A 162 AÑOS DE LA
MUERTE DE WILLIAM TURNER
William Turner nació en Londres el 23 de diciembre de
1775 y murió el 19 de diciembre de 1851. Fue un artista precoz, admitido ya a
los catorce años como alumno en la Royal Academy, de la que fue nombrado
miembro asociado en 1799, a los veinticuatro años, y de la que fue también, más
tarde, profesor y vicepresidente. Su prematura inclinación hacia la pintura se
concretó desde el primer momento en una vocación de paisajista, hasta el punto
de que fue el paisaje el único tema que cultivó, y del cual llegó a ser un
maestro indiscutible.
A partir de 1792 adoptó la costumbre de realizar apuntes
de paisajes y vistas para venderlos a grabadores o convertirlos luego en óleos
o acuarelas. Esta línea de actuación, mantenida a lo largo de toda su vida,
está en el origen de la gran cantidad de dibujos que dejó a su muerte, amén de
los que se incluyeron en obras como Puertos de Inglaterra o Vistas
pintorescas de las costas meridionales de Inglaterra.
Aunque su obra fue muy discutida, contó con adm
iradores y
mecenas incondicionales, como el tercer conde de Egremont y Ruskin. Gozó, por
ello, de un gran desahogo económico, que le permitió realizar constantes viajes
por diversos países (Francia, Suiza, Italia), de los que constituyen un
recuerdo memorable, por ejemplo, sus series de vistas de Venecia.
Desde sus inicios, sus paisajes son plenamente románticos
por el dramatismo de los temas tratados y manifiestan un interés particular por
el espacio atmosférico y los efectos luminosos. Estos dos rasgos, los más
característicos de su peculiar estilo, se mantuvieron hasta el final de su
carrera, aunque en composiciones cada vez más esquemáticas y abstractas en las
que el color adquirió un protagonismo absoluto. En sus últimos años vivió una
existencia solitaria, con frecuentación casi exclusiva de su amante, Sophia
Booth.
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