lo transforma en el "macho proveedor" que cualquier mujer del siglo XIX esperaba. Cualquiera, menos Elizabeth Bennet, la protagonista de "Orgullo y prejuicio".
El final feliz de Orgullo y Prejuicio sólo fue posible tras una desafiante y políticamente incorrecta relación.

El 29 de enero se cumplieron  200 años de la primera publicación de la novela más popular de Jane Austen.
Y Míster Darcy, su personaje principal, pareciera haberse convertido en el amante deseado de cualquier mujer que ha leído una de las 20 millones de copias publicadas en todo el mundo desde el 28 de enero de 1813.


El antihéroe ideal
  Llevo media hora discutiendo con mis colegas sobre por qué Míster Darcy parece hoy seguir siendo el hombre-no-ideal favorito de muchas mujeres, incluida la que escribe.
"Mi hombre ideal es bien parecido a Míster Darcy", contesta mi vecina de escritorio. "Al final es un caballero, un buen proveedor", agrega otro de los oyentes. "No hay estereotipos. Darcy es el hombre ideal de Elizabeth, no tiene por qué serlo del resto", afirma tajante un representante masculino que se niega a creer en el fenómeno Darcy.
Colin Firth, el Darcy más famoso, en la serie de la BBC realizada en 1995.
No hay consenso sobre la existencia del hombre ideal. Pero de existir, se parecería a Míster Darcy.
¿Qué tiene este hombre clasista y pedante, acostumbrado a sacar en cara su superioridad económica, que rechaza bailar con aquellas que no son "lo suficientemente bonitas" y que desafía constantemente la paciencia y el intelecto de quien supuestamente ama, que lo hace tan adorable? ¿Nos gustan los malos? ¿Los toscos? ¿Los discapacitados emocionales?


Yo, Darcy
  Austen describe a Darcy como "fino y alto, buenmozo, de noble semblante" que se muestra orgulloso y desafiante con la protagonista, Elizabeth Bennet.
No muy aficionado a las palabras bonitas, y torpe en el arte de la socialización, Darcy no tiene ningún interés en ser amable si no le nace. "Ciertamente no poseo el talento de conversar fácilmente con aquellos que no he visto nunca antes en la vida", declara el mismísimo Darcy.
Daphne Slater y Peter Cushing en 1952.
"Darcy es descrito como 'alto y apuesto', pero también es estirado, agrandado, arribista, esnob y con poco tacto. Tiene un tremendo arrastre porque es rico, posee una mansión y tiene ingresos por más de 10.000 al año, es decir, hoy sería un multimillonario, no necesita trabajarle un peso a nadie", le comenta a BBC Mundo Johanna Trollope, escritora británica actualmente dedicada a reescribir "Sensatez y sentimientos" , otra de las novelas de Austen, la cual estará ambientada en 2012.
Pero sigue gustando. Sólo en 2012 se vendieron 190.000 copias en papel, entre Estados Unidos y Reino Unido, según cifras de Nielsen BookScan (empresa que recopila estadísticas de ventas de libros alrededor del mundo).
Orgullo valorado, prejuicio positivo
"Las mujeres se sienten más atraídas por hombres taciturnos o fanfarrones que por aquellos que parecen más felices", aseguró un estudio de la University of British Columbia (UBC) publicado en 2011 por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).
David Rintoul en su versión de Fitzwilliam Darcy, 1980.
A su favor hay que decir que se reivindica. Es cierto. Y a través de las casi 500 páginas de la novela, Darcy termina por mostrar su lado amable, humano, capaz de sacrificarse por Elizabeth como por nadie en la vida. Nula inteligencia emocional para algunos, honestidad brutal –y adorable– para otros.
"Es el que sabemos que nos va a cuidar, independiente de lo que hagamos. No es alguien con el que se pueda jugar o manipular, pero por otro lado podemos confiar en él, porque no nos pondrá en peligro. Es completamente honesto", le explica a BBC Mundo la psicóloga Jane McCartney.


No es un galán. Lo de Darcy es un tira y afloja, un coqueteo parte sexual, parte intelectual muy bien retratado por Austen.
"Es la vieja entrega de una historia de amor. La clásica situación romántica. No tiene nada de nuevo el juego sexual de discutir y competir con quien te quieres acostar. La diferencia es que acá ella es claramente más inteligente que él", asegura Trollope.
Según la escritora, el cine y la televisión han ayudado a barnizar de romanticismo la figura del Darcy original de Austen.
Sin embargo, las múltiples versiones en la pantalla, desde la televisión inglesa hasta Bollywood -la industria cinematográfica india-, con una gama de Darcys que incluyen a Laurence Olivier y Colin Firth, han aportado a popularizar y masificar al personaje al borde de convertirlo en un ícono pop.

De multimillonario a rockstar
   Parte del poder seductivo de Darcy en el siglo XVIII era su riqueza. "En la época de Elizabeth, casarse bien era la única posibilidad de tener una carrera y ser aceptada socialmente. No era una cosa de riqueza o pobreza, era una cosa de riqueza o destitución", explica Trollope.
En otras palabras, Darcy era para Elizabeth su pasaporte a la aceptación social.
Antes del abucheo feminista o la pérdida del 50% de las lectoras de este artículo, permítanme aclarar: Elizabeth sí fue una mujer exitosa y visionaria para su época.
La 1ª edición de "Orgullo y prejuicio"
Su gracia, según Tropolle, fue precisamente poder casarse con quien eligió y de quien estaba enamorada. Toda una novedad en la sociedad inglesa del siglo XIX.


Eso, y haber logrado conquistarlo. "Lo que llama tanto la atención de un Míster Darcy es que, pudiendo estar con la que quiera, nos elija a nosotras", le dice McCartney a BBC Mundo.
En 200 años las cosas han cambiado un poco. Las mujeres no sólo estudian carreras universitarias, sino que también pueden votar, dirigir sus vidas y, por qué no, convertirse ellas mismas en líderes sociales, políticos o culturales.
La riqueza del antiguo Darcy podría extrapolarse a lo que ahora sería el éxito o la fama. "Darcy sería hoy algo así como un rockstar", afirma Trollope.
"El dinero, o el éxito hoy en día, es parte del paquete", explica McCartney.
Lo que parece permanecer a través de los años es su rol proveedor. "Darcy es un buen proveedor, no sólo desde el punto de vista financiero, sino también sexual", agrega.
¿Macho alfa o disléxico emocional? La discusión puede durar horas. Lo innegable, eso sí, es que es uno de los personajes más reconocidos y atemporales de la literatura universal.


Extraído de: http://www.bbc.co.uk

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