Neoclasicista
y competidor con los grandes de su época
Anton
Raphael Mengs nació en Ustinad, Bohemia, el 22 de marzo de 1728 y
murió en Roma, el 29 de junio de 1779. Pintor y teórico alemán
hijo del pintor y miniaturista Ismael Mengs, quien se ocupó de que
recibiera una esmerada formación artística, que se cerró con un
viaje a Roma en 1741.
A
partir de 1745 trabajó como pintor de la corte de Sajonia en Dresde,
pero su amor a los clásicos le llevó a efectuar un nuevo viaje a
Roma en 1748 y a establecerse definitivamente en la ciudad en 1752,
después de contraer matrimonio con una italiana.
Este
hecho resultó decisivo, pues le permitió conocer a un hombre con
quien le unió una estrecha amistad, Winckelmann, por entonces uno de
los principales promotores de la nueva corriente artística del
neoclasicismo, a la que Mengs se adhirió con fervor y de la cual se
convirtió, a su vez, en uno de los grandes propagadores, con sus
obras teóricas (Reflexiones sobre la belleza) y sobre todo
con su pintura.
En
1761 pintó, en el techo de la Villa Albani, en Roma, el fresco de El
Parnaso,
que se convirtió en una especie de manifiesto del neoclasicismo por
su evidente empleo de soluciones tomadas de los maestros del
Renacimiento, en particular de Rafael.
Ese mismo año fue llamado por Carlos III a Madrid, donde permaneció
de 1761 a 1771 y de 1774 a 1777, trabajando en la decoración de los
palacios reales de la capital y de Aranjuez.
Sus
frescos fríos, de colores desvaídos y desprovistos de emoción,
según el gusto de la época, triunfaron sobre los de Giovanni
Battista Tiepolo,
a quien Mengs consiguió arrinconar. En la actualidad, más que sus
obras históricas y alegóricas se valoran los retratos que realizó
para numerosas cortes europeas. Son célebres, en particular, los de
Carlos III y los de su amigo Winckelmann. Fue el pintor más famoso y
mejor considerado de su tiempo y ejerció en sus coetáneos una
influencia notable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario