Memoria que interpela
Lauro Ayestarán con su grabador Butoba,
en su estudio de la calle Suárez 3104.
Montevideo. Año 1965. (Foto: José Santángelo).
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A 100 años del nacimiento de Lauro
Ayestarán, su legado es rescatado y difundido en diálogo con el presente.
En 2013 se cumplen 100 años del nacimiento
de Lauro Ayestarán (1913-1966). El investigador y musicólogo uruguayo realizó
sus trabajos desde una perspectiva latinoamericanista que posibilitó la
comprensión de lo nacional en un contexto mayor, abarcando tanto la música
culta como la popular del país mestizo. Dejó detrás suyo una obra sin
precedentes, además de su extenso archivo que aseguró la existencia de diversas
manifestaciones musicales de esta tierra.
El Centro de Documentación Musical Lauro
Ayestarán (CDM) -que este mes cumple cuatro años- organizará varias
actividades: hasta el 24 de abril se mantendrá la exposición de la Fotogalería
del Prado, construida a partir de retratos tomados por Ayestarán en los viajes
que realizó por el país en tren, ómnibus o carreta (entre 1943 y 1966), en los
que registró más de 3.000 grabaciones. El 25 de abril inaugurará otra exposición
en el teatro Solís, y continúa la serie de coloquios internacionales que el CDM
puso en marcha en 2009, esta vez con el tema “El tango ayer y hoy”.
Coriún Aharonián y Leonardo Croatto en el Centro de Documentación Musical Lauro Ayestarán -CDM- Foto Nicolás Celaya. |
Sobre estos festejos, el rol del creador
actual y otros temas hablamos con el director y el coordinador musicológico del
CDM, Coriún Aharonián y Leonardo Croatto, respectivamente.
-En una entrevista de Leonardo Flamia para
el semanario Voces, usted plantea que la llegada de María Simon fue
providencial, porque entendió de qué se trataba el archivo y permitió el
salvataje. ¿Cómo fue el proceso?
Coriún Aharonián: -En primer término, el
Archivo Ayestarán estuvo -después de su temprana muerte en 1966- muchísimos
años conservado por la familia sin que el Estado se hiciera cargo. La viuda
insistió con los sucesivos gobiernos y no obtuvo respuesta. Parte del archivo
salió del país hacia la Biblioteca del Congreso de Washington. Fue muy grave,
una gran pérdida. Cuando en 2002 surgió la posibilidad de que el resto también
se fuera, felizmente el Estado se hizo cargo, durante el segundo período de
[Antonio] Mercader en el Ministerio de Educación y Cultura [MEC]. Firmó un
protocolo con la familia y se responsabilizó por lo que quedaba del archivo. En
2002 Mercader fue sustituido por Leonardo Guzmán, quien nombró una comisión
honoraria responsable. Mientras tanto, el archivo permanecía en la casa de la
familia. Durante los tres primeros años del gobierno del Frente Amplio, el
ministro [Jorge] Brovetto no se mostró interesado y el archivo quedó en la
misma casa. Cuando María Simon asumió como ministra, entendió su importancia
rápidamente y dispuso que se recogiera el material. El 26 de marzo de 2009
Simon tomó una resolución ministerial por la cual se creó el CDM sobre la base
d
e ese archivo. A fin de ese año logramos obtener un local cedido en comodato
por la ANEP.
Humberto Ponte.
Mercedes, departamento de Soriano.
9 de noviembre de 1956. (Foto: Lauro
Ayestarán).
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-Nos rodean cientos de carpetas...
CA: -Ayestarán mantuvo un intercambio
fluido con otros colegas muy prestigiosos, fue la forma que encontró de no
estar encerrado, de estar integrado al mundo. En esa época se viajaba muy poco
pero él se mantenía al día absolutamente en todo, incluso comunicado con las
vanguardias en materia de musicología.
