EL AUTOR DE "EL
MAR" ESCRIBE TAMBIÉN NOVELAS POLICIALES COMO BENJAMIN BLACK
Un irlandés para el Asturias
El irlandés John
Banville, quien además de su obra como escritor "serio" suele
desdoblarse en autor de novelas policiales con el seudónimo de Benjamin Black,
fue galardonado con el premio español Príncipe de Asturias de las Letras. Es el
primer escritor de su país en ganarlo.
GUILLERMO ZAPIOLA
Banville se impuso en
la última votación al japonés Haruki Murakami y el inglés Ian McEwan, en una
lista de un total de 24 escritores provenientes procedentes de Argentina, Cuba,
Chile, China, Egipto, Estados Unidos, Grecia, Irlanda, Italia, Japón,
Mozambique, Reino Unido, Uruguay y España.
El jurado del Príncipe
de Asturias, presidido por el director de la Real Academia Española, José
Manuel Blecua, destacó en Banville su "inteligente, honda y original
creación novelesca", elogiando también su prosa abierta "a deslumbrantes
espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los
mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía". Según el jurado,
los libros de Banville muestran "un análisis intenso de complejos seres
humanos" .
Una de sus admiradoras
ha afirmado que Banville, nacido en Wexford, Irlanda, en 1945, tiene el aspecto
de un verdadero `gentleman` hasta que comienza a hablar. En ese momento,
agrega, se convierte en "el perfecto caballero-canalla", atildado y
elegante en las formas, pero ácido y sarcástico en su discurso. Hay algo de
Jekyll/Hyde en la personalidad de Banville, afirma esa observadora, y acaso de
ella derive también la doble personalidad del escritor (Banville/Black). No es
por cierto el único caso en el género: hay más gente que recuerda al novelista
policial Nicholas Blake (autor de la serie del detective Nigel Strangeways,
encabezada por la notable La bestia debe morir) que al poeta Cecil Day-Lewis,
casualmente otro irlandés cuyo apellido es recordado sobre todo porque tuvo un
hijo famoso llamado Daniel.
Banville ha podido ser
comparado con autores como Henry James o Vla-dimir Nabokov por novelas de
introspección psicológica y prosa elegante como El mar, Los infinitos o Antigua
luz. Black, en libros como El secreto de Christine, En busca de April o
Venganza, se aproxima en cambio a la gran tradición de la novela negra como
Raymond Chandler o Dashiell Hammett, y por eso no debe extrañar que los
herederos de Chandler le hayan encomendado escribir una nueva historia de Phillip
Marlowe, La rubia de ojos negros. De "Benjamin Black" se ha dicho que
se limitaba a cambiar el Los Angeles de Chandler o MacDonald por Dublín pero
con su libro sobre Marlowe no tuvo más remedio que volver a Los Angeles. De
todos modos no debe de haberle molestado el cambio: lo fascina la novela negra
"clásica", apoyada sobre todo en los personajes, el ambiente y en la
intriga, y desconfía de los excesos de violencia. "Soy un anticuado",
afirma. Incluso se ha permito bromear sobre esas dualidades.
Encuentros.
En un diálogo
imaginario ente Benjamin Black y Banville escrito hace algunos años por este
autor de dos cabezas, se marcaban las diferencias entre ambos. Black le decía a
su `alter ego`: "Usted dedica páginas y páginas a especular sobre el
porqué de que tal o cual personaje hicieran tal o cual cosa, sin dar nunca,
naturalmente, una respuesta. Yo procedo por medio de la acción. Mis personajes
son lo que hacen. O al revés: lo que hacen es lo que son. Sus libros piensan;
los míos miran. Miran e informan".
Orígenes.
Banville se formó en
una familia católica pero rompió muy pronto con la fe de sus padres (y con su
familia en sí misma). Comenzó a viajar y a escribir, se hizo periodista,
(trabajó durante 35 años en The Irish Press y The Irish Times, y actualmente es
colaborador de The New York Review of Books), y combinó esa actividad con su
labor literaria. En 1970 publicó su primer libro, Los relatos de Long Lankin, y
no ha parado desde entonces. Y aunque recibió el premio Booker por El mar en
2005, afirma no ser en su país un autor al que los círculos oficiales tengan
mucha estima. "Sé que no soy bienvenido", ha llegado a decir en
alguna entrevista.
La candidatura de
Banville fue propuesta por el vicedirector de la Real Academia Española, José
Antonio Pascual Rodríguez, y por el embajador de España en Irlanda, Javier
Garrigues. El escritor irlandés destacó el gran esfuerzo efectuado por el
diplomático español para intentar que él ganase el premio, e incluso ha dicho,
medio en broma, medio en serio, que "en España me tienen en mejor estima
que en Irlanda...". Por otra parte es muy consciente de la importancia de
España en la historia de la novela. "España es un gran país con una
extraordinaria historia y cultura", ha dicho a los medios, definiendo
también a Cervantes co-mo el "primer gran novelista" de la época
moderna.
"Creo que la
novela comenzó con Cervantes. Ciertamente fue el primer gran novelista de la
era moderna. Por eso estoy encantado de lograr un premio aquí, en un país con
una historia cultural extraordinaria". Y dado que el premio llega en medio
de las agitaciones de la abdicación de Juan Carlos y la asunción al trono de su
hijo Felipe ha podido decir también, desde el fondo de su corazón de irlandés
republicano: "Parece que Felipe va a ser mi primer rey".
También ha manifestado
su confianza en que el premio se lo hayan dado a Banville y no a Black.
"Espero que este premio se lo den a John Banville, no a Benjamin Black, a
toda mi carrera, que dura ya más de medio siglo", ha insistido. Sin
embargo, no parece estar del todo seguro. Uno de los cables que anunciaba el
otorgamiento del premio afirmó justamente que