sábado, 23 de octubre de 2010

Ante la muerte de un hombre bueno

Ángel Juárez Masares
José María Carbajal Pruzzo nació en Juan Lacaze el 8 de diciembre de 1943. Cursó la escuela primaria en la Escuela Industrial Don Bosco de Puerto Sauce y un año de la escuela secundaria en el liceo público. Abandonó los estudios para comenzar a trabajar de obrero en una fábrica textil. Más tarde completó sus estudios secundarios en el liceo nocturno, libre, organizado por él y otros obreros.
En el año 1967 llegó a Montevideo y empezó con sus primeras actuaciones en peñas folclóricas. Ese mismo año edita su primer fonograma, que pasa prácticamente desapercibido. Dos años más tarde, en 1969, graba su primer long play, titulado "Canto popular". Prologado por la poetisa Idea Vilariño, y con el apoyo instrumental de Yamandú Palacios y Roberto Cabrera, este disco tuvo un notable éxito en Uruguay y América Latina. En el mismo se incluyeron algunos de los temas más emblemáticos del artista, como "Chiquillada", "La sencillita" y "A mi gente".
En la década del ´70 alcanzó fama en toda América Latina a través del tema Chiquillada, que también fue interpretado por el cantante argentino Leonardo Favio. Entre 1970 y 1973 vivió en Buenos Aires, y posteriormente pasó por países como México, Francia y España. Allí es expulsado por el franquismo y posteriormente se establece definitivamente en Holanda.
El Sabalero volvió a Uruguay en 1984 pero en 1992 se radicó nuevamente en Holanda, aunque mantuvo un grupo musical en Montevideo. En 1998 Soledad Pastorutti grabó su candombe A mi gente que se volvió un extraordinario éxito. Su disco La Casa Encantada es material de estudio en las escuelas primarias de Uruguay. Falleció en su casa de Villa Argentina a los 66 años de edad.
Quienes tuvimos el placer de conocerlo personalmente, ya sea en recitales, o sentados en el cordón de vereda en un bar de Juan Lacaze, sólo decimos “ha muerto un hombre bueno”. Tampoco pedimos que haya paz en su tumba, porque en la última morada de los hombres de esta condición, no puede haber otra cosa.
Cada ciudadano le recordará de acuerdo a su saber y entender, nosotros le saludaremos levantando en silencio la próxima copa de vino que bebamos, pues estamos seguros que en alguna parte El hará lo mismo cuando se encuentre con “El Canario” Luna.

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