COLUMNA DESDE LO PISADO
Día del
Trabajador
Hay caras de alegría. Se
les nota. Otros discuten como si fuera el fin del mundo. En 1917 este lugar del
mundo cambió. Tuve en mis manos hace poco un libro de Máximo Gorki. Después vi
la película famosa sobre el libro. Se trata de una película del año 1926 de
Vsevolod Pudovkin llamada La
Madre.
Por Маттиас Rotulovic.
Rusia, 1° de mayo de 1992,
a pocos meses de haber caído la URSS.
La película resume parte
del libro. El libro cuenta parte del camino revolucionario desde 1905 hasta
1917 cuando se levanta la bandera comunista en Moscú. El filme evita algunos
detalles del texto literario dado el corto tiempo con el que se dispone de
cinta, la falta de recursos económicos y fílmicos (en Francia, los
hermanos Lumière lograron un resultado mejor pero tenían más
dinero e ideas). Ante la imposibilidad
de escuchar a los personajes, tal como se los escucha en la lectura del libro o
en el teatro (la película, claro está, es muda), las situaciones, trama y
argumento son lineales desde la óptica de los hechos. Se aplica así el
principio aristotélico de la
Mímesis (la imitación de acciones), en este caso, la
imitación de acciones humanas, narradas en una obra literaria (lo imitado).
La pregunta que me surge
ahora es: ¿Habría que ser un buen comunista y enterarse de la historia leyendo
el libro, pero además uno tendría que ser parte del proyecto soviético, y
ahorrarnos el esfuerzo intelectual y la lucha? No olvidemos que la URSS ya no existe. Como los
tiempos que corren son bastante apresurados, tal vez un poco descreídos y menos
militantes, tendré que explicar de qué se trata la película y el libro. Máximo
Gorki escribió La Madre
como una forma de… antes de proseguir, quiero recordar que en un curso de
literatura para norteamericanos dictado por el ruso (a él no le gustaba que le
dijeran “soviético”), el escritor Vladimir Nabokov, este dijo que Gorki hacía
política panfletaria desde su literatura. Es cierto y lo voy a demostrar.
¿Decir que hacía propaganda sería un deshonor?
Retomando la orientación
de la explicación, La Madre
muestra una superación tras una situación catastrófica. No como la del Cid.
Pues a diferencia del Cid, la madre, la mujer, nunca gozó ni de fama ni de
privilegios. Fue una “mujik” (мужик): una campesina. Quiero aclarar que los
campesinos en Rusia fueron la mayor preocupación de la literatura desde
mediados del siglo XIX. Dostoievski y Tolstoi (antes Pushkin y Turgeniev) lo
tuvieron en cuenta desde distintos enfoques que no detallaré aquí, pero sí me
importa explicar que esos enfoques estuvieron siempre en disputa con el
proyecto del gobierno zari
sta. Los campesinos fueron también preocupación para
Gorki. Nabokov siempre se sintió más Europeo o norteamericano que ruso. Sus
preocupaciones eran otras.
Gorki creía en la lucha de
clases, en la superación del hombre desde la cooperación y la educación
comunista. La madre, una mujer campesina y pobre, sometida a los maltratos de
su esposo que era un bruto católico y borracho. Él es la representación de la
antigua Rusia: la Rusia
violenta y zarista. La Rusia
débil en su entramado social pero de mano dura. La Rusia que depositó su
creencia y fe en el catolicismo al extremo.
La película la refleja
cómo una mujer desgastada y de mirada triste, débil y esquelética que padece el
maltrato de la historia rusa. Ella –dando un salto brutal en la historia-, se
convierte en líder de la revolución. Hace el viaje del héroe antiguo,
descendiendo al inframundo y volviendo con los laureles. A unos los acompañaba
el destino. A ella, a la madre, la acompaña la historia, la educación y la
lucha.
El libro la muestra
temerosa y profundamente creyente. Cree también en Rusia porque le teme al zar.
Pero al final ella es la URSS
del futuro frente a la Rusia
del pasado. La madre es la representación de la transición y el futuro a la
vez. Es el mensaje pedagógico de la obra. ¿Por qué? La respuesta es que, la
madre se supera y supera al malvado.
La primera superación es
la de la muerte. Si el hombre, el esposo representa a la antigua Rusia, cuando
este es asesinado en una revuelta de trabajadores, se asesina al cruel y
déspota régimen ruso. El mensaje es claro: ¿Quién más que los trabajadores para
superar las desgracias de una nación continental sumergida en la miseria? Había
que matar mediante la revolución a la
Rusia vieja. Ahí tiene razón Nabovok: Gorki es panfletario y
sin temor de serlo.
Por otro lado, está el
camino de la superación. Ese camino es la juventud comunista. El hijo es
comunista y se encuentra con sus camaradas en su casa. La madre, que pasará a
ser “hija” del régimen, comienza con mucho temor a ver cómo estos jóvenes se
encuentran en la clandestinidad. Se encuentran y dialogan. Los diálogos
empiezan a convencer a la señora que c
ada vez más, empieza a notar que fue
víctima de la injusticia de
Así se da el camino de la
superación. La madre va a la fábrica y se hace cargo de repartir los panfletos
(Nabokov vuelve a tener razón). Ella asume el papel protagónico. No les contaré
el final para no arruinar la lectura.
La educación es otro de
los mensajes de superación: la madre se educa. La educación se la da su hijo
que fue educado no por sus padres sino por el comunismo. Hay un nuevo nacer de
la madre que se convierte en líder y guía asumiendo nuevamente el papel
natural: ella cobija a su hijo, después de haber sido cobijada por él, mientras
su hijo está preso.
Rusia ya no es aquella
Rusia ni lo será. Las revoluciones están lejos. Voy a una Iglesia: está llena
de fieles. El Día del Trabajador se mira con desconfianza.
(*) Por Matías Rótulo
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