Subastan
la "Mona Lisa de las estampillas" por US$9,5 millones
Una estampilla magenta de un centavo de la Guayana
Británica -que data de 1856- fue subastada el martes en Nueva York por una
cifra récord de US$9,5 millones.
Con este precio, el sello impreso en negro sobre papel
magenta y de 2,5 cm por 3,2 cm, se convierte en la estampilla más cara jamás
subastada y en el objeto de mayor valor por su peso y tamaño, de acuerdo con la
casa de subastas Sotheby's.
"El sello postal fue vendido por aproximadamente
US$9,5 millones, lo que significa que ha establecido un nuevo récord mundial
para una estampilla", anunció David Redden, el subastador y director de
proyectos especiales de Sotheby's.
En solo dos minutos, informó Sotheby's, un
coleccionista anónimo adquirió telefónicamente la pieza cuyo precio inicial fue
de US$4,5 millones.
Estampilla
subasta
La estampilla
fue vendida en solo dos minutos a un coleccionista anónimo.
La estampilla es la única superviviente de una serie
especial reducida que fue impresa en la entonces colonia británica ubicada en
el norte de Sudamérica.
Su último dueño fue John E. du Pont, heredero de la
fortuna generada por la empresa de químicos DuPont y quien fue a prisión por
matar de varios disparos en 1984 a un luchador olímpico.
Tony Bray, un comerciante internacional de estampillas
con sede en el Reino Unido, explicó a la BBC por qué esta pieza en particular
es tan buscada por los coleccionistas.
"Es un asunto de escasez en este caso", dice.
"Hay sólo una estampilla en el mundo. Supuestamente había dos, pero
entendemos que aparentemente du Pont destruyó una, para asegurarse de que
quedara solo una en el mundo. Ha sido buscada por años y años y años; todo el
mundo quería obtenerla".
La pieza -que muchos califican como la "Mona Lisa
de las estampillas"- fue vendida por los albaceas de du Pont, quienes
destinarán buena parte del dinero a la Fundación para la Conservación de la
Fauna del Pacífico Euroasiático, una causa con la que du Pont simpatizaba.
A pesar de haber quedado por debajo de las previsiones,
que establecían su precio entre US$10 millones y 20 millones, esta pieza volvió
a batir el récord de precio pagado por un solo sello, como había conseguido
cada vez que había salido a la venta, la última en 1980 por US$935.000.
Aun así, su precio está muy por encima de los US$2,2
millones pagados en 1996 por el llamado "Treskilling Amarillo", un
sello sueco de 1855 que hasta hoy ostentaba el récord.
Nick Britton, editor de la revista What Investment,
dijo a la BBC que el hecho de que la estampilla no haya sido exhibida durante
un largo tiempo le confiere un valor especial.
"Nadie la ha visto, solo hay una. No hay muchas
estampillas en el mundo con un solo ejemplar y el conocimiento de esto te ubica
en un momento particular de la historia. Las estampillas tienen esa cualidad
que quizás no tienen otras inversiones", dice Britton.
Una
larga historia
El sello entró en circulación luego de que en 1856 se
retrasara el envío de un lote de sellos desde Londres y el jefe de correos
pidió a los impresores del diario Royal Gazette, en Georgetown, Guayana
Británica, producir tres sellos hasta que llegara el envío: uno magenta de un
centavo, uno magenta de cuatro centavos y uno azul de cuatro centavos.
La estampilla tiene la imagen de un buque de tres
mástiles y el lema en latín de la colonia que rezaba: "Damos y esperamos
de vuelta".
Su primer propietario fue un niño de 12 años que vivía
en Sudamérica y quien la añadió a su colección tras hallarla entre unos
documentos familiares en 1873.
Poco después la vendió a un coleccionista local, Neil
McKinnon, por unos pocos chelines.
McKinnon la conservó por cinco años antes de venderla a
un comerciante de Liverpool que reconoció la rareza de aquel sello postal. Pagó
120 libras y la vendió rápidamente por 150 libras al conde Philippe la
Renotiere von Ferrary, uno de los más grandes coleccionistas de estampillas del
mundo.
Tras su muerte en 1917, Ferrary -austríaco de habla
italiana y residente en París- había donado su colección al Museo Postal de
Berlín, pero las autoridades francesas la confiscaron como reparación tras la
Primera Guerra Mundial.
La colección fue subastada en diversas fases entre 1921
y 1926 y el sello fue comprado en 1922 por un magnate textil estadounidense,
Arthur Hind, quien pagó US$35.000, una cifra récord para este tipo de piezas.
En aquella puja, la oferta de Hind superó a la del rey
George V.
Después de pasar por otros propietarios, el millonario
estadounidense John E. du Pont, muerto en diciembre de 2010, pagó US$935.000
por el sello en una subasta en 1980, la última vez que este ejemplar único fue
puesto a la venta hasta este martes.
Extraído de : http://www.bbc.co.uk/
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