GIAN LORENZO BERNINI,
GENIO DEL BARROCO ITALIANO
Gian Lorenzo Bernini
nació en Nápoles el 7 de diciembre de
1598 y murió en Roma el 28 de noviembre de 1680. Escultor, arquitecto y pintor,
Bernini es el gran genio del barroco italiano, el heredero de la fuerza
escultórica de Miguel Ángel y principal modelo del Barroco arquitectónico en
Europa.
Aprendió los rudimentos
de la escultura en el taller de su padre, Pietro (1562-1629), un escultor
manierista de cierto relieve. Fue también su padre quien lo puso en contacto
con algunos de los mecenas más importantes de su tiempo, lo que le permitió
manifestar su talento de una forma bastante precoz. En sus obras más tempranas
(Eneas,Anquises y Ascanio, El rapto de Proserpina)
resultan ya evidentes la ruptura con el manierismo tardío y una concepción
radicalmente distinta de la escultura; el intenso dramatismo, la grandiosidad y
la búsqueda de efectos escenográficos están ya presentes en estas primeras
creaciones.
En 1629, Bernini fue
nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro por el papa Urbano VIII. Desde
entonces hasta su muerte trabajó ininterrumpidamente para los sumos pontífices,
salvo un cierto paréntesis durante el pontificado de Inocencio X, quien
prefirió a otros artistas y le encargó pocas obras. De sus realizaciones para
San Pedro destacan el gran baldaquino sobre el altar mayor y el grupo
escultórico de los Padres de la Iglesia que, observado a través de las columnas
del baldaquino, ofrece efectos de una gran fuerza teatral, tal como pretendía
el artífice.
Su mejor aportación a la
basílica de San Pedro fue, sin embargo, la columnata que rodea la plaza, justo
delante del templo, que le ha valido elogios continuos por su armonía y sus
efectos escenográficos. Esta columnata representó una gran novedad, no sólo por
sus dimensiones, sino sobre todo por su disposición elíptica, una forma muy
cara a los arquitectos barrocos, inclinados a conferir a todas sus obras
efectos de movimiento. Las monumentales estatuas que la rematan en su parte superior
dotan al conjunto de un aire todavía más majestuoso y solemne si cabe.
Aunque en menor medida,
Bernini trabajó también para mecenas privados, y fruto de esa colaboración es
la obra quizá más representativa de su estilo escultórico, el Éxtasis
de santa Teresa. Resulta difícil concebir una mayor intensidad dramática y
una mayor fuerza dinámica en una realización de pequeñas dimensiones ejecutada
mediante un tratamiento exquisito del mármol. Por su condición de elemento para
la decoración de una capilla y sus magníficos efectos de claroscuro, se
considera esta obra como un compendio magistral de las tres artes mayores,
arquitectura, escultura y pintura, y por ello ha quedado como modelo
incomparable de la escultura barroca.
De sus realizaciones como
arquitecto, la más valorada, además de la columnata de San Pedro, es la pequeña
iglesia de San Andrea al Quirinale, en la que arquitectura y escultura se unen
en una búsqueda de efectismo destinada a crear un ambiente adecuado para
suscitar la fe y los sentimientos religiosos. El palacio Chigi-Odescalchi, que
ejerció una influencia decisiva en toda Europa, es uno de sus edificios civiles
más conseguidos.
Con sus hermosos
edificios barrocos, Bernini coadyuvó como nadie en la renovación urbanística de
Roma, a la cual aporto así mismo multitud de estatuas y algunas fuentes
monumentales que todavía contribuyen en la actualidad a la belleza de la urbe.
La que le encargó Inocencio X para decorar la piazza Navona, llamada Fuente
de los cuatro ríos, es la más espectacular de estas realizaciones. Pintor
por afición, sus obras se conservan hoy en los museos más reputados por su gran
calidad, lo mismo que sus dibujos, que figuran en las mejores colecciones del
mundo.
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