Atahualpa Yupanqui,
el poeta del viento
Aldo Roque
Difilippo
Cuando Héctor Roberto Chavero (1908-1992) decidió llamarse
Atahualpa Yupanqui, nacía para América uno de sus más grandes
cultores de la música popular. A los 13 años decide cambiar su nombre por
Atahualpa Yupanqui adoptando una postura netamente consustanciada con la tierra
y el hombre.
Yupanqui significa en lengua amauta "has de contar,
narrarás", como en un presagio de lo que sería la característica
fundamental de su vida y obra.
Hace 105 años,
el 31 de enero de 1908 nacía Chavero, o
mejor dicho Yupanqui. Autor de composiciones fundamentales del cancionero
popular americano. Su obra, basada en las raíces americanas, resultaría
imposible de compilar sin caer en
omisiones u olvidos. No solo fue músico y poeta. Su prducción literaria
no termina con el par de libros habitualmente citados ("El payador perseguido" y "Canto del
viento"), además realizó una impresionante labor rescatando composiciones
de autores anónimos trasmitidas en forma oral, y cantadas por músicos intuitivos que
deambulan por los campos americanos.
VOLVERSE GOLONDRINA
La relación de Atahualpa Yupanqui con Uruguay no solo se
dio a través del poeta Romuildo Risso. Tras participar de la revolución frustrada en apoyo a Hipólito Irigoyen, debió
exiliarse en nuestro país. "Y Uruguay era una tierra generosa conmigo y con
todo el mundo, expresaría Yupanqui años
después. A
veces digo, en serio y en broma, que soy tan antiguo en su
tierra que el
Teatro Solís se hizo conmigo adentro".
Recorrió la campaña
uruguaya, dejando también sus impresiones sobre nuestros músicos: "Escucho
a jóvenes cantores de hermosa voz y simpática apariencia que andan por ahí,
entonando cantares de Brasil, de Argentina, de México, de Chile. No está mal, pero está mal. Es que
no se han hecho amigos del viento. Es que no se han aprendido la gran lección
de los desvelados...
Y son uruguayos. Y aman su tierra. Pero la urgencia de
vivir les va acortando la vida. Y han de pasar por la tierra sin haberla traducido".
Yupanqui prefería a los músicos nómades, los anónimos que andan encontrando
sonidos en la tierra,
"el anónimo payador de viejas estancias, el trovero sin suerte de los Pueblos de Ratas, el narrador de cuentos que
endulza los enero en Aiguá, el cantor de
los anchos caminos entre Rocha y Lascano, el florido juglar de Valle Edén".
Tras la amnistía para los radicales, en 1934, Yupanqui
vuelve a su país, instalándose en Rosario, pero ese primer exilio uruguayo no
fue el último. Perseguido y torturado en 1948, en tiempos de Perón, vuelve a
nuestro país siguiendo viaje hacia París. "Me acusaban de todo, hasta del
crímen de la semana que viene -expresaba Yupanqui recordando esos años-. Desde
esa olvidable época tengo el índice de
la mano derecha quebrado. Una vez más pusieron sobre mi mano una máquina de
escribir y luego se sentaron arriba, otros saltaban. Buscaban deshacerme la
mano pero no se percataron de un detalle: me dañaron la mano derecha y yo, para
tocar la guitarra, soy zurdo. Todavía hoy, a varios años de ese hecho, hay
tonos como el Si menor que me cuesta hacerlos. Los puedo ejecutar porque uso el
oficio, la maña, pero realmente me cuestan".
Después París lo adoptará en una relación que durará más
de cuarenta años. Hasta fue nombrado "Caballero de las Artes y las Letras
de Francia", distinción por demás singular.
"Nosotros, los del cabello lacio y el rostro de
bronce, los hijos de la pampa y la montaña,
decimos gracias Francia, por señalar un día el camino de la libertad", expresa Yupanqui en su cantata
celebrando el bicentenario de la
Revolución francesa.
Durante el pasado régimen militar vinieron nuevas
persecuciones para Yupanqui, aunque pocas veces, o nunca, habló de su ideología
política. En 1967 vuelve a París, desde donde obtiene el reconocimiento mundial
que en su suelo le era negado. Sus libros forman parte de los textos
de primaria y secundaria en Francia, en Alemania Federal en 1985 fue premiado
como autor del mejor disco grabado en lengua extranjera, y en su
tierra, sus obras circulan solo en un reducido núcleo de seguidores. En gran
medida porque desde sus inicios optó por cantar y decir bajo una premisa bien
definida: "Si la pena mía es la pena de mucha gente, si el tajo que yo
recibo es el de muchos, entonces ya empieza a interesar a los demás. La
consecuencia de mi trabajo es reflejar
la realidad de los hombres, la pobreza no la inventé yo... pero a veces le canto".
Yupanqui por Baglietto - Vitale
Yupanqui por Diego El Cigala, Andrés Calamaro y Juanjo Domínguez
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