MUSICA EN LA EDAD MEDIA
España produce un arte musical propio cuyo ejemplo es la obra las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio: una colección de 417 melodías de muy diversos tipos: tonadas de los trovadores provenzales, viejos romances españoles y cantos de influencia árabe y judía. La primera cantiga es un prólogo en el que teoriza sobre la actividad de trovar. En la corte de Alfonso X el Sabio, en España destacó María Perez conocida como la Balteira , cantante y compositora, que acompañó a cantantes y juglares, y se creó una reputación de mujer irresistible, descarada y jugadora, aunque finalmente dio un giro a su vida y decidió dedicarse a la beneficencia.
En cuanto a los instrumentos musicales, destacaron el arpa, la viola, el cuerno, la zanfoña, el salterio, los címbalos, la gaita, el tamboril o el órgano portativo. Este último es el instrumento que toca la joven medieval de la imagen. Los aportados por los musulmanes sustituyeron en la Península y, por tanto, en Europa a la exigua variedad y primitivismo de los previamente existentes. Entre los principales pueden citarse a la cítara, el dulcémele, la guitarra, el laúd, el pandero, timbal... De estos se derivarían otros que serían fundamentales en la evolución de la música europea, como el clavicordio y el piano, que tuvieron como antecesor al “santur” o dulcémele. Dentro de los instrumentos de cuerda frotada, el más importante de ellos fue el rabel andalusí. Se le considera como el predecesor del violín, violonchelo y todos los demás instrumentos orientales del mismo tipo. Su sonido, bajo y zumbante, se utilizaba tradicionalmente para acompañar la voz.
Respecto a los músicos del Al-Andalus (711-1492) destaca el año 822 en el que se produjo la subida al trono de Abderramán II, emir protector de las artes y el primero de Al-Andalus en fundar un conservatorio musical. En su corte tuvo un músico de origen persa, gran tañedor del laúd: Abu al Hassan Alí Ibn Nafeh (789-857), apodado Ziryab, “el pájaro negro cantor”. Ziryab destacó como auténtico mecenas en su corte, siendo considerado como el fundador de la escuela musical andalusí. Respecto a las mujeres, a muy pocas, y casi siempre esclavas, se les permitía el acceso a la cultura. Algunas de ellas eran poetisas, cantoras y músicas. En la imagen podemos ver una de las pinturas (del la 1ª mitad del s. XIV) murales del Partal, en la Alhambra : escena de grupo de mujeres que celebran una fiesta sentadas en el suelo con instrumentos.
"Aquél que no se conmueve con la dulzura de la música,es ciego de corazón y entendimiento. [...]Aquél que reprocha la música,está envuelto en la ignorancia que no le deja ver".
Abd Al-Yabar al-Fayiyi
Trovadores y goliardos
Junto con los monasterios y abadías, que eran los principales centros conservadores y creadores de cultura, vive el pueblo, que forzosamente ha de crear su propio lenguaje musical para expresar sus deseos y aspiraciones cotidianas y no solamente los relativos a la religión. Aunque esta música siempre existió, comienza a escribirse y, por tanto, a ser conocida, en el SIX.
La llegada de los trovadores estimulaba la imaginación de las gentes ávidas de acción y fantasía. Sus creaciones tenían como base una melodía articulada a un poema, al cual el trovador añadía un simple y primario acompañamiento instrumental : generalmente instrumentos de cuerda como la viella (violín medieval) o el laúd.
El arte trovadoresco fue ejercido por hombres y mujeres que procedían de los más diversos estratos de la sociedad (desde reyes hasta desconocidos). A las mujeres trovadoras se las llamó trobairitz.
Guillermo IX, Duque de Aquitania (1071-1127) es el más antiguo trovador conocido, aunque posiblemente tuvo antecesores. En la imagen superior podemos ver a su nieta, Leonor de Aquitania(1122- 1204), reina de Francia e Inglaterra, demostró un gran talento musical desde su infancia y fue trovadora y mecenas de trovadores. Pero sus trabajos musicales y poéticos, como el de otras mujeres trovadoras no le sobrevivieron.
Leonor de Aquitania, es uno de los personajes femeninos más interesante de todas las épocas. Su lucha contra la imposición masculina y su capacidad de independencia la muestran aún, hoy en día, como un sólido referente de los derechos femeninos ante la sociedad machista.
Otras trobairitz que destacó fue la Condesa Beatriz de Día (1180/1212). No se conoce mucho acerca de esta trovadora. Se sabe que era una dama hermosa de la nobleza, que se convirtió en la esposa de Guilhem de Poitiers, pero que se había enamorado del Trovador Raimbaut d'Aurenga, al que le dedicó algunas trovas. Su canción "A chantar m'er de so qu'eu no volria", es la única pieza trovadoresca de autoría femenina cuya música sobrevive intacta.
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