Leonardo Croatto: -Llama la atención, sobre
todo, el sistema del relacionamiento de la información; una de las cosas que
investigo es su construcción de la metodología de trabajo, qué agrupaba y
relacionaba. Unas ya las estamos reconstruyendo y otras estamos en vías de,
hasta contar con el panorama general. También hay apuntes manuscritos de
futuras publicaciones, partituras de época, material de preparación de clases
para acá y Argentina que son increíbles...
CA: -Era muy riguroso también en eso. A
diario nos sorprendemos de cómo llegó a hacer tantas cosas en tan pocos años.
Sin descuidar la docencia, dar conferencias, escribir artículos, trabajar en
radio, difundiendo su trabajo para que no quedara encerrado como un tesoro en
el gabinete del mago, poniéndolo a disposición del pueblo -aunque esta palabra
esté fuera de uso-. Es algo conceptualmente muy importante.
Lucio Sosa (payador). Mercedes, departamento
de Soriano. 9 de noviembre de 1956.
(Foto: Lauro Ayestarán).
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-La exposición de fotos en el Prado es
parte del archivo, ¿no?
CA: -El archivo fotográfico es increíble.
Lo tenemos parcialmente expuesto en la Fotogalería del Centro de Fotografía de
la Intendencia de Montevideo [IM] en el Prado. Sorprende la alta calidad que
tienen las fotografías de documentación. El asombro de todos es que Ayestarán
resultó ser muy buen fotógrafo. Además, se ayudaba de otros fotógrafos que
colaboraban sacando fotos de tal entrevista, en tal lugar y tal pueblito; por
ejemplo, Apolo Ronchi, de Paysandú, o, en los últimos períodos, Enrique Pérez
Fernández, de Montevideo. En la exposición hay fotografías de “los otros”,
digamos. Hay una colección de negativos impresionante y ampliaciones hechas por
Ayestarán.
LC: -No se deben quedar con la versión de
internet porque realmente no se compara.
CA: -Sí, la calidad del grano es
sorprendente, son gigantografías de una nitidez impresionante. Se observan
detalles que nosotros no habíamos detectado.
LC: -Qué hay arriba de la mesa de la persona
que está grabando, por ejemplo, o el teléfono descolgado para que no suene
durante la grabación...
CA: -Está el cieguito [Nicolás] Basso
cantando en la feria y están los rostros de las personas que lo rodean, está el
niño junto al músico callejero, está la esposa observando al esposo al que
Ayestarán está grabando.
LC: -Cada foto es una historia, un cuento.
-Es muy interesante que la exposición de
fotos sea en un museo abierto.
CA: -En estos días de Semana Criolla van a
ser muy interesantes los cruces que se puedan dar. De hecho, ya se han dado
algunos fascinantes, como una persona que quedó muy impresionada ante una
fotografía de la exposición: el músico allí retratado era su abuelo.
LC: -O Aquiles Pintos, emocionado, porque
se vio a sí mismo cuando tenía 30 años.
-El proyecto del CDM se basa en el espíritu
latinoamericanista de Ayestarán. Además de su registro de la música popular,
¿cómo definirían su legado?
CA: -Fundamentalmente, tener una actitud
ética. El eje de todo es su implacable actitud ética y la aplicación de lo
ético a cuanta cosa hiciera. Después de observar su rigurosidad, estamos
obligados a mantener ese nivel sí o sí.
LC: -También el rigor de investigar en
profundidad y de situar las cosas en un marco epistemológico claro, concreto.
-En estos cuatro años el CDM ha organizado
seminarios, coloquios (“Música/musicología y colonialismo”, en 2009, y “La
música entre África y América”, en 2011) y ha realizado varias publicaciones,
como el CD con grabaciones de las llamadas de los 40, 50 y 60 registradas por
Ayestarán. ¿Cuáles son los siguientes proyectos?
