POESÍA DE JAN SKÁCEL
El poeta del silencio
Antología poética y una
reflexión sobre la tarea del traductor por Teresa Amy
Juan de Marsilio
JAN SKÁCEL (1922-1989) es
uno de los mayores poetas checos del siglo XX. En este volumen, la uruguaya
Teresa Amy, poeta y traductora, presenta una antología poética de Skácel,
precedida por su reflexión sobre el proceso de traducir y seleccionar, cuando
el checo fue, según su propio verso, huésped en casa de la traductora (que
devolvió la visita: pasó un año en la patria del poeta, para acercarse a su
cultura y su idioma, que no conocía cuando decidiera traducirlo, tras leer
poemas suyos en francés). Ambos textos son de sumo interés, pues si se da por
verdad que la patria de un poeta es su lengua, no es menos cierto que las
buenas traducciones lo hacen ciudadano del lenguaje humano en general, y no
sólo de su propio idioma.
EL HOMBRE.
Nació en Vnorovy, aldea de
Moravia del Sur, región de viñedos en las laderas de los Cárpatos, por donde
corre el río Morava. Hijo de un maestro, tras terminar el bachillerato en 1941
los nazis lo enviaron a trabajos forzados en Austria. Luego de la guerra
cumpliría diversos trabajos, y conocería también la opresión bajo el régimen
prosoviético, sobre todo a partir de 1969, tras las derrota de la
"Primavera de Praga". Varios de sus textos de esa época circularon
copias mecanografiadas. Recién a partir de 1981 pudieron de nuevo venderse sus
libros en Checoslovaquia, aunque no sin restricciones.
En 1957 publicó su primer
libro, Cuántas oportunidades tiene la rosa, apoyado por Oldrich Mikulásek,
poeta y redactor de la revista Rovnost, de Brno, de quien llegaría ser amigo, y
con cuya mujer, Bozena, se casaría su matrimonio. Falleció semanas antes de que
su patria iniciase su redemocratización. Ante su tumba, el crítico Jirí Opelík
dijo que Skácel "sin reproches y sin gestos cargó con lo que le había
caído: la cruz de su país".
PROVINCIA Y TRASCENDENCIA.
Es la de Skácel una poesía
tierna y nostálgica, que habla de entrevisiones trascendentes en ámbitos
sencillos, como el campo, la casa, la taberna, queridos para este poeta desde
su infancia en su pueblo natal, que nunca olvidó. Se notan en estos poemas
influencias de Georg Trakl, y el lector de habla hispana hallará ciertas
semejanzas, en el tono emotivo, con César Vallejo, así como también en el uso
de palabras de propia invención, de las que la traductora puede dar una versión
aproximativa o en un caso deja sin traducir, pues el efecto sugestivo del
vocablo se logra igual (o mejor).
Skácel prefiere a veces
callar, apostar a la palabra mínima, para que leude en el ánimo del lector. No
en vano escribió, respondiendo a un cuestionario periodístico, que era su
anhelo "saber callar de tan bella manera como las piedras".
El tema del retorno hogar
y a la infancia, como símbolo del reencuentro con uno mismo y un cierto sentido
de la vida es recurrente, que se concreta en detalles y gestos pequeños,
humildes aunque no exentos de una emotiva solemnidad, como beber en el hogar
con los familiares, tras larga ausencia, y recordar de pronto "dónde
tenemos la sal en casa".
LLUVIA SOBRE LOS CAMPOS.
Es una poesía de la
levedad: el lector deberá ser sutil, como lo es el poeta, que apuesta a oír, en
el fondo de las cosas, como escribe en "Eso quiero oír". Una poesía
en la que siempre se espera la aparición del ángel, o se lo vislumbra apenas, o
se percibe en la amanecida vestigios de su presencia ("Verdece/ y es todo
lo que quedó del ángel").
En la descripción del
paisaje campesino abundan las animaciones: el hablante transita por un universo
en que los objetos, la vegetación y los fenómenos naturales parecieran pensar y
sentir, callando apenas segundos antes de revelar su mensaje, pero sin dejar de
cargar el ambiente de sugerencias. Es una naturaleza en la que lo terrestre, lo
acuático y lo aéreo, lejos de separarse, tienden a confundirse, en un rico
proceso simbólico. Así, por ejemplo, puede escribir sobre "nubes frías
como truchas escarchadas" y de una lluvia que no sólo es capaz de mojar al
caminante, sino también al poema. Como escribe Zdenec Kozmin: "Cuando
llueve en la poesía de Skácel, la fuerza regeneradora de la lluvia no consiste
solamente en que es bueno para los campos, sino también en el poder universal
de la lluvia para abarcar simultáneamente un gran paisaje y la intimidad de un
lugar donde se siente bien nuestro corazón" .
Siendo leve, sabe también
ser rotundo: "Como un clavo en la palma del salvador/ Nuestro corazón sabe
de sangre/ Bebemos en la taberna Angustia/ en la comarca llamada
Injusticia" ("Y vino para los de espíritu melancólico").
Angustia e injusticia políticas, pero más aún metafísicas. Mas la angustia no
se vive como desesperada impotencia. El poeta propone con valentía, en
"Penas", uno de los más hondos poemas del volumen, que
"Logremos/ empuñar la angustia como un picaporte/ y entrar".
Su entereza teñida de
humor le permitía dar a sus "penas personales" la medida exacta. En
el reportaje mencionado, ante la pregunta sobre cuál sería el mayor desastre
posible, respondió: "Si mañana por la mañana no saliera el sol".
TRADUCIR SIN TRAICIONAR.
"La máxima dificultad
a la hora de traducir a Skácel radica en la previa labor interpretativa,
complicada por la estructura semántica de su enunciado lírico, donde se cruzan
diversos niveles de simbolismo, y donde a los arquetipos tradicionales se suman
imágenes recurrentes, y no pocas veces herméticas, del universo propio del
autor." Esta cita de Alejandro Hermida de Blas ilustra sobre la ardua
tarea que abordó la traductora.
En sus "memorias de
una traducción", Amy alterna explicaciones sobre cómo resolvió la versión
de tal o cual poema -entre idiomas tan distintos como el castellano y el checo
con sus siete declinaciones-, referencias bibliográficas sobre la teoría de la
traducción y apuntes sobre lo vivido en el proceso. Una lectura apresurada
puede hacer que el lector tome por digresiones innecesarias algunos de estos
textos. Sin embargo, sirven para subrayar un concepto fundamental en el trabajo
de Amy: traducir, y sobre todo traducir a un poeta, es un trabajo de sutil
aproximación, en el que debe establecerse una sintonía anímica entre el
traductor y el traducido. En este caso, con ayuda de hablantes de checo -entre
ellos Alfredo Infanzón, co-traductor de la antología- Amy es una poeta que le
ofrece al lector su visión del poeta traducido. Otro poeta -o la misma en
diferente momento emotivo- daría un Jan Skácel diferente al que muestran estas
páginas.
Como es costumbre, Maca
elige para el libro un diseño sobrio y elegante, que se adecua con exactitud al
tono del contenido.
UN HUÉSPED EN CASA, de
Teresa Amy / LA MÁS LARGA
DE LAS NOCHES, de Jan Skácel. Yaugurú, 2013. Montevideo, 152 págs.
(*) Extraído de:
http://www.elpais.com.uy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario