Aseguran que Julio Cortazar murió de sida
que contrajo en una transfusión
POR
JUAN CARLOS ALGAÑARAZ
Así
lo afirma la escritora y periodista Cristina Peri Rossi, quien fuera su amiga y
con quien compartió una relación sentimental. En aquella época todavía no se
conocía la enfermedad. Y su esposa se habría contagiado.
“Julio
Cortázar no murió de cáncer ni de leucemia como se especuló, sino que falleció
de sida con la desgracia que le contagió la enfermedad a su querida esposa,
Carol Dunlop. Ella murió primero, dos años antes de Julio, porque aunque era
muchísimo más joven, le habían quitado un riñón”.
La
valiosa escritora y periodista Cristina Peri Rossi, dialogó con Clarín sobre el
gran escritor argentino, a quien conoció en 1973 y fueron amigos hasta su
fallecimiento y compartieron una relación sentimental.
“El
sida no se había identificado cuando Julio lo contrajo, era una enfermedad sin
nombre. Consistía en un retrovirus no identificado. Lo contrajo porque sufrió
una hemorragia estomacal en agosto de 1981 cuando vivía en el sur de Francia.
Lo hospitalizaron y le hicieron una transfusión de varios litros de sangre, que
después se supo, en medio de un gran escándalo, que estaba contaminada”.
“Tengo
una carta de Julio donde me dice “me he convertido en un vampiro de verdad
porque me han tenido que cambiar la sangre y la pobrecita Carol me tuvo que
llevar al hospital más cercano”, decía la carta.
“Años
después se supo que esa sangre, que venía de la Cruz Roja, estaba contaminada.
Se produjo un gran escándalo que terminó con la destitución del ministro de
Salud Pública. La sangre se compraba a emigrantes pobres. No se realizaban
pruebas, análisis, porque la enfermedad, el SIDA, eran desconocidos”.
¿Al
principio los allegados a Julio pensaron que podía padecer de cáncer?, preguntó
Clarín. “Es cierto, pero, ese diagnóstico no existió. Todo lo contrario”,
responde Cristina. “La verdad es que la enfermedad que padeció Julio no estaba
todavía diagnosticada, no tenía una denominación específica, se le llamaba
“pérdida de defensas inmunológicas”.
¿Se la describía de alguna manera?,
inquiere el periodista. “Se caracterizaba por un aumento desmesurado de los
glóbulos blancos, manchas en la piel, diarreas, cansancio, infecciones
oportunistas y culminaba con la muerte”, explica Cristina.
Cortázar
viajó a Barcelona en noviembre de 1983, y estaba muy preocupado por el avance
de la enfermedad. ”No tengo cáncer, me
lo dicen los médicos franceses y después nos ponemos a hablar de literatura”,
le confió Julio.
“Me
enseñó una placa negra en su lengua, el sarcoma de Kaposi. Padecía un virus que
desconcertaba a los médicos y no tenía tratamiento específico. Ningún médico
sabía, tampoco cómo se transmitía o cómo se contraía”.
Cristina
Peri Rossi estaba muy alarmada y le pidió a Julio que consultara con un
excelente médico y poeta barcelonés, Javier Lentini, muy amigo de la escritora
uruguaya. “Me merecía toda confianza. Fuimos a verlo Julio y yo con los
análisis. Lentini confirmó que por los análisis de sangre de Julio y otras
pruebas, descartaba la existencia de un cáncer. Atribuyó la enfermedad a un
raro virus sin identificar.
Lentini
fue con Cristina y Julio a consultar a otros dos hematólogos catalanes de mucho
prestigio que le realizaron una cantidad de pruebas. “El resultado fue que
tenía una infección no determinada
provocada por un retrovirus. Y que no había ningún tratamiento. Había tres
retrovirus identificados y este desconocido.
“¡No
me dan nada para tomar, ni una pastillita!”, le decía Cortázar, con
desesperación, a Cristina quien recuerda que un cuadro semejante había
provocado la muerte de su mujer, un año y medio antes. “La causa había sido una
rarísima enfermedad no identificada , un virus desconocido que le provocó la
pérdida de defensas inmunológicas y la aparición de infecciones oportunistas.
Para ella la enfermedad avanzó muy rápido porque le habían extirpado un riñón
en su juventud”.
Julio
Cortázar murió el 12 de febrero de 1984. Cristina no se consuela. “Sé que
tenemos que morirnos pero me rebela porque podría haberse evitado aunque no sé
cómo. Tiene muchos recuerdos recónditos que guarda con un inmenso cariño y los
quince “Poemas a Cris” dedicados que le
envió Julio por carta en 1977.
La
carta a Cristina Peri Rossi decía: “Bichito: sé que serás benévola con estos
poemas, cuyo único delito es haberlos escrito; pero a lo mejor no podía hacer
otra cosa, la que hubiera querido, y sin embargo te los debo, como te debo
tantas otras cosas. Sé que me las vas a perdonar y sé que las leerás con tu
media sonrisa llena de ternura y de comprensión, porque vos lees más allá de
las palabras, que es donde se encuentra el verdadero texto”.
Extraído
de: http://www.clarin.com/
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