viernes, 27 de mayo de 2011

Asistente personal de  
Pablo Neruda denunció que el
poeta habría sido asesinado



Las circunstancias en que murió el poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973 son objeto de discusión en Chile, tras la denuncia de asesinato que realizó su último asistente personal, y que fuera desestimada por la fundación que administra su obra.
El 23 de septiembre de 1973, dos semanas después del golpe de Estado que derrocó a su amigo Salvador Allende, Neruda murió en una clínica de Santiago, en un desenlace atribuido hasta ahora a complicaciones de un cáncer de próstata, en medio de un fuerte deterioro emocional y del asedio de las fuerzas golpistas.
Manuel Araya, de 65 años, asistente personal, mensajero y chofer del poeta —ganador del premio Nobel en 1971— asegura que fue asesinado para evitar que se convirtiera en el exilio en un relevante opositor al nuevo régimen, una versión que fue publicada el domingo 8 de mayo por la revista Proceso en México.
Según Araya, “el asesino fue Pinochet, que mandó a matar a Neruda para que no se le fuera del país, porque él iba a ser un intelectual que no le convenía tener de opositor”.
En un comunicado emitido el miércoles 11, la Fundación Pablo Neruda señala que “no existe evidencia alguna ni pruebas de ninguna naturaleza que indiquen que Pablo Neruda haya muerto por una causa distinta del cáncer avanzado que lo aquejaba”.
“No parece razonable construir una nueva versión de la muerte del poeta, sólo sobre la base de las opiniones de su chofer, el señor Manuel Araya, quien viene insistiendo en este asunto sin más prueba que su parecer”, se agregó.
La fundación describe que el golpe militar, la muerte de Salvador Allende y la persecución desatada contra otros de sus amigos “agravó su estado de salud, hasta el punto de que, en las difíciles condiciones creadas por la represión de esos días, tuvo que ser trasladado de emergencia desde su casa de Isla Negra a la Clínica Santa María, el 19 de septiembre”.
Araya dice que “lo llevamos a internar por seguridad porque Neruda corría peligro”, agregando que los días previos el poeta estaba “muy bien de salud” aunque “preocupado y nervioso” porque creía que lo iban a matar.
“El 22 de septiembre se le entregó un salvoconducto para que saliera del país y el viaje a México estaba listo para concretarse dos días después”, relata Araya.
Según Araya, horas antes Neruda llamó a su esposa Matilde Urrutia y a él mismo, que estaban en Isla Negra, sobre la costa Pacífica. “Nos comunica que a eso de las 4 de la tarde, estando durmiendo, entró un médico y le pinchó el estómago. Nos pidió que viajáramos a Santiago lo antes posible”, dice.
Ambos viajaron de inmediato a Santiago. Matilde, la tercera mujer del poeta, estuvo con él al momento de su muerte, mientras que Araya dice haber sido detenido y golpeado brutalmente cuando se dirigía a comprar un medicamento para él.
La denuncia se conoce en momentos que se alista la exhumación de los restos del presidente Allende para aclarar las circunstancias de su muerte, atribuidas hasta ahora a un suicidio pero que algunos plantean se trató de un asesinato.
En paralelo avanza la investigación sobre la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva, quien antecedió a Allende y murió en 1982 en la Clínica Santa María, tras la complicación de una operación de rutina, pero se cree fue envenenado cuando se proyectaba como uno de los principales opositores a la dictadura de Pinochet, que dejó un saldo de más de 3.000 víctimas.


Fuente: AFP

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