Un buzón demasiado lejos
Este tipo es el gordito de
fierro que no sé cuántos años hace que mirando al Sur Oeste, está
de referente insignia en esa esquina de la Plaza Artigas, por
Asencio y 33. Por su boca "comesobre
s" caían las antiguas
cartas de los doloreños de aquel tiempo, que hoy nos llega como el
leve aroma de la brisa del noreste levantaba al pasar por los
macizos de jazmines que ornamentaban la entrada de la vieja granja
de carrera ("los jazmines"; perfumada cuna donde nació
Danubio) por esa boca -decía- hoy sólo traga el aire sin tiempo del
suroeste y ese otro aire que no se sabe dónde, pero seguro que
cuando llega al buzón lo hace con carga completa de viejas
nostalgias; melancólicas facetas de una Dolores que se fue tras
habernos criado como tal; de esquinas al campo y al río que en 1527
descubrió Antón de Grajeda y que los charrúa se conocían como en
Lacán Guazú de su épica existencia en el borde algarrobal del gran
monte ribereño. El buzón que ignoraba todo eso, ahora lo sabe, como
lo saben otros aquí y en Sydney, la urbe australiana donde nada es
raro, ni siquiera un buzón contando un cuento. Lo envié allí una
vez, sino más, a competir y a visitar enterados estrados imaginarios
en la bella metrópolis ribereña del gran Océano Pacífico. Hasta
lo distinguieron con un premio y varios años después me lo
regresaron de vuelta, integrando la antología de los estimados
escritores que conforman el "Grupo Palabras" en tal
luminosa urbe publicaron en 2013, en español y en inglés. O sea
que el fierro postal de la “plaza de abajo” es hoy el más audaz
y lejano viajero literario que desde este meridiano sansalvadoreño –
cual Apolo 11 de papel con letra 12- haya ido y venido de ese otro
lado del mundo, de donde nace el sol, a bordo de una antología; con
el imaginario y espíritu intacto como el que habita en su férrico
interior. En 2015 el doloreño José Cócaro -con muchos años en
Sydney- el grupo “Palabras” le confió el hacerme llegar llegar
la antología referida, a quien agradezco por su gente por su
gentileza y encomienda, y la distinción misma que hace el grupo
literario al buzón de la plaza Asencio y 33; todo un internacional
viajero entre los hemisferios occidental y oriental.
Por lo visto este buzón
está demasiado lejos de todo, pero no tanto de mi ni de los demás
coterráneos de esta bella Dolores. La prueba está en cuanto me
inspiró en 2004, del austero ornamento allí, su eterna geometría
de cilindro yo de cilindro cartero; y ahora también referente y
amigo de los escritores de Sydney.
Roberto Sari Torres
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