¿Está García Lorca
enterrado en
Uruguay?
Antonio Nuño
Es una
de las hipótesis que plantea Santiago Roncagliolo en su último libro "El
amante uruguayo. Una historia real", publicado por Grupo Editorial Alcalá.
Ese amante es Enrique Amorim, un intelectual que se relacionó con muchos de los
nombres más importantes de la cultura latinoamericana del siglo XX.
Una extraña caja funeraria
Amorim
y Lorca se conocieron en Buenos Aires en 1933, y prolongaron la misma en
Montevideo. Fue allí donde el uruguayo sitúa el momento más importante de ese
idilio: la lectura que hizo Federico, en la ribera del río Uruguay, de su
famosa "Oda a Walt Whitman". Es este un poema abiertamente gay, por
lo que, teniendo en cuenta la moral de la época, el granadino había guardado en
una discreta intimidad.
Los
amantes mantuvieron una amplia correspondencia durante tres años (aunque Amorim
se quejase de que Lorca le escribía poco), y se volvieron a encontrar en el
Madrid de los días inmediatamente anteriores al estallido de la Guerra Civil. Amorim
llegó a afirmar que fue una conversación mantenida con el poeta en la calle de
Alcalá, en la que Lorca abominaba sobre el fascismo, la que provocó su
detención y la posterior ejecución.
En
1953, Amorim encabezó una cuestación para erigir un monumento al autor de
"Yerma" en Salto, Uruguay. Era el primer monumento que se le dedicaba
al poeta. El día de la inauguración, una caja funeraria blanca fue enterrada
junto al monolito conmemorativo (se puede observar en la foto, en el extremo inferior
derecho). ¿Qué hay en esa caja? ¿Están los restos de Lorca?. Es una hipótesis.
Amorim desapareció durante unos meses en 1952. Nadie pudo dar con él. ¿Estuvo
intentando sobornar a alguien para hacerse con esos restos?
¿Quién era Enrique Amorim?
Fue un
escritor irregular, que lo intentó todo para pasar a la posteridad. Entre sus
escritos, alcanzaron una cierta notoriedad los relatos y novelas que tenían el
campo (lo rural) como escenario principal ("Las quitanderas",
"La carreta"...). Hizo sus pinitos también en el cine, como
guionista, e incluso rodó un documental sobre la obra cerámica de Picasso, con
tan mala fortuna que midió mal la iluminación y la película quedó oscura...
Inauguracion del monumento a Garcia Lorca en Salto. |
Millonario
de nacimiento, se dedicó a sufragar a buena parte de los artistas que conoció.
Y como esos artistas eran en su mayoría miembros del Partido Comunista, el se
enroló también en sus filas. A los responsables del partido no les hacía
demasiada gracia la presencia de un "burgués" multimillonario, pero
las ingentes cantidades de dinero que aportaba hicieron que esos dirigentes
miraran para otro sitio.
No solo Lorca
Antes
que a Lorca, Amorim conoció al premio Nobel Jacinto Benavente. De la tórrida
relación que mantuvieron da fe la extensa correspondencia mantenida entre
ambos.
También
estuvo en el círculo del poeta Pablo Neruda, ya desde los tiempos en los que el
autor del "Canto General" y Lorca arrasaban en las noches de Buenos
Aires. La amistad se deterioró cuando Neruda no hizo acto de presencia en el
homenaje de Salto. Desde entonces, Amorim, con la colaboración del escritor
Ricardo Paseyro, dedicó buena parte de sus energías a echar por tierra la obra
del chileno. Parece que llegó incluso a impedir que se le concediera el premio
Nóbel, premio que Neruda consiguió años más tarde, cuando el uruguayo ya había
muerto.
Fue
amigo y medio primo (estaba casado con una prima suya) de Jorge Luis Borges.
Conoció a Picasso en el Congreso de Intelectuales por la Paz de Wroclaw, a mediados de
los 50, y le siguió a París, donde probablemente se hizo pasar por Jean Paul
Sartre para colarse en una cena a la que asistían el propio Picasso y Charles
Chaplin.
Ya
sabemos que Amorim mantuvo relaciones con varios hombres, sin embargo, nunca
hizo pública su homosexualidad. Se casó con Esther Haedo (la prima de Borges) y
tuvo una hija, Liliana, con Blanca, una mujer argentina. Liliana sufrió un
fuerte shock, que cambiaría su vida, cuando supo que su madre no era la mujer
de su padre, que era solamente su amante.
Hombre
de una salud siempre delicada, Enrique Amorim murió en Buenos Aires en 1960,
sin develar qué había realmente en la caja enterrada en el monumento a García
Lorca.
Extraído de: www.cadenaser.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario