sábado, 9 de agosto de 2014

Amados Cofrades: varias lunas han pasado sobre los cielos desde que la última vez que tuve la osadía de dirigirme a vuesas mercedes.
Debo confesaros que mi ausencia no obedece a la deuda que los aprendices de Hum Bral mantienen con este humilde, pues la esperanza de recibir algunos de los muchos maravedíes que debí recibir por mis aportes esfumóse hace mucho tiempo.
No obstante tales avatares económicos, este noche quiero fablaros acerca de una condición humana muy particular. Como sabéis vosotros, a este Escriba no le agrada calificar las actitudes del hombre como “buenas” o “malas”, sino que prefiere tratarlas como parte del comportamiento natural que esta especie trae desde las cavernas.

Fablaré entonces de la vanidad, no sin antes advertiros que acepto la porción della que me corresponde pues no hacerlo significaría aumentar el porcentaje de necedad (que también me corresponde).

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