ANDREA MANTEGNA, MAESTRO
DEL ESCORZO Y LA PERSPECTIVA
Andrea Mantegna nació en
la Isla de Carturo, actual Italia, en 1431 y murió en Mantua el 13 de setiembre
de 1506. El pintor Francesco Squarcione lo tomó a su cargo en calidad de hijo
adoptivo y lo introdujo en el arte de la pintura. Pero cuando contaba
diecisiete años, Mantegna, que no quería seguir trabajando para su mentor, le
obligó por vía legal a concederle la independencia.
El joven pintor ya tenía
entonces una personalidad claramente definida, como lo demuestran algunas de
sus primeras obras, entre ellas el Retablo de san Zeno (Verona) y
la Oración en el huerto. En el Retablo de san Zeno, los
tres elementos plásticos fundamentales (dibujo, luz y color) están
perfectamente definidos, como es habitual en toda la obra de Mantegna; además,
los colores son vivos e intensos, destinados a precisar con fuerza el volumen
de las figuras.
Aún más famosa es
la Oración en el huerto, sobre todo por el escorzo de la figura
situada en primer término (Mantegna ha pasado a la historia del arte, en gran
parte, por sus magistrales escorzos), y también por el magnífico empleo de la
perspectiva, insuperable en aquella época. Otra de las características de su
estilo, la ubicación de las escenas en el marco de arquitecturas antiguas,
alcanza un elevado nivel de perfección en el San Sebastián del
Louvre.
En 1480 fue nombrado
pintor de la corte de los Gonzaga y se estableció en Mantua, de donde sólo
saldría para pasar un breve período en Toscana y otro algo más largo en Roma.
Su mejor obra de esta época, y la que le ha dado mayor celebridad, es la
decoración al fresco de la Cámara de los Esposos del palacio ducal; en ella
pintó retratos contemporáneos y bustos históricos, pero lo más meritorio son
las arquitecturas ilusionistas, en particular en el techo, que amplían
visualmente el espacio disponible.
Con ello, Mantegna
recuperó una costumbre de la Antigüedad y la legó a la posteridad, ya que este
recurso decorativo fue después muy imitado. Para los Gonzaga hizo también una
serie de nueve lienzos sobre el Triunfo de César, que rivalizan en perfección
con los tapices de Rafael. Realizó muchas otras obras de distintos géneros, que
le dieron una fama y proyección extraordinarias.
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