Hallaron piezas de la vida
cotidiana en la casa de Liniers
SILVIA GÓMEZ
En pleno Casco Histórico, datan del siglo XVII. Fue en
una excavación realizada por arqueólogos de historiadores en el patio central de
la casona del Virrey. Encontraron cerámicas, monedas y amuletos contra el mal
de ojo traídos por los esclavos.
El Virrey Liniers se instaló en la casa –Venezuela 469–
cuando concluyeron las Invasiones Inglesas. Allí vivió seis años y la
residencia pertenecía a la familia Sarratea, quienes participaban de los
movimientos para emancipar al país. Era una mansión que con los años se fue
transformando, pero que básicamente se construyó sobre otras viviendas
preexistentes, de los Siglos XVII y XVIII. Los restos de aquellas casas y sus
utensilios quedaron enterrados y, pese a la humedad y al ácido suelo porteño,
se conservaron para salir a la luz más de dos siglos después.
Las excavaciones estuvieron dirigidas por el arqueólogo
Daniel Schávelzon. “Sabíamos que la casa había sido muy alterada y lo
confirmamos con los cimientos que hallamos: debajo de la casa que habitó el
Virrey hubo otra casa, que a su vez estaba encima de otra construida en el
Siglo XVII”, detalló Schávelzon. Y la cantidad de objetos hallados es también
una particularidad: “Es llamativa, es muy abundante. Descubrimos además un tipo
de pozo para enterrar la basura que también es atípico. Son agujeros de dos
metros de diámetro y poco profundos”.
Justamente en los pozos de basura es que hallaron, entre
otras cosas: dedales de cobre –muy similares a los que se encontraron en la
excavación del Zanjón de Granados–, fragmentos de tinajas, tejas, una tijera
despabiladora de bronce –que da cuenta de la categoría de la mansión–,
cascabeles, el pico de una botija de aceite de oliva, un plato de mayólica
portuguesa, una moneda de plata de Potosí y amuletos para curar el mal de ojo,
de origen africano. “Pudieron haber sido traídos por los esclavos o tallados
aquí. Incluso también por españoles, porque es un mal del que aún hoy se sigue
hablando. Lo cierto es que los objetos son la prueba material de que algo
sucedió y es lo que permite elaborar interpretaciones históricas”, explicó
Liliana Barela, directora de Patrimonio y del Instituto Histórico porteño.
Schávelzon cuenta que el amuleto, que es una mano
cerrada, está tallado en piedra negra y mide menos de un centímetro: “Se colocaba
cerca del órgano enfermo y cuando ‘chupaba’ la enfermedad se rompía y se
tiraba”. Estiman que data del 1650 .
Otro objeto interesante, entre todos los cientos que
fueron hallados, es un plato de mayólica portuguesa , datado entre el 1600 y el
1650. Se trata de un tipo de cerámica con esmalte a base de estaño que comenzó
a producirse en Europa a partir de la ocupación morisca del territorio español
. “Aquí no son frecuentes los hallazgos de piezas de este tipo, con tan alto
grado de integridad y en un contexto tan bien definido”, contó el arqueólogo
Ricardo Orsini, quien también trabajó en la excavación.
Todos los objetos hallados, las excavaciones in situ y en
pocos meses más el tesoro hallado en el Galeón de Puerto Madero (Ver
Monitoreado...), se pueden ver en Venezuela 469. Allí además funciona un
laboratorio de arqueología urbana que es en donde se recuperan todas las cosas
halladas en diferentes excavaciones que se hacen en la Ciudad
Extraído de: http://www.clarin.com
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