viernes, 3 de junio de 2011

Cuando el
deporte es un culto




Ángel Juárez Masares


Lo vemos pasar poco después del mediodía por las calles del barrio rumbo a la ruta, y a ninguno de nosotros le causa curiosidad. Forma parte del paisaje y su rutina está incorporada a la vecindad. Se llama Juan Francisco Jamen Gil, y una vez en la ruta 21 su bicicleta rodará sabiamente conducida por la raya blanca que delimita la banquina. Poco a poco se irán sumando otros ciclistas y pronto se turnarán para “tirar”, a veces alterando la “escalera” por el riesgo siempre latente de los camiones que llevan cereal al puerto de Nueva Palmira.



Lo curioso es que nuestro hombre se subió a una bicicleta cuando tenía 14 años, y cualquiera diría que no se bajó más. Hoy tiene 84, y con el título de “Abuelo del Ciclismo Nacional” es un ejemplo innegable de amor al deporte, y un desafío para la biología.
Esta semana fuimos a su casa a charlar un rato. Quisimos escuchar las historias de sus hazañas deportivas, que nos contara cómo humilló aquella vez al campeón, o que se siente ver a los demás desde lo más alto del podio.
Nada de eso sucedió.
Nos encontramos con un hombre humilde, de hablar pausado y tranquilo; un hombre que ha hecho del deporte un culto y una forma de vida, que elude relatar sus triunfos, y al que se le escapan cada tanto nostalgias y pesares.
“Nosotros nos criamos en las chacras –comenzó diciendo Juan- y los domingos íbamos a las carreras a mirar, y ahí empezó a gustarme el ciclismo, aunque tenía de contra a mi viejo que no le gustaba. Allá teníamos una barra…estaba Agustín Fiorelli, los muchachos Moreno…y un buen día nos afiliamos al Club Bequeló, y ahí empezamos, sobre todo haciendo amistad. Antes, lo primero era ser amigos”.
Al preguntarle si recordaba su primera carrera, Juan dijo: “fue en la Rambla. Me acuerdo que “largué” con cuatro cubiertas (hace una pausa traviesa y deliberada que acompaña con una sonrisa) porque estaban tan gastadas que metiendo una dentro de otra era la única manera que aguantaran la cámara. Mirá ahora, esas bicicletas de fibra de carbono, aquellas eran puro fierro.
Hay carreras que no se olvidan nunca –continúa Juan rebuscando en su memoria- una vez –ya estaba en primera categoría- se corría desde Dolores la doble Nueva Palmira, pero se olvidaron de pedir el permiso a vialidad para usar la ruta, y terminamos corriendo por los caminos vecinales, que eran de tierra, ¡no sabés lo que fue eso!...corría el vasco Lartegui, el hermano de Pedro…recuerdo que esa carrera la ganó “Chito” Vespa.
Después en el 83 gané las 500 Millas de Veteranos en Artigas”.
También quisimos saber cómo era la relación –no solamente entre los integrantes de un mismo equipo- sino con el resto de los competidores. La respuesta de Juan no pudo ser más contundente:

“En aquel tiempo había compañerismo. A Nadie se le ocurría negar algo que otro necesitara. Y no te olvides que eran otras épocas…a nadie le sobraba nada, pero de algún lado salía una cubierta, una rueda, que se yo…lo que fuera. Ahora se terminó todo…no sé que pasa…si es envidia, o bronca…no lo entiendo. También a veces te llama la atención que acá en tu pueblo por lo general te ignoran, y por ahí desde afuera te caen con una sorpresa, como cuando la Federación Master Nacional me nombró el “Abuelo del Ciclismo”. Yo tenía 81 u 82…no lo recuerdo bien…sé que soy el más viejo ciclista activo. Algunos dicen que capaz que ni en el mundo hay. Acá tenemos a Luisito (Fregossi) que es el que me sigue, creo que anda por los 78 o 79, también sale Rostán, que se yo…somos un montón. Otra cosa es que en el ciclismo en Montevideo hay muchos profesionales; acá con nosotros sale Juan González, que es médico, y hasta no hace mucho salía a entrenar el escribano Alfonso Arias”.
Ahora bien, si usted piensa que estos viejos salen a la ruta para andar cinco kilómetros a “tren de paseo”, se equivoca.
“Yo hago unos cuarenta kilómetros, más o menos, pero hay gente que va más adelante…pero mirá que yo soy consciente de la edad que tengo. Cuando estoy de regreso cuido la posición de las piernas, también la alimentación, estoy al día con la Ficha Médica que eso está bien por los controles del cardiólogo y todo eso. Yo me siento bien, pero claro, a veces te entreverás con los más jóvenes, y si le da por imponer un ritmo demasiado fuerte los dejamos que se vayan”.
Finalmente cabe señalar que la ahora Federación Máster (antes Veteranos) tiene competencias todos los fines de semana, ya sea en la ciudad de Mercedes como en otros departamentos.
“Sin embargo –acota Juan- no siempre se puede viajar porque entrás sumar los costos y se hace imposible. Y en Soriano los únicos que quedan compitiendo en ciclismo son los doloreños…acá en Mercedes lamentablemente este deporte se acabó”.

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