sábado, 18 de diciembre de 2010


Sociedad Uruguaya de Actores reclama un Plan de Emergencia para la Cultura

La Sociedad Uruguaya de Actores (SUA)  reclamó un Plan de Emergencia para la Cultura. Preguntándose: “¿No será hora de convocar a organizaciones, instituciones, gremiales y personalidades de la cultura y el gobierno a discutir un programa de acción que le permita al artista aspirar a vivir con dignidad de su trabajo?”. En un comunicado público SUA recuerda que  las “irregularidades acaecidas en la Dirección Nacional de Cultura (DNC)” expresando  puntualizando que tanto la clase política como el gobierno  han expresado “su  constante interés  por crear más y mejor empleo, universalizar la salud y la educación, crecer en vivienda, mejorar la seguridad e instalar en la población una nueva visión del ser uruguayo, hacia la construcción del Uruguay del conocimiento, pero sin embargo,  más allá de  sloganes,  no parece preocupar la ausencia de discusión  del rol de la cultura dentro de la estrategia  de desarrollo del país”. Algo que refleja “una incomprensión  de que  sin  política cultural no hay cambios profundos posibles. Las expresiones culturales y artístico culturales  de un pueblo se convierten  en herramientas fundamentales para el afianzamiento y  desarrollo de los seres humanos, la reflexión sobre sí mismos y  su convivencia  en democracia. No en vano los  gobiernos dictatoriales entre sus primerísimas  acciones  se encuentra la represión de las manifestaciones  culturales por sospecharlas un factor de emancipación y “subversión”. 
¿Por qué no hablar de la indigente
 situación de los artistas?
Agregando más adelante que “el gran retraso objetivo en que se encontraba y encuentra  Uruguay en esta definición de políticas en esta materia hace que, a veces, al evaluarse la gestión oficial, se destaquen exclusivamente las carencias , que son muchas, dicho sea de paso,  perdiéndose de vista que, aún  en la ausencia de una discusión  profunda a nivel Estado,  la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura,   ya  desde el gobierno anterior viene desarrollando con acierto  una serie de iniciativas y programas de fomento. Es justo  reconocerlo. Y es desde este reconocimiento  y  en procura de avanzar hacia el diseño de los grandes lineamientos de políticas culturales,  que pretendemos  que se generan instancias para revisar acciones, mejorar el presupuesto y corregir problemas de funcionamiento  que, a nuestro juicio, impiden alcanzar los objetivos  necesarios”. Opinando que “es imposible desarrollar un programa de cultura adecuado si , en primer lugar no existe  una correcta  discusión que permita definir y planificar programas al servicio de   las  necesidades del país  y segundo sin  un presupuesto justo en función de ello. El actual está alrededor de 50 veces por debajo de las recomendaciones de la UNESCO.  La ausencia de políticas sumada a esta última limitante hace que  sea imposible  visualizar  un programa claro  y muchísimo menos aún,  la posibilidad de que, al menos a plazo,  los artistas podamos vivir en algún momento de nuestra profesión”. Esta situación en opinión de SUA “hace inviable la  formalización del  funcionamiento de la propia Dirección Nacional de Cultura  la que parecería estar sumida en un caos organizacional. Con concursos que tienen varias bases, con jurados que también son concursantes, con reglas poco claras para los concursantes quienes en algunos casos son legítimos y en otros no, sin que la DNC explique y comunique -con la claridad que requiere la función pública – los criterios utilizados en uno y otro caso, a qué se deben los errores ocurridos y sobretodo qué medidas se tomarán para evitarlos en el futuro y mejorar los procedimientos de acceso a fondos y premios. La impugnación de los certámenes “La voz de Sánchez” y el 54º Premio Nacional de Artes Visuales así como la premiación en los  Fondos Concursables de trabajadores contratados por el MEC  demuestra la vulnerabilidad y la falta de contralor y transparencia en el uso de los recursos públicos por parte de la DNC”. Preguntándose: “¿No habrá que formalizar la estructura de funcionamiento de la DNC haciendo concursable cada puesto público que se deba llenar revisando la cadena de controles y las condiciones de los llamados?  ¿No será hora de convocar a organizaciones, instituciones, gremiales y personalidades de la cultura y el gobierno a discutir un programa de acción que le permita al artista aspirar a vivir con dignidad de su trabajo? ¿No es urgente la creación de un Sistema Nacional de Trabajadores de la Cultura?”.  Opinando que como país “nos está faltando una reflexión a fondo sobre políticas culturales  en  la que  también participemos los trabajadores de la cultura quienes  somos los responsables, impulsores, subvencionadores de la gran mayoría de los hechos culturales que se producen.  ¿Hasta cuándo debemos seguir escuchando de nuestras autoridades que se puede hacer arte con  unos pocos pesos sabiendo que esto implica que el artista no sea considerado como trabajador con el desmedro que esto significa para la profesionalización del sector?  De “mal agüero” nos resulta las declaraciones del Presidente de la República sobre que tirará a la papelera una posible Ley de Medios. Los trabajadores de la cultura aspiramos a que se garantice la producción y difusión de contenidos artísticos nacionales en los medios de comunicación como ineludible reconocimiento de las necesidades del país de difusión de sus propia Cultura”. Recordando que dentro de poco tiempo se cumplirán tres años de la aprobación de la Ley 18384 “Estatuto del artista y oficios conexos”, y “aún ningún trabajador de la cultura ha aportado por este estatuto al BPS. ¿Está teniendo en cuenta el Estado esta Ley al contratar artistas? ¿Está fiscalizando el Estado la aplicación de la Ley en el sector privado? ¿Hasta cuándo los trabajadores de la cultura seguiremos sin seguridad social? ¿Qué opinión tiene el MEC acerca de nuestro postergado ingreso al Consejo de Salarios? ¿Ni siquiera tenemos el derecho a una mesa de discusión y negociación?  ¿Acaso  la discusión sobre educación  no incluye el sueldo de los maestros y la de la seguridad el sueldo de los policías?  ¿Por qué no hablar de la indigente situación de los artistas? ¿Cómo se ubica el MEC en los discursos de formalización de los trabajadores y sus condiciones de trabajo propiciados por el MEF  y el MTSS?  ¿O cuando se habla de uruguayos  se excluye a los artistas?”, concluye la
Sociedad Uruguaya de Actores.

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