“Grimorio
del Búho”, nuevo
poemario
del argentino Guillermo Bawden
Por
Luis Benítez
La
pujante editorial Llanto de Mudo, de la Córdoba americana, publicó
este año el poemario titulado “Grimorio del Búho” (122 pp.,
ISBN 978-987-3778-44-5), del autor Guillermo L. Bawden.
Vigoroso
en símbolos, este nuevo poemario del autor cordobés se erige como
un tótem dotado de numerosas máscaras –aquellas que en diferentes
culturas, tiempos y lugares empleó el hombre para explicarse el
universo y su misma condición- unidas y atravesadas por el eje
central del conflicto desencadenado por la caída de esos símbolos
(y valores) a escala de lo contemporáneo. Bawden establece así un
arriesgado contrapunto entre lo mitológico que ya no es y la
necesidad –tan humana- de poseer una imagen del mundo aceptable
para el desengaño tan característico del hombre actual. Este nudo
gordiano aparentemente imposible de resolver, al menos en términos
de lo verosímil, es sorteado por el autor merced a juegos
polisémicos donde la oscilación constante entre creer y no creer
establece un vértigo desde donde, como ráfagas, resulta factible
entrever otros juegos, los de lo Real, siquiera momentáneamente,
aunque de modo contundente en las instancias más afortunada
s de
estas páginas.
“Grimorio del Búho”
no es una ventana abierta –la misma materia de la que trata lo hace
imposible- sino ligeramente entreabierta, desde donde espiar un
universo sospechosamente parecido a este donde vivimos, una
construcción alternativa que se acerca todo lo posible al modelo
original. Ello atempera el horror de la visión, al tiempo que da las
claves para su desciframiento.
Bawden
nació en la ciudad de Córdoba, Argentina, en 1977. Es escritor,
pintor y locutor radial; autor de los siguientes libros: Letra
Muerta
(Ed. Llantodemudo/Fan, 2012),
Cuando mueran los peces
(Ed. Textos de Cartón, 2012; Ed. Llantodemudo, 2013) y París
Journal
(Ed. Llantodemudo, 2013). Fue cofundador y editor de Le
Primitive Diplomatique (2001-2004)
y de Tinta
de negros Ediciones (2009-2011).
Colabora con la revista cordobesa Desterradxs.
Dirige la colección de poesía "Bonzo" para la editorial
Llanto de Mudo. Actualmente publica por entregas La
marea de bronce
en www.revistapalp.wordipress.com
ASI ESCRIBE
GUILLERMO BAWDEN
Ego
Video (fragmento)
La nube de desperdicios
vuela sobre el tercer planeta, el azul. Todo debe extinguirse.
Primero fueron los monstruos marinos, le siguieron los dinosaurios,
enormes barcos de carne y hueso flotando por el mundo que aún se
besaba en cada una de sus costas.
Después
fueron las aves gigantescas las que cayeron del cielo a pudrirse en
la tierra, enormes mamíferos colmaron el planeta. Más tarde, puntas
de hueso, lanzas arrojadizas con puntas de sílex, cazadores,
recolectores y posteriores agricultores. Luz de las estrellas, en
casi un día y una noche, pirámides y templos escalonados hacia el
cielo, nuestro primer desafío a los dioses cuando estos aún
habitaban en selvas, ríos y desiertos, antes de que marcharan al
cielo a cobijarse entre las estrellas y el polvo de la memoria de la
tribu de los bípedos.
La enfermedad llegó
demasiado pronto.
Tiranías
hidráulicas. Ejércitos ingentes que regaron de sangre llanuras y
montes. Sangre que manchó enormes muros de deliciosas ciudades cuya
bruma aún humedece nuestras camas por la noche.
Reyes,
emperadores, hombres capaces de conquistar el mundo. So-doma y
Gomorra nos enseñaron los placeres de la carne y el terrible temor
que lo divino siente por nuestras entrepiernas Porque dios teme y
aniquila los focos urbanos de la humanidad hecha carne. Faraones, Rey
de reyes, hombres maquillados como mujeres cubriendo al mundo de dos
centímetros de sangre. Caen Nínive y Babilonia, Menfis y Jerusalem.
Ur ya era una ruina para entonces.
(…)
Juliano
intenta recuperar las odaliscas y los días de Baco pero la ciudad
eterna se cubre de oscuridad. Nuevos señores se yerguen sobre el
miedo a la muerte. Las ruinas viven hoy entre los códigos de
preciosos edificios. Vagan hordas rubias en los fértiles campos del
vino, los hijos del martillo, los que beberán y comerán hasta
saciarse cuando mueran en combate, refinan su barbarie y abandonan el
banquete celestial para convertirse en piadosos y anchos caballeros.
En
el este, los Ángeles del desierto han escuchado a su profeta y se
levantan para recorrer el mundo. Algebras cimitarras y astrolabios,
sus ciudades de estrechas calles y grandes bazares resguardan a los
viejos verborrágicos del ágora. El odio entre monoteístas es mil
veces superior al odio entre los huérfanos de miles de dioses, sin
embargo se juntan en la dorada Hispalis, se traducen y se leen ávidos
de conseguir nuevas armas. Jerusalem se llena de sangre una vez más.
París reclama la bruma escarlata de Babilonia y la consigue, vemos
hacia atrás con amor goliardo.
Los
campos se llenan, la vida no se endurece porque no se puede endurecer
la roca. Sobre el Caribe la sangre se mezcla. Los cuchillos de jade
abren torsos espolvoreándolos con chocolate, mil especies de maíz
mantienen un imperio en las nubes.
Muerte de Plata,
diablos en las galerías de la gigantesca mina. Extraños sonidos en
la oscuridad.
En Albión encuentran
la salida a tan poco provechosa posición, el alma insular dominara
con aroma a mar y mercancía de humo.
La gran Bestia ha
nacido juntando en su cabeza todos los cuernos de las bestias que ya
han muerto.
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