Colombiano creó red
de bibliotecas con libros rescatados de la basura
Un recolector de basura colombiano, el líder social
bogotano José Alberto Gutiérrez, halló la forma de crear una red de bibliotecas
para sectores marginales del país: lleva diez años recogiendo libros de la
basura para restaurarlos y luego compartirlos con las poblaciones menos
favorecidas.
“Hice un hallazgo maravilloso cuando descubrí que los
bogotanos botaban los libros a la basura y me di a la tarea de rescatarlos.
Puedo decir con orgullo que en 9 o 10 años rescaté aproximadamente 10.000
volúmenes”, dice Gutiérrez.
Ante la falta de acceso a libros que padecen las
comunidades aisladas de las ciudades principales de Colombia —un país donde la
pobreza afecta a alrededor de 45% de su población de 45 millones de personas—,
el activista fundó la fundación privada y sin ánimo de lucro “La Fuerza de las Palabras”.
Con el apoyo de su esposa Luz Mery Gutiérrez y de sus
hijos, quienes ayudan a restaurar los libros rescatados de la basura, transformó
la sala de su pequeña vivienda en una biblioteca a la que asisten hoy unos 40
niños cada día para realizar sus deberes escolares.
“Iniciamos con esta biblioteca, decidimos con la familia
que la haríamos en el primer piso de nuestra casa y la bautizamos ‘La Fuerza de las Palabras’ ”,
recordó Gutiérrez, quien ha impulsado la apertura de 20 bibliotecas en
diferentes regiones de Colombia.
Anyi Kassandra Fajardo Díaz, de 16 años,
está al frente de una biblioteca en el
páramo de Sumapaz, que recibe
dotación del líder social bogotano
José Alberto Gutiérrez.
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Una de ellas está ubicada en Sumapaz, el páramo más grande
del mundo, que a pesar de encontrarse a sólo dos horas del casco urbano de
Bogotá, es un lugar apartado que no cuenta con rutas de fácil acceso, líneas de
comunicación ni señal de Internet. La biblioteca, en la sencilla casa de un
colono, es visitada por niños campesinos que llegan a diario desde veredas lejanas
para participar del pequeño club de lectura.
Anyi Kassandra Fajardo Díaz, de 16 años y estudiante de
último grado de secundaria, es la encargada de promover la labor de la
fundación en una región donde tres de cada diez niños no saben leer ni
escribir. “Quiero tener una biblioteca más grande, que tenga más cosas como
computadoras y un cuarto de cómputo, para no tener que tener la biblioteca en
la sala; los muchachos me apoyan, y quiero el bienestar para ellos y para mí
también”.
Desde su inauguración, Nelson, el hermano de Luz Mery, se
ha encargado de recoger los libros donados y llevarlos hasta el páramo. “Me
acuerdo que los vendedores nos ofrecían enciclopedias de 2 millones de pesos y
abusaban de la necesidad de las familias. Ahora Anyi, que es muy pila, les
ayuda a los niños con los trabajos”, asegura.
Andrés, uno de los usuarios de la biblioteca, recuerda que
antes llegaba al salón a pedirle a sus amigos, los que sí viven cerca del
portal gratuito de Internet en otra vereda, que le dejaran copiarse para no
sacar mala nota. “Acá es mejor porque Kassa nos explica lo que no entendemos.
Podemos venir a pasarla chévere, nos da consejos y nos enseña muchas cosas”,
señala.
Gutiérrez asegura que su iniciativa de coleccionar libros
y ponerlos al alcance de la comunidad proviene principalmente del impulso de su
madre, quien le inculcó el hábito de la lectura cuando era niño. “El amor a la
lectura y a los libros lo heredé de mi madre que nos leía todas las noches
antes de llevarnos a la cama; siempre nos leía fábulas y cuentos. Así, desde
muy pequeño, comencé a sentir mucho aprecio por los libros”, agregó el líder
social.
Germán Ávila, uno de los colombianos que apoyan la labor
de la fundación donando libros que no utiliza, dijo que Gutiérrez es un ejemplo
de que con pocos recursos se puede mejorar la calidad de vida de los niños y
jóvenes menos favorecidos. “Lo que más necesitan los niños de hoy en día es
educación; si logramos educar al país, estamos dando un gran paso hacia
adelante, y uno debe colaborar de una u otra forma con un granito de arena a la
educación de los niños”, expuso el voluntario.
Regiones colombianas como Chocó, Caquetá y Valle del
Cauca, que padecen problemas como el conflicto armado con la guerrilla y la
pobreza que obstaculizan el acceso a la cultura, cuentan hoy con una biblioteca
de “La Fuerza
de las Palabras”.
Esta iniciativa, que se sostiene a base de la solidaridad
ciudadana, fue invitada especial de la
Feria del Libro de Guadalajara, donde el ejemplo de José
Alberto Gutiérrez fue expuesto como una innovadora estrategia de promoción de
lectura.
Colombia ocupa el sexto puesto en América Latina en índice
de lectura con un promedio de 2,6 leídos libros por año, mientras que países
como Brasil alcanzan 4, Argentina 4,6 y Chile 5,3 libros.
Extraído de: www.letralia.com
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