Cuentito
Medieval
De como dentro del cúmulo de conflictos que componen el ser humano,
rescatamos la risa como elemento moderador de satánicas pasiones
Escriba Medieval
Amados integrantes desta Cofradía: agradeceros debo hasta el cansancio
la bondad que demostráis al disponer de vuestro valioso tiempo para leer las
incoherencias del humilde Escriba.
Quiero
hoy fablaros una vez mas del hombre y sus conflictos, que de tal porte y
cantidad son, que acaso lograré escribir una burda síntesis de tal industria.
Mas, no debéis pensar que tales avatares son propios de un individuo, nada de
eso. Forman parte de la complejidad de ser humano de la que tanto os he
fablado.
El
asunto es que tras muchos años de hurgar en viejos pergaminos, y buscar en
áticos y catacumbas antiguos papiros que arrojen luz –mas no sea un atisbo
della- sobre los procederes del “mono desnudo” (como seguro le llamarán algunos
siglos mas adelante), no he podido arribar a otra conclusión questos conflictos
no pueden resolverse con estructuras
filosóficas o fórmulas alquimistas. Acaso por intentar hacerlo dese modo es que
aún no ha podido resolverse ninguno, ni en nombre de la ciencia, tampoco de los
dioses, y menos en aras de la paz o la Justicia.
De
cualquier manera, Amados Cofrades, este humilde se aferra a la teoría que el
hombre tiene un cúmulo de problemas irresueltos, básicamente porque pretende
abarcar mas de lo que dos manos y diez dedos pueden aprehender, y eso lleva al
individuo fuera de la realidad. Recordad que la realidad es una sinfonía que
-para disfrutarla- hay que saber
escucharla, y no importa para ello si sabemos qué es una clave de sol. La única
forma de cultivar la imaginación y la fantasía es desde la realidad, meditadlo
un instante y veréis que no es un contrasentido (aunque lo parezca).
Nada
ha cambiado en el mundo a pocos días de comenzar este año de 1513, solo un
número en el calendario. A la humanidad le sigue faltando tolerancia,
entendimiento, buena voluntad, y gentileza, lo cual no significa que estén
ausentes, sino que cada vez son mas escasas. Hoy el hombre negocia con una
sonrisa, pero no puede disimular detrás della los colmillos, pero también
–afortunadamente- quedan sonrisas capaces de vencer el gesto mas hosco del
hombre mas necio. Mucho se ha fablado sobre el origen de la sonrisa, pero este
humilde se inclina por la teoría que tal gesto surge de la degradación del
valor ajeno, e incluso del propio, por eso se asegura que “a nadie que sea
capaz de reírse de si mismo le faltará motivo de diversión”. Al cambiar
simbólicamente la agresividad contenida, por una sonrisa, el hombre desvaloriza
- y por lo tanto contiene- lo que le atemoriza o desafía, y tal degradación de
valores no es un descubrimiento deste Escriba, sino que ya lo dijo el gran
Aristóteles.
La
risa, en suma, actúa como un elemento de freno para las hostiles pasiones. Por
esas y otras razones, el hombre es el único animal que provoca risa, pero
también el único que ríe. También porque la risa acomoda conflictos sociales,
es que apreciamos tanto la llegada de volatineros y bufones a nuestra aldeas,
pues cuando los hombres pueden satisfacer –mas no sea simbólicamente- su
agresividad contenida, mas invadido se sentirá por el placer, y por lo tanto
menos dispuesto a romperle la cabeza al vecino por un quítame de allá esas
pajas.
Sin
embargo, Nobles y pacientes Cofrades, humanos existen que creen estar
convencidos que reír es un síntoma de debilidad, y van por la vida con cara de
pocos amigos. Estos son quienes cuando oyen hablar del Caballero Campeón ponen
cara de circunstancias, y a lo mas ensayan un comentario burlón procurando
minimizar el triunfo del otro.
¡Como!...!No
digáis que alguna vez no os encontrasteis con alguno destos especímenes!..
¡Si
abundan!... están en las “ruedas” de taberna donde algunas noches nos
encontramos los Escribas para hablar de otros Escribas y aprender dellos. Son
los que luego de varias jarras de aguardiente ensalzando las virtudes de los
grandes Maestros de la pluma y analizando sus escritos, piden la palabra para
decir: ¡pero cómo se emborrachaba!, o… ¡pero miren que era mujeriego!, o… ¡pero
tenía mala caligrafía!...
Otra
característica del hombre que no ríe, es intentar rebajar al ensalzado
pretendiendo conocerlo, y esto no solo es aplicable a los Escribas, sino que
funge igual para todos los artistas.
-¿Sabéis
que el Rey mandó llamar a fulano para que decore las paredes de Palacio?- se oye
en una mesa de Taberna, y mientras los hombres que ríen aprueban la noticia con
alegría, el resentido espeta:
-¡Ah!
Ayer tarde lo vi de verduleras comprando calabazas-
Tal
como si el genio no se alimentara de zapallos y conejos estofados, pero destos
hombres ácidos nos ocuparemos en otra oportunidad. O no… quizá…depende de las
ganas que tengamos, pues hay hombres tan pequeños que no ameritan siquiera
gastar unas gotas de tinta hablando de sus vidas. ¡Y eso sí que es triste!
Moraleja:
Si queréis que en vuestra aldea haya menos
altercados entre hermanos, faced reír a alguien diariamente, y tendréis un
asesino menos entre manos.
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