CA: -Este año estamos celebrando el
centenario del nacimiento de Ayestarán y, por lo tanto, habrá varios eventos
relacionados. Hemos comenzado con la exposición a cielo abierto en colaboración
con el Centro de Fotografía de la IM, que realmente ha hecho un trabajo
magnífico. La exposición del Prado se cierra el 24 de abril y el 25 inauguramos
una exposición de documentación en la sala de exposiciones del teatro Solís, bajo
la responsabilidad de otros compañeros y en colaboración con el CIDDAE [Centro
de Investigación, Documentación y Difusión de las Artes Escénicas], que lo
seleccionó como su proyecto del año.
LC: -La muestra contará con cartas de
personajes de la historia...
CA: -... que dialogan y discuten con
Ayestarán sobre la problemática de ese momento. Hay carpetines, pautaciones,
publicaciones, los aparatos usados por él (grabadores históricos que pesaban
más de 30 kilos y que trasladaba en sus viajes)...
LC: -... un audiovisual, documentos sonoros
y, además de las visitas guiadas, existirá un sector con ceibalitas para
escolares, liceales y adultos, que tendrán la posibilidad de ver y escuchar
documentos digitales.
CA: -Olga Picún es quien se está encargando
de esto, secundada por el equipo del CDM; la estamos recuperando para el país
tras 17 años de ausencia y tres posgrados en el exterior. La exposición de
fotos estuvo a cargo de Federico Sallés con la colaboración de Viviana Ruiz y
del equipo del Centro de Fotografía. En el CDM hemos tratado de generar un
espíritu de equipo y parece que lo estamos logrando, con las responsabilidades
repartidas horizontalmente.
LC: -Cuando nos mudamos éramos dos personas
(María Hortiguera, que se jubiló, y yo) y ahora somos ocho (ingresaron Viviana
Ruiz, Federico Sallés, Verónica Bello, Beatriz Ricci, Olga Picún, Leonardo
Secco y Fabricia Malán). Además de los colaboradores honorarios, como Fabrice
Lengronne, Mateo Soler, Lucía Germano, Mariana Gerosa y más.
-Continúan los festejos...
CA: -En el marco de la muestra del Solís,
el 21 de mayo habrá una jornada de actualización para docentes de secundaria
con cuatro seminarios sobre temas vinculados a Ayestarán y su labor. Luego, en
la segunda mitad de junio, se realizarán unas jornadas de estudio en
colaboración con la Facultad de Humanidades, sobre la personalidad de Lauro
Ayestarán y sus aportes. Entre setiembre y octubre, continuando el criterio de
los coloquios internacionales anteriores, tendremos otro titulado “El tango
ayer y hoy”. En semanas sale el volumen correspondiente al segundo coloquio
sobre África y América. Además del CD mencionado, hemos publicado un DVD con
filmaciones de toques “madre” del candombe. Gradualmente saldrán sucesivas
ediciones de material del archivo sonoro y DVD sobre unidades temáticas
específicas.
LC: -Los CD y DVD se encuentran en
distribución gratuita para centros educativos y docentes.
CA: -Hasta que no logremos resolver las
trabas legales, nuestras publicaciones tendrán distribución limitada.
LC: -No están en las librerías, por
ejemplo. Es una lástima, por la limitación del acceso.
-En diálogo con Viglietti -por 2008- usted
sostiene que Uruguay ha bajado el nivel en materia musicológica y creativa y se
refiere a cierta ingratitud de la clase política para con la gente de la
cultura de izquierda…
CA: -Esa ingratitud existe. Es un tema
complejo y no es sólo uruguayo. Por suerte hay situaciones específicas que
permiten tener una visión puntualmente optimista. En el caso del CDM hemos
tenido la suerte de contar con el apoyo y la comprensión de María Simon y
después de Ricardo Ehrlich, fundamentales para que esto siga existiendo. Y
hemos tenido apoyo de otros niveles jerárquicos, como la Dirección General de
Secretaría del MEC, en una actitud de comprensión de finalidades.
LC: -También algunas incomprensiones. Hay
una parte del Archivo Ayestarán que quedó rehén en el Museo Histórico Nacional,
inaccesible no sólo para el público sino también para nosotros desde hace
cuatro décadas.
CA: -No se entiende, ya que lo ideal es que
se unifique en un organismo musicológico especializado, sobre todo cuando
existe una resolución ministerial en la que se le confiere a la Comisión
Honoraria la responsabilidad de todo el legado de Ayestarán, que, además, como
usted ve, es bastante complejo. No es algo burocrático para que lo maneje un
funcionario no especialmente calificado. Es algo muy divertido y apasionante
pero también muy especializado, que exige un conocimiento de lo que se está manejando.
LC: -Fue más fácil conseguir una copia
digital de partituras que estaban en Washington que acceder a este tercio del
archivo que está en Ciudad Vieja.
CA: -Hasta hoy no hemos logrado unificar el
archivo de Ayestarán conservado dentro del país.
LC: -Es el problema de las jurisdicciones,
de los museos que consideran el acervo como una propiedad particular y no como
parte del acervo nacional.
-¿Cuándo se abrirá al público?
LC: -Nuestro objetivo es hacerlo cuanto
antes. Queremos que esté en internet todo el material posible para que en
cualquier parte del mundo puedan escuchar una grabación de Ayestarán o leer
documentos, y que puedan venir investigadores a realizar sus estudios. No hemos
llegado a esa etapa, porque hubo una instancia de recuperación física, de
conservación, mantenimiento, organización y más. Recién con estas exposiciones
y con las publicaciones nos estamos acercando a la divulgación, pero nuestro
objetivo final es ser una biblioteca y una fonoteca, y un archivo abierto.
CA: -Además, nuestro propósito inicial fue
ampliar la base del Archivo Ayestarán a un centro de documentación más completo
aún, incorporando más cosas. Todavía no podemos invitar a la gente a hacer
donaciones porque por el momento no tenemos espacio suficiente.
LC: -Recibimos una colección de rollos de
pianola fabricados en nuestro país, por ejemplo, donados por Boris Puga. Se le
realizó una entrevista que está en el archivo.
CA: -Puga explica allí cómo funcionaban los
rollos de pianola, cómo se hacían, el proceso de comercialización, el período
histórico en el que tuvieron vigencia, etcétera.
LC: -Ampliar la base es eso también.
Recibimos una donación y le hacemos una entrevista al donante... proyectos como
“Los caminos de Ayestarán”, para ponerle un nombre, un proyecto que por ahora
no hemos logrado financiar. Consiste en volver a los lugares donde Ayestarán
hizo sus registros medio siglo atrás y ver qué es lo que está ocurriendo ahora;
volver a hacer el camino con cámara, grabadores, dando pequeñas conferencias,
conservando en lo posible la metodología de Ayestarán.
-¿Se puede pensar el CDM como lugar de
resistencia cultural?
CA: -La labor cultural en última instancia
siempre puede ser de resistencia. Quizá en ese sentido se podría decir que sí,
pero no necesariamente en este caso. El término resistencia en nuestro país
está muy ligado al período de resistencia contra la dictadura.
LC: -Sí, hay una resistencia en cuanto a la
pérdida de la identidad cultural, ahí sí hay un trabajo de resistencia
necesario que, en parte, también se da acá en el CDM. Poner a disposición, como
referentes musicales, todos los contenidos de un archivo de grabaciones de
varias décadas, como es el trabajo de Ayestarán, genera, inevitablemente, un
punto de referencia para los músicos de hoy.
De izquierda a derecha Rosario Miguez y Lauro Ayestarán. Sarandí del Yí, departamento de Durazno. 19 de junio de 1957. (Foto: Castro). |
CA: -Ahí hay una cosa importante. Ayestarán
no se manejó sólo con un aspecto de la cultura sino con una visión muy completa
y polifacética de lo cultural y, en concreto, de lo musical. Por tanto, sus
intereses iban desde la más refinada música culta de la vanguardia o de la
Colonia o del Medioevo hasta las músicas de las culturas más alejadas, junto a
todas las variantes de las expresiones populares de nuestro país. Un centro de
documentación que recoge su legado tiene que ser lo más completo posible. Son
muchos aspectos que se deben cubrir. Es muy importante que el país tenga
documentación, que Fabini no sea un mero billete de 100 pesos sino que, además,
sea alguien que se escuche -y ésta es la responsabilidad de los organismos que
deberían hacerlo escuchar- y cuya obra se conozca. Que el docente pueda manejar
información y documentación -a la que es muy difícil acceder-, sobre todos
aquellos que han ido construyendo a este país en materia cultural.
-En 1986 usted decía que “no hay nueva
sociedad sin nueva cultura”, ¿cuál sería el rol del creador y teórico actual?
CA: -Es muy importante que lo que se
produzca dentro de la sociedad esté vivo, que lo que uno consuma sea una
cultura viva, en el sentido de tener vitalidad y estar renovándose; una cultura
estancada significa una sociedad enferma. Es muy importante entonces que haya
una cultura vital y, al mismo tiempo, mantener la memoria histórica fresca,
algo que permita dialogar con las posibilidades de innovación que siempre son sanas
en la sociedad. Es una pregunta y un tema complicado. El CDM debe estar
suministrando materiales que permitan el diálogo con la memoria y,
eventualmente, el diálogo y la discusión con el presente. Una cultura que no se
discute es una cultura con peligro de morir.
LC: -La disposición de algo vivo es algo
que se mueve y necesita de que se rompan códigos o se generen códigos nuevos,
lo que siempre es difícil de aceptar por públicos bastante anestesiados o
adormecidos. Yo a veces pongo el ejemplo de las investigaciones que demuestran
que la comida chatarra o que los cigarrillos comerciales tienen componentes que
generan adicción. Creo que culturalmente hay adicciones y que las cosas nuevas
tienden a romper. Hay una defensa de quedarse en las costumbres o en lo que ya
se sabe cómo suena, aquello que no me cuestiona o desafía. En esa dialéctica se
mueve tanto la música popular como la culta, y en esta última, la dialéctica y
la resistencia a lo nuevo es más fuerte todavía. En este caso, hablo como
docente y no como CDM, pero uno de mis objetivos es abrir la escucha, que no
entre sólo lo que pasa por la grilla cuadriculada de lo que está establecido
por el sistema tonal, de los medios, de la difusión organizada o de la
industria. Y no es fácil, a jóvenes edades la escucha ya está muy predispuesta
en lo que está bien y para aquello que suena raro ya no se tiene la curiosidad
de investigar, sobre todo si hay algo que se dirige a mí como receptor. Lo
nuevo de verdad te golpea, te provoca, te desafía. Ayudar a vencer la pereza de
meterse con esas cosas es un objetivo. Creo que hay mucha autorreferencialidad
en una generación de cantautores que es bastante extendida.
CA: -Lo que ha habido es un cierto afloje
de ímpetu juvenil y una actitud más conformista quizá, y creo que hay una
responsabilidad de los medios de comunicación muy importante. Lo que hay, en
materia de producción cultural, es una diversidad como en cualquier momento
histórico. Entre esa diversidad hay cosas con más y menos rigor, con más y
menos autoexigencia, con más y menos riesgo, que son factores muy importantes
en la creación artística. Pero también hay un papel muy importante en los
medios de comunicación que privilegian lo banal. Eso sí es un asunto
preocupante: inducir a la banalización del consumo también incide en cuál de
los esfuerzos creativos llega a la gente, porque también se está entorpeciendo
la comunicación normal de seres de una misma sociedad. Volvemos a la ética de
Ayestarán: entender al artista como un ser responsable frente a la sociedad a
la que se dirige, y entender a todo el entramado de comunicación de la
producción artística como una responsabilidad de todos sus participantes
-comunicadores, comerciantes, autoridades, burócratas- frente al juicio de la
historia.
Débora Quiring
Extraído de: http://ladiaria.com.uy
De izquierda a derecha Rosario Miguez
y Lauro Ayestarán. Sarandí del Yí, departamento de Durazno. 19 de junio de
1957. (Foto: Castro).
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