La acción de Dolores
(21 de abril de 1825)
Roberto Sari Torres
Tras desembarcar el 19 de
abril en las arenas de la Playa de la Agraciada , donde
desemboca el arroyo Gutiérrez (antes arroyo de los Ruiz) “Los 33” aguardan en la noche bajo la copa paternal
del higuerón (que mucho conocimos) a Tomás Gómez con la enrabada de caballos
prometidos.
En el horizonte
nocturno del río Uruguay patrullan los buques de la armada imperial brasilera,
tratando de impedir el inminente cruce de la guerrilla patriota. Pero la
pericia de los lancheros argentinos,
evitó que los inminentes héroes fueran presa del enemigo cisplatino; y antes de
que la medianoche del histórico día llegue, “los 33” ya han jurado el inmortal
“Libertad o muerte”, empeñando su honor y su grandeza en tan extraordinario
propósito.
Tomás Gómez se erró con “Los 33” en
el laberinto del delta del Paraná,
cuando iba a alertarlos del patrullaje brasileño en el río. Pero los hermanos
Ruiz estaban atentos y son ellos que arriman,
la caballada que los bravos de Lavalleja necesita.
Ya en la alta madrugada
del día 21, por sendas secretas del
cerrado monte uruguayo y a tranco de caballo salen al límite con la pradera. A
trote corto, alertas y prestos los sentidos e instintos guerreros, toman la vieja
huella del “Camino real” que subía desde “Vívoras” y al amanecer ya están en la cumbrera de la
hoy ruta 96; cruce de aquel camino con el entonces señalado por Agustín de Pinedo, al momento de
la fundación de San Salvador (Avenida
Asencio, de la hoy Dolores). Allí donde están los mástiles porta banderas,
Lavalleja dispersa una avanzada apostada
como vigía. En la persecución la guerrilla patriota cae de sorpresa sobre el
campamento militar brasilero apostado en el Noroeste del San Salvador. El
Coronel Laguna y su tropa es tomada prisionera. Muchos de ellos se pasan a
filas patriotas en tanto Laguna es dejado libre sin más trámite. La vieja voz
de una leyenda decía que el asiento del cuartel brasilero estaba ubicado en la
desaparecida Plazoleta Romero, corazón del Barrio “El Chaco”. Será entonces esta ciudad fluvial el primer
pueblo en ser liberado de la opresión norteña. Los mástiles en la ruta 96 y el
magnífico monumento en la Plaza Constitución
señalan la viva adhesión de los
doloreños a la gesta libertadora de “los 33” ; el inmarcesible sentimiento de hoy y de
siempre hacia ellos, los héroes del 25, y el compromiso de la irrestricta
defensa en el sostén del patriotismo, o los patrimonios, que a ellos y a su geta los representan aquí y en las arenas y
montes de la Agraciada. Desde
ese punto de vista ningún “charco de
aceite” en el camino, nos hará resbalar por la pendiente de la desidia hacia el olvido de esa parte de la batalla nacional que siguiendo
vientos la saga artiguista, modeló esta
República. Para cualquier emprendimiento
hay otros lugares; pero para
honrar la grandeza de los sucesos que demarcaron la soberanía del Uruguay
no quedan sino, los originales donde se
manifestaron y que el tiempo los a
resguardados del avatar interactivo de hombres y capitales; para los que,
financiera y socialmente, la vieja epopeya y grandeza de la historia
patria sirve, si sirve para sacarle
algunos pesos de ganancia y si no sirve.
Un lazo de unión entre el
ayer heroico fundador y el presente en evolución, se hace más fuerte hoy,
cuando a aquel, en la práctica, se lo
disminuye en histórico valor… ¡Que la épica gesta de “los 33 Orientales”, como paradigma, continúe
alumbrando el porvenir del Uruguay!
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