La
muerte «más idiota» de Albert Camus
Así
calificó el Nobel de Literatura el fallecimiento del ciclista Fausto Coppi en
accidente de tráfico, según anunciaban por error algunos periódicos, un día
antes de que a él le ocurriera lo mismo en la carretera de Borgoña
«No conozco
nada más idiota que morir en un accidente de auto», dijo Albert Camus, el 3 de
enero de 1960, en referencia a la pérdida de Fausto Coppi, después de que
algunos diarios europeos publicaran por error que esa había sido la causa de la
muerte del histórico ciclista. Al día siguiente, el propio Camus, de cuyo
nacimiento se cumplen hoy 100 años, se dejaba la vida sobre el asfalto de la
carretera de Borgoña, cerca de La Chapelle Champigny.
Ocurrió
cuando su amigo y editor Michel Gallimard conducía a gran velocidad su Facel
Vega en una recta sin obstáculos y el neumático reventó. El Premio Nobel de
Literatura 1957 iba a la derecha del conductor. «El encontronazo con un árbol
fue tan violento que el vehículo se partió en tres pedazos, y Camus fue a parar
a los asientos posteriores. La muerte del famoso escritor fue instantánea»,
contaba el corresponsal de ABC en París, Federico García-Requena, en una
crónica titulada «La muerte, imprevista y absurda, de Albert Camus».
El coche
quedó tan destrozado que se tardó mucho tiempo en extraer el cadáver del
escritor de entre los restos del coche. Gallimard, en cambio, fue trasladado
grave al hospital y su esposa y su hija sufrieron tan sólo contusiones.
Tributo tardío
La huelga
que mantenían desde hace días los medios de comunicación francesas hizo que la
trágica noticia se divulgara muy tarde. Sin embargo, en cuanto se supo del
accidente, la radio pública francesa, de acuerdo con las comisiones de huelga,
decidió inmediatamente suspender su programa de música grabada, el único que
transmitía en aquellos momentos, para rendir tributo al fallecido escritor.
«El estupor
ahondaba dolorosamente en nuestra carne conforme íbamos tomando conciencia del
tremendo e inesperado drama», añadía el corresponsal de ABC.
Camus tenía
sólo 47 años y tan sólo tres antes había alcanzado la gloria de las letras con
el Nobel. Fue el segundo escritor más joven de la historia en conseguirlo–por
detrás del inglésRudyard Kipling, que recibió el galardón en 1907 con 42 años,
uno menos que Camus– y llegó a decir en una ocasión que su obra no había hecho
más que empezar. Nadie lo hubiera dicho a juzgar por novelas como «El
extranjero» (1942), «La peste» (1947) o «La caída» (1956), pero lo cierto es
que fallecía prematura y repentinamente un hombre «colmado de dones y de
honores, benjamín de los actuales escritores franceses de fama universal, que
tenía adquirida una reputación intelectual incomparable, elaborada de
exigencias y de una estricta y severa pureza», decía la necrológica de ABC.
Se unía así
a la larga lista de celebridades que se han dejado la vida en un accidente de
tráfico: James Dean, Jackson Pollock, Jorge Cafrune,Pierre Curie o la bailarina
estadounidense Isadora Duncan, entre una lista infinita.
«Condenado a muerte»
Camus, tras recibir el premio Nobel en 1957 |
Sin
embargo, la vida de Camus era la del hombre que se sabe «condenado a muerte»
por una enfermedad incurable, razón por la cual trabajaba incasablemente para
«desprenderse del precioso mensaje literario que guardaba en sí». Sufría una
afección pulmonar, que ya le había avisado con dos graves crisis, y el mal de
Koch, que «estaba latente en su organismo como una fiera agazapada, dispuesta a
surgir de nuevo para dentellearle vorazmente en el instante más inesperado»,
aseguraba García-Requena.
Ni por un
momento pudo imaginarse el gran Albert Camus que su fin sería tan distinto, tan
«absurdo» e «imprevisible». «La pérdida del joven maestro de la joven élite
europea es una de las mayores que podían sufrir en estos momentos las letras
francesas y toda la juventud ha de llorarla», dijo entonces François Muriac,
otro de los escritores franceses laureados con el Nobel.
«¿Qué podré
yo llamar eternidad, sino a todo aquello que forzosamente habrá de continuar
después de mi muerte?», se preguntó en una ocasión el humanista convencido,
consciente del absurdo de la condición humana, antes de morir.
Extraído de: http://www.abc.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario