sábado, 8 de febrero de 2014

POESÍA DE JAN SKÁCEL

El poeta del silencio

Antología poética y una reflexión sobre la tarea del traductor por Teresa Amy


Juan de Marsilio
JAN SKÁCEL (1922-1989) es uno de los mayores poetas checos del siglo XX. En este volumen, la uruguaya Teresa Amy, poeta y traductora, presenta una antología poética de Skácel, precedida por su reflexión sobre el proceso de traducir y seleccionar, cuando el checo fue, según su propio verso, huésped en casa de la traductora (que devolvió la visita: pasó un año en la patria del poeta, para acercarse a su cultura y su idioma, que no conocía cuando decidiera traducirlo, tras leer poemas suyos en francés). Ambos textos son de sumo interés, pues si se da por verdad que la patria de un poeta es su lengua, no es menos cierto que las buenas traducciones lo hacen ciudadano del lenguaje humano en general, y no sólo de su propio idioma.

EL HOMBRE.
Nació en Vnorovy, aldea de Moravia del Sur, región de viñedos en las laderas de los Cárpatos, por donde corre el río Morava. Hijo de un maestro, tras terminar el bachillerato en 1941 los nazis lo enviaron a trabajos forzados en Austria. Luego de la guerra cumpliría diversos trabajos, y conocería también la opresión bajo el régimen prosoviético, sobre todo a partir de 1969, tras las derrota de la "Primavera de Praga". Varios de sus textos de esa época circularon copias mecanografiadas. Recién a partir de 1981 pudieron de nuevo venderse sus libros en Checoslovaquia, aunque no sin restricciones.

En 1957 publicó su primer libro, Cuántas oportunidades tiene la rosa, apoyado por Oldrich Mikulásek, poeta y redactor de la revista Rovnost, de Brno, de quien llegaría ser amigo, y con cuya mujer, Bozena, se casaría su matrimonio. Falleció semanas antes de que su patria iniciase su redemocratización. Ante su tumba, el crítico Jirí Opelík dijo que Skácel "sin reproches y sin gestos cargó con lo que le había caído: la cruz de su país".

PROVINCIA Y TRASCENDENCIA.
Es la de Skácel una poesía tierna y nostálgica, que habla de entrevisiones trascendentes en ámbitos sencillos, como el campo, la casa, la taberna, queridos para este poeta desde su infancia en su pueblo natal, que nunca olvidó. Se notan en estos poemas influencias de Georg Trakl, y el lector de habla hispana hallará ciertas semejanzas, en el tono emotivo, con César Vallejo, así como también en el uso de palabras de propia invención, de las que la traductora puede dar una versión aproximativa o en un caso deja sin traducir, pues el efecto sugestivo del vocablo se logra igual (o mejor).

Skácel prefiere a veces callar, apostar a la palabra mínima, para que leude en el ánimo del lector. No en vano escribió, respondiendo a un cuestionario periodístico, que era su anhelo "saber callar de tan bella manera como las piedras".

El tema del retorno hogar y a la infancia, como símbolo del reencuentro con uno mismo y un cierto sentido de la vida es recurrente, que se concreta en detalles y gestos pequeños, humildes aunque no exentos de una emotiva solemnidad, como beber en el hogar con los familiares, tras larga ausencia, y recordar de pronto "dónde tenemos la sal en casa".

LLUVIA SOBRE LOS CAMPOS.
Es una poesía de la levedad: el lector deberá ser sutil, como lo es el poeta, que apuesta a oír, en el fondo de las cosas, como escribe en "Eso quiero oír". Una poesía en la que siempre se espera la aparición del ángel, o se lo vislumbra apenas, o se percibe en la amanecida vestigios de su presencia ("Verdece/ y es todo lo que quedó del ángel").

En la descripción del paisaje campesino abundan las animaciones: el hablante transita por un universo en que los objetos, la vegetación y los fenómenos naturales parecieran pensar y sentir, callando apenas segundos antes de revelar su mensaje, pero sin dejar de cargar el ambiente de sugerencias. Es una naturaleza en la que lo terrestre, lo acuático y lo aéreo, lejos de separarse, tienden a confundirse, en un rico proceso simbólico. Así, por ejemplo, puede escribir sobre "nubes frías como truchas escarchadas" y de una lluvia que no sólo es capaz de mojar al caminante, sino también al poema. Como escribe Zdenec Kozmin: "Cuando llueve en la poesía de Skácel, la fuerza regeneradora de la lluvia no consiste solamente en que es bueno para los campos, sino también en el poder universal de la lluvia para abarcar simultáneamente un gran paisaje y la intimidad de un lugar donde se siente bien nuestro corazón" .

Siendo leve, sabe también ser rotundo: "Como un clavo en la palma del salvador/ Nuestro corazón sabe de sangre/ Bebemos en la taberna Angustia/ en la comarca llamada Injusticia" ("Y vino para los de espíritu melancólico"). Angustia e injusticia políticas, pero más aún metafísicas. Mas la angustia no se vive como desesperada impotencia. El poeta propone con valentía, en "Penas", uno de los más hondos poemas del volumen, que "Logremos/ empuñar la angustia como un picaporte/ y entrar".

Su entereza teñida de humor le permitía dar a sus "penas personales" la medida exacta. En el reportaje mencionado, ante la pregunta sobre cuál sería el mayor desastre posible, respondió: "Si mañana por la mañana no saliera el sol".

TRADUCIR SIN TRAICIONAR.
"La máxima dificultad a la hora de traducir a Skácel radica en la previa labor interpretativa, complicada por la estructura semántica de su enunciado lírico, donde se cruzan diversos niveles de simbolismo, y donde a los arquetipos tradicionales se suman imágenes recurrentes, y no pocas veces herméticas, del universo propio del autor." Esta cita de Alejandro Hermida de Blas ilustra sobre la ardua tarea que abordó la traductora.

En sus "memorias de una traducción", Amy alterna explicaciones sobre cómo resolvió la versión de tal o cual poema -entre idiomas tan distintos como el castellano y el checo con sus siete declinaciones-, referencias bibliográficas sobre la teoría de la traducción y apuntes sobre lo vivido en el proceso. Una lectura apresurada puede hacer que el lector tome por digresiones innecesarias algunos de estos textos. Sin embargo, sirven para subrayar un concepto fundamental en el trabajo de Amy: traducir, y sobre todo traducir a un poeta, es un trabajo de sutil aproximación, en el que debe establecerse una sintonía anímica entre el traductor y el traducido. En este caso, con ayuda de hablantes de checo -entre ellos Alfredo Infanzón, co-traductor de la antología- Amy es una poeta que le ofrece al lector su visión del poeta traducido. Otro poeta -o la misma en diferente momento emotivo- daría un Jan Skácel diferente al que muestran estas páginas.

Como es costumbre, Maca elige para el libro un diseño sobrio y elegante, que se adecua con exactitud al tono del contenido.

UN HUÉSPED EN CASA, de Teresa Amy / LA MÁS LARGA DE LAS NOCHES, de Jan Skácel. Yaugurú, 2013. Montevideo, 152 págs.



(*) Extraído de: http://www.elpais.com.uy/

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