“Investigué y la historia de
Johanna Van Gogh me llevó por delante”
POR JULIÁN LÓPEZ
Pocos saben que La noche
estrellada o Los girasoles, los cuadros más famosos de una obra en su tiempo
incomprendida, tenían el destino marcado: perderse en un desván sombrío de
París. Pocos saben que la enorme obra del pintor postimpresionista, que
transitó todos los estilos pero se hizo famoso por mutilarse el lóbulo de la
oreja izquierda, pudo perderse. Que la pintura de Vincent Van Gogh viera la luz
a comienzos del Siglo XX es gracias a otra obra monumental: la pasión y el
compromiso de una joven que vislumbró, contra los pronósticos, el inmenso valor
pictórico y cultural que legó el hermano de su marido Théo. Quien investigó
estos misterios es Camilo Sánchez, periodista y poeta que acaba de publicar La
viuda de los Van Gogh (Edhasa), una novela que en febrero tendrá su segunda
impresión y cuenta la historia desconocida de Johanna Van Gogh Borger, cuñada
del pintor holandés y responsable final de dar a conocer su obra al mundo.
- ¿Cómo supiste de
Johanna?
Vincent |
- Por un documental de la BBC sobre Van Gogh, en el que
decían que había sido la depositaria de su obra. Aparece una foto de ella, con
un bebé en brazos y rodeada de los cuadros de Vincent. A los 28 años Johanna se
queda con un gran legado de la humanidad: la pintura y la correspondencia entre
los hermanos, ese libro de inmenso valor literario que publicó 25 años después
de la muerte de Vincent y Théo.
–Una mujer decidida.
nda |
–Desde que empecé a
investigar, la historia de Johanna me llevó por delante. Tiene una relación
propia con los cuadros de Vincent; acompaña durante seis meses la agonía de su
marido, atiende a su bebé, simpatiza con el feminismo, es investigadora del
poeta Percy Shelley en el Museo Británico y, tras la muerte de Théo, se va a
vivir sola y monta una casa en las afueras porque vislumbra la ley del descanso
dominical por la que se estaba luchando. Un lugar para recibir a los
trabajadores que no sabían qué hacer ni dónde ir a pasear: aprendían el ocio.
–Deslumbrante…
–Sí, una historia muy
rica. Tras la muerte de Théo y con un bebé de ocho meses se contacta con las
cartas. Eso lo emparento con mi historia, con el placer más lindo que me dio
este libro, porque
para mí también Van Gogh
fue antes un escritor que un pintor
Theo |
. A los 15 años yo era
pura lectura y pude conocer a este artista increíble. Eso puede leerse, sólo
hay que asomarse al libro: hay cartas de gran riqueza literaria que Vincent le
escribe a su hermano a los 22 años, mucho antes de empezar a pintar. Van Gogh
también tenía un evidente destino literario.
–Pero Johanna es la
primera que expone sus cuadros.
–Sí, una exposición
modesta con mucho esfuerzo, apenas 15 dibujos en La Haya , una especie de justicia
poética porque Vincent empieza a dibujar en esa ciudad, de la que lo echan de
las escuelas de arte porque dibujaba mal. Pero hay un misterio ahí: ¿qué
convalida a un artista?; porque Van Gogh nada más vendió dos cuadros en vida y
a los dos años de su muerte ya está en el panorama de Ámsterdam. ¿Cómo hizo
esta mujer para organizar seis muestras en sólo nueve meses?
–¿Por qué creés que ella
vislumbró, antes que los críticos y especialistas, el valor de la obra de Van
Gogh?
–Porque leyó las cartas. Y
porque era la única que podía hacerse cargo.
Johanna Van Gogh Borger |
Los que quedaban de la
familia Van Gogh no lo valoraban
y creo que el gran error
de Vincent fue dejarle todo a su hermano, que estaba en el mismo círculo de
fuego que él. Pero
Johanna leyó las cartas y
se dio cuenta de que ahí había un corpus teórico impresionante.
-En tu novela ella parece
enamorada de los dos...
-Ella lo dice; busca en
las cartas saber quién había sido su marido porque nota que el vínculo pasional
había sido entre ellos: Théo muere seis meses después del suicidio de Vincent y
Johanna asume el lugar de intrusa, los pone en otro lugar de la historia y se
da el lujo de enterrarlos juntos.
Extraído de: http://www.clarin.com/sociedad
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