Al-Khansa, poetisa árabe
Al-Khansa
(gacela) coetánea de Mahoma en el siglo VII, vivió gran parte de su vida sumida
en el paganismo hasta que su tribu, los Muzar, se convirtieron al Islam.
Escribió sus versos en árabe, ayudada por su hija Amra. Los temas que aparecen
en su literatura son elegías a la muerte de su padre, de sus hermanos y el
luto. La vida en Arabia en el siglo VII se caracterizaba por las guerras
constantes entre las distintas tribus de la península, tanto sus hermanos como
su padre muerieron en estas guerras. Por si fuera poco de sus tres matrimonios
tuvo siete hijos, cuatro de ellos murieron en la batalla de Qadasiya, una de
las primeras batallas de la historia del Islam.
Su
antología poética se conserva gracias a que los erúditos islámicos las
utilizaban para estudiar el Corán:
“El
tiempo me ha roído, mordido y cortado.
El
tiempo me ha dañado, me ha herido,
y ha
destruido a mis hombres que han muerto juntos.
Esto
ha conseguido inquietarme.
No
había un puerto para el cruel
Que
al igual que el sol halla refugio para el pueblo.
Vimos
caballos galopar
y
levantando polvo.
Y a
los jinetes, con espadas brillantes, y grandes lanzas grises;
¿Aquel
que con sus lanzas destroza cuerpos se
convierte en blanco mortal de las espadas?
Derrotamos
a quienes pensaban
que
nunca serían derrotados.
Ndèye Coumba
Poeta
senegalesa que escribió “Filles du soleil” (Hijas del sol), un homenaje a las
mujeres en el que muestra su preocupación por la suerte de las mujeres del
Senegal y de toda África. Murió en septiembre del 2001.
Mi
corazón es ardiente, como abrasador mi sol.
Grande
también mi corazón, como África mi gran corazón.
Habitada
de un gran corazón, más no puedo amar…
Amar
a la tierra, amar a sus hijos.
Ser
mujer, más no poder crear;
Crear,
no sólo procrear.
Y,
mujer africana, luchar.
Todavía
luchar, para erguirse antes.
Luchar
para borrar la huella de la bota que aplasta.
Señor!…luchar
Contra
las prohibiciones, prejuicios, su peso.
Y,
sin embargo!…
Seguir
siendo Mujer africana, pero ganar la otra.
Crear,
no sólo procrear.
Asumir
su destino en el destino del mundo
Y
aquel que piensa que no se verá perjudicado
piensa
en lo imposible.
Evitamos
acciones deshonrosas y honramos a nuestros huéspedes.
Y
guardamos los elogios (de personas).
Llevamos
las armas en la guerra
Y la
seda, la lana y el algodón durante la paz . “
Safo de Lesbos (VI a.C.)
Poetisa
que nació en la isla de Lesbos. perteneciente a la aristocracia, sufrió un
tiempo de exilio en Silicia por un enfrentamiento familiar con el tirano Pítaco
de Mitilene.
Mujer
de gran belleza, tocaba la lira, con la que acompañaba sus composiciones poéticas.
Se casó con un rico comerciante y, al quedar viuda y libre de obligaciones,
fundó una escuela para mujeres jóvenes, donde daba clases de literatura,
música, danza… No está suficientemente probada la hipótesis sobre el amor que
sintió Safo por alguna de sus discípulas.
Platón
la consideraba “La décima musa”. Escribió miles de composiciones, llegándonos a
través del tiempo una pequeñísima parte, apenas se conservan unas 60. Tras su
muerte, se acuñaron monedas con su busto
y los atenienses le hicieron una estatua de bronce.
“Quisiera
estar muerta, y no miento;
ella
me abandonó entre sollozos
y
entre otras cosas me dijo:
“ay ,
qué terrible es lo que nos pasa,
Safo,
créeme que te dejo contra mi deseo”.
Y yo
le respondí: ve con bien
y
acuérdate de mi,
pues
sabes cómo te queríamos;
y si
tú no, yo en cambio sí
quiero
recordarte…
cuántos
bellos momentos disfrutamos;
pues
muchas coronas de violetas,
de
rosas y también de azafranes
…junto
a mí ceñiste,
y con
muchas guirnaldas de olor
hechas
de flores y trenzadas,
rodeaste
tu cuello delicado;
y de
abundante y cremoso ungüento
de
brento y real perfumabas
a
placer tu cabello;
y
sobre blandos lechos
junto
a suaves…
disipabas
el deseo…”
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