sábado, 18 de septiembre de 2010

Marcos Velásquez se fue de gira

Ángel Juárez Masares



El pasado 6 de setiembre fallecía el cantautor uruguayo Marcos Velásquez.
Nacido el 3 de junio de 1939 en Montevideo, fue uno de los tantos artistas que pagaron con el exilio su lucha contra las dictaduras que asolaron Latinoamérica en los años 70.
De firmes convicciones políticas, supo compatibilizar su vasto conocimiento del canto nativo y el nexo antropológico con los pueblos originarios, con la denuncia permanente de los crímenes de la dictadura uruguaya.
Discípulo de Lauro Ayestarán, dedicó su vida al estudio e investigación sobre la génesis de la música y las expresiones culturales que se van trasmitiendo de una generación a otra.
Su carrera profesional comienza en 1964, tras obtener el Primer Premio en un Concurso organizado por el Canal de la Televisión Estatal. Un año después gana el Premio a la Mejor Canción en el Primer Festival de Folclore de Salto con su polca criolla “La Rastrojera”.
A partir de allí, su capacidad creadora se desborda con la autoría de más de un centenar de temas, muchos de los cuales han sido interpretados por artistas como José Carbajal, Santiago Chalar, Alfredo Zitarrosa, y “Los Olimareños”, sólo por citar algunos de los mayores referentes de la música popular uruguaya.
“Aquilino y su acordeón”, “Nuestro camino”, “El diccionario”, “Polca Infantil”, y “Compañero”, son obras que fueron pasando de cantor en cantor a través de los años, y sin duda lo seguirán haciendo.
Radicado en París, Velásquez realizó extensas giras por toda Europa y aún fuera de ella, brindando conferencias enriquecidas con su canto y su guitarra.
De regreso al país, se reencontró con sus amigos artistas y su público el 17 de junio de 1987 en una desbordada sala del Teatro “El Galpón”.
Marcos Velásquez deja además varios libros de poemas, “Guitarra y lanza”, “La Cuarta Patria”, y “Proa a la Aurora”, entre otros, y ensayos como “El Folclore como Ciencia” –escrito en Francés- la obra humorística “Tintoreto”, maestro “Filopomúsico”.
El Presidente de la República, José Mujica, y el Ministro de Cultura, Ricardo Ehrlich, entre otras autoridades nacionales, parlamentarios, artistas, y una multitud de ciudadanos, acompañaron los restos del cantor y poeta que fueron sepultados en el Panteón de AGADU en el Cementerio del Norte.
Como suele ocurrir cuando alguien deja un legado cultural como el de Marcos Velásquez, la muerte como destino final de las personas se relativiza, pues el hombre pervive a través de su obra.

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