A 538 AÑOS DE LA MUERTE DE
PAOLO UCELLO
Paolo
di Dono nació en Pratovecchio, actual Italia, en 1397 y murió en Florencia el 10 de diciembre
de 1475. La primera noticia documental que se tiene de Paolo Uccello es de 1412
y lo sitúa en el taller de Ghiberti, donde debió de formarse, aunque no consta
que fuera escultor.
En
1425 estaba en Venecia trabajando en unos mosaicos para San Marcos, que no se
conocen. En 1432, de nuevo en Florencia, Paolo Uccello realizó el luneto de la
Creación en el Claustro Verde de Santa Maria Novella, una obra llena de
expresividad pero todavía algo tosca.
Su
primera obra maestra corresponde al año 1436: el enorme fresco para la catedral
de Florencia en el que representó al condotiero Giovanni Acuto; la figura del
condotiero a caballo es poderosa y está bien definida, pero lo que da la medida
de su genio es el escorzo del cofre situado sobre una ménsula. En este escorzo
se advierte ya la fascinación que sentía Uccello por la perspectiva, que es de
hecho el rasgo esencial de su obra pictórica, lo que da a sus realizaciones una
singular originalidad e incluso algunas notas de excentricidad por los extremos
a los que llevó los efectos de profundidad. Vasari lo presenta como un fanático
de la perspectiva, a la que consideraba su «amante más dulce».
La
obra que plasma con mayor elocuencia esta atracción por la perspectiva, y
también la más admirada de Uccello, son las tres tablas de La batalla
de San Romano (un enfrentamiento armado entre Florencia y Siena), donde
las armas rotas, los cadáveres y las patas de los caballos aparecen situados en
un escenario enmarañado y complejo.
También
en la Caza nocturna los caballos y los perros parecen alejarse
hacia el interior del cuadro, mientras que en San Jorge y el dragón la
perspectiva da la impresión de estar sometida a efectos de decorativismo.
A
Uccello se le atribuyen también numerosas obras al fresco en diversas ciudades
italianas; las mejor documentadas de todas ellas son las escenas del Antiguo
Testamento para el Claustro Verde de Santa Maria Novella (Florencia), en la
actualidad muy deterioradas. Según Vasari, su amor a los animales, en
particular a los pájaros, le valió el sobrenombre con el que se le conoce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario