Juan
José Morosoli
El hombre y su medio
Aldo
Roque Difilippo
Hace 56
años, el 29 de diciembre de 1957 Juan
José Morosoli, el primer espectador del hombre de a pie. Uno de los escritores
nacionales más representativos de la literatura nacional, y a su vez, un autor
poco recordado, por no decir olvidado.
Juan
José Morosoli había nacido en Minas el 19 de enero de 1899, y en esa ciudad
muere a los 57 años, tras consolidar una obra que plasmó, la sencillez del
hombre de nuestro campo.
Ocho libros constituyen su obra. Se había
iniciado con "Balbuceos" (1925), y "Los juegos"
(1928)-poemas-, por lo que cuando en 1932 aparece "Hombres", Morosoli
ya era conocido como poeta, periodista y autor teatral.
Sintetizó al hombre y su medio
"...Se necesita andar con el hombre que
uno pinta. Andar con él y por el paisaje y por dentro de su drama o su alegría
y este andar por dentro sólo se logra con fraternidad total", expresó Juan
José Morosoli, explicando sus premisas literarias.
"La primera imagen que surge en la
memoria, cuando se recuerda la narrativa de Morosoli, es la de un mundo de
seres que, inicialmente, podrían ser definidos con el nombre de un oficio: en
las páginas del minuano pululan monteadores, garceros, chacareros, albañiles,
soldador, lavanderas, artistas de circo, rezadoras, seres elementales, que
viven embebidos en la naturaleza y sometidos dócilmente a las leyes misteriosas
que la rigen. -Expresa Arturo S.Visca en "Nueva Antología del cuento
uruguayo" (Edic.de la
Banda Oriental , 1976)- Pero en todos ellos hay una chispa de
vida espiritual, de honda y aunténtica vida
interior que los redime y los
coloca por sobre ese sometimiento. La naturaleza puede estrujarlos a veces casi
bárbaramente; ellos mismos dejan, en ocasiones, que la vida los gasta como el
roce gasta una moneda, pero en todos hay como un oído interior que escucha
recónditas voces que vienen de lo hondo de si mismos y es a modo de una dulce
luz acariciante. La naturaleza es un y no el factor determinante en la
conformación de los personajes morosolianos".
Morosoli situado "entre los más notables
narradores sudamericanos de nuestros días", a decir de Paco Espínona
(Prólogo de "Hombres", 1942), sintetizó al hombre y su medio.
Personajes huraños, silenciosos. Hombres y mujeres convertidos en paradigmas de
una cultura humilde, con sus propias virtudes y defectos, con su particularísimo modo de sobrellevar las
adversidades.
El autor asume su rol con las características
del cronista "deseamos escribir para asir un tiempo que se nos fue en los
amigos que murieron, las costumbres que cambiaron, y que puede morir totalmente
para nosotros mismos si no cumplimos con el deseo de escribirlo", expresó
Morosoli en el prólogo de su novela "Muchachos" (1950). Expresión
reafirmada por Santiago Dossetti (1902-1981), "Mosoroli no fue, como suele
afirmarse con ligerza, un obrero del campo, baquiano tallado en oficios duros,
abras, tormentas y esterales. Ni las heladas ni las resolanas quemaron su nuca
en la melga, el tropeo o la monteada. Fue testigo - testigo sanguíneo y veraz-
pero no protagonista. (...) Supo ver. Puso el oído contra la tierra y la sintió
vivir caliente, documental".
Juan
José Morosoli, en un estilo profundo y
tierno a la vez, plasmó los devenires y
sentimientos de esa tierra. Personajes, peripecias y actidudes, de este suelo,
y como dice Domingo Luis Bordoli "uno puede releer a Morosoli, de una
manera impensable y gozosa, al dar vuelta la esquina verde de un arrabal, al
escuchar un pregón, al mirar un trozo de camino o el paso de las nubes".
Actitudes e inquietudes que estuvieron
presentes desde el cominenzo mismo de la creación del autor. Como le confesara
en una carta a Julio C. da Rosa: "se necesita andar con el hombre que uno
pinta. Andar con él por el paisaje y por dentro de su drama o su alegría y este
andar por dentro sólo se logra con fraternidad total".
No hay comentarios:
Publicar un comentario