Un revolucionario
Enero 2010 (*) |
El 4 de octubre pasado
dejó de existir don Bonifacio Fernández. El hecho pasó desapercibido aunque
merece ser rescatado por tratarse del último combatiente del Combate de Paso
Morlán, contra la dictadura de Gabriel Terra, en 1935.
Aldo Roque Difilippo
El 28 de enero de 1935 un grupo de
revolucionarios enfrentó a las tropas de
la dictadura de Gabriel Terra en el Paso Morlán (Colonia). De esa acción armada
participaron varios sorianenses. El
único hecho de armas protagonizado en el oeste de nuestro país. Participaron de
él un grupo de ciudadanos de Soriano, Colonia, San José, Montevideo, entre
otros lugares, provenientes del Movimiento Blanco Radical, batllistas, o sin una filiación política definida,
pero envalentonados en su rechazo al
gobierno de facto encabezado por el Dr. Gabriel Terra.
Entre ellos estaba
Bonifacio Fernández, quien recientemente, el
4 de octubre pasado dejó de existir a los 97 años. El último
revolucionario que quedaba de esa gesta.
De a caballo
Enero 2010 (*) |
Bonifacio Fernández en
1935 tenía 19 años. En 2010 la
Intendencia de Colonia y la Junta Departamental
de Soriano rindieron homenaje a los
revolucionarios de 1935, en el mismo lugar de los hechos. Allí se erigió
una pirámide recordando el punto exacto donde ocurrió el combate. Un acto en el
que participó don Bonifacio Fernández, por ese entonces el único sobreviviente
de aquel hecho.
En esa oportunidad lo
entrevistamos. Don Bonifacio rememoró aquellos
acontecimientos en un relato escueto y pausado. “Salimos con tres hermanos
míos y otro compañero de Carmelo, a
caballo” comenzó diciendo. “Éramos muchachos todos. Dijimos vamos, y vamos”.
Cuando llegaron “ya se estaba armando la gente” y se desató el tiroteo. “Vi al
finau Saavedra” que se había subido a un
árbol. “Me decía de acá se ve bien” el
movimiento de las tropas del gobierno. “No te subas hermano, le grité, y justo
lo limpiaron. ¡Pobre Saavedra!”. Don
Bonifacio no recordaba cuánta gente se
había reunido. “Se que vinimos y nos fuimos como pudimos. No era poco.
Nosotros nos marchamos en seguida”.
La investigación
Para ilustrar la situación
conviene repasar algunos pasajes del libro de Roberto Sari Torres (“Combate
Un grupo de revolucionarios que participaron en el encuentro, reunidos sobre el campo de la acción |
de Paso Morlán, urdimbre histórica de la épica gesta”, 2010) donde recoge su investigación realizada durante muchos años en torno a la participación de los sorianenses en este hecho. En el Roberto Sari Torres realiza una minuciosa investigación recogiendo documentos y anécdotas, completando la lista de guerrilleros sorianenses que participaron del combate.
Una de las ametralladora pesada utilizada por las fuerzas gubernistas. |
“La República debe al
episodio y a sus victoriosos actores la recuperación de una profunda fuerza
moral destruida, al parecer, por la inversión de valores a que la condena el
aparente triunfo de corrientes exitistas. El encuentro del Paso Morlán demuestra
que en el fondo de la conciencia pública alienta la austeridad incontaminada
del culto al deber por el deber mismo, exaltado en la figura de esos tres
jóvenes ciudadanos –Magariños Solsona, Saavedra y Sosa- que entregan la ofrenda
de su vida al ideal superior de una patria mejor y más justa” (diario El Día,
de Montevideo, enero 1937).
Informe de la batalla
Antonio Paseyro,
perteneciente al Movimiento Blanco Radical, quien encabezó el movimiento
revolucionario contra la dictadura de Terra
describió en un informe: “A la hora una del día 28 dispuse el traslado
del armamento en mi poder a la chacra del compañero Eleodoro Saavedra en el
ejido de esta ciudad (de Dolores) y ordené la concentración de parte de los
compañeros avisados. Distribuido el armamento y dispuestos cuatro automóviles y
un camión para la marcha, ésta se inició antes de la hora tres. (...) En total
eran veintiocho soldados ciudadanos portando veinticinco fusiles de largo
alcance y más de cuatro mil tiros".
El número de ciudadanos que se plegaron al levantamiento, hizo que las
armas no alcanzaran para todos, sumado a la precariedad de las mismas.
"En Cañada Nieto
ocupamos la comisaría local –continúa Paseyro- desarmamos en el camino a dos
policianos a los que dejamos en libertad. Requisamos también tres automóviles
en esta localidad y dos más en Palo Solo".
Rechazando como calumniosas “y viles las acusaciones de que nuestra
partida procedió abusivamente al decomiso de mercaderías y elementos que no
fueran indispensables para nuestro mejor desempeño en las circunstancias en que
nos encontrábamos. Paso enseguida pues, a transcribir copia de la lista
completa de artículos, vituallas y elementos requisados cuyo original
debidamente conformado, no alcanza a doscientos pesos. (…) Después de varias
horas de marcha se nos incorporó el contingente de Mercedes. (...) En Paso
Méndez recibimos chasque informándosenos de la nueva que el Comandante Alonso
estaba en Paso Morlán. Por indicación suya fruto de su perspicacia y sus
condiciones de guerrillero experto, no ocupamos el Paso mismo sino que se
acampó a unos 400 metros .
(...) Puede asegurarse que a esta acertada disposición se debió el auspicioso
resultado del combate que pocos minutos después se entabló con la fuerte
columna gubernista. (…) La guardia nuestra que sostuvo el primer choque y
contuvo en su primer empuje al contingente gubernista fue una reducida fuerza
de seis hombres al mando del oficial Quintana, de la gente de Alonso. Las
fuerzas gubernistas atacantes se componían de una compañía del once de
infantería al mando del Capitán Díaz Armesto, reforzada por treinta hombres de
la policía de Rosario, varios voluntarios y dos cadetes de la Escuela militar
incorporados: en total ciento cuatro hombres perfectamente armados con tres
ametralladoras, además. (...) A los veinte minutos de iniciada la pelea, cae
herido de consideración nuestro jefe Ovidio Alonso. Retirado de la línea,
siguió mandando la guerrilla el compañero Arturo González Viera, a quien
también le es atravesado el brazo por un proyectil de metralla. (...) Como a la
hora y media del terrible fuego la formación
gubernista empieza a dislocarse iniciando cautelosa retirada. Hubo momentos sin
embargo, antes de notarse su aflojamiento, que los infantes llegaron a
aproximarse hasta setenta metros de nuestra línea. Pronto observamos que el
repliegue de la línea enemiga es general concentrándose a unos mil doscientos
metros, donde están apostados en camiones. Fue entonces que con González Viera
y una docena de compañeros bien municionados resolvimos intensificar el fuego
en un amago de ataque lateral a lo que contestó ahora el enemigo con fusilería
y la ametralladora pesada con que contaba hasta entonces sin utilizar. A esta
altura, los componentes de la columna gubernista se apresuraron a ocupar sus
camiones saliendo los cuatro primeros en dirección a Rosario y luego, parando
de golpe el fuego de la ametralladora, se retiró el último en forma
visiblemente precipitada. El enemigo dejó sus muertos en el campo de la pelea y
abandonados por desaparecidos como consta en el parte que elevó a la
superioridad, cuatro soldados del once de infantería que quedaron cortados en
los montes del Morlán. Del contingente a nuestras órdenes resultaron muertos
los compañeros Raúl Magariños Solsona, delegado de ese Comité, y Alberto
Saavedra. Heridos Eleodoro Saavedra y Juan José Sosa a quien un proyectil rozó
en la columna vertebral. De la gente de Alonso resultaron heridos éste y N.
Sosa, falleciendo el último en el Hospital de Rosario donde fue conducido por
mi orden. (...) De la gente de Mercedes fueron heridos Arturo González Viera y
Doroteo Maneiro. A este último le fue amputado un brazo después. El enemigo
tuvo las siguientes bajas: tres muertos, dieciocho heridos y cuatro
desaparecidos. Dos de sus heridos hospitalizados, fallecieron después. Sólo la
resolución y el valor moral del soldado ciudadano pudo realizar el milagro de
contener y doblar a una fuerza casi cuatro veces superior en número y dotada de
excelente armamento y ametralladoras, al mando además, de oficiales de
escuela".
Enero 2010 (*) |
Rescate
La investigación realizada
por Roberto Sari Torres, además de rescatar el nombre de los combatientes
sorianenses, rearma las circunstancias y las alternativas del combate, que en
muchos casos forma parte de los relatos orales que han pasado de generación en
generación de las familias, tanto de Colonia como de Soriano, que cuentan con
orgullo que un abuelo o un tío estuvo en dicho combate.
El pasado 4 de octubre, a
los 97 años murió el Dolores el último de los combatientes de esta gesta; don
Bonifacio Fernández.
(*) Las fotos corresponden al homenaje de la Intendencia de Colonia
y la Junta Departamental
de Soriano a los combatientes de Paso Morlán (gentileza de Rúben Cabrera,
Periódico Centenario).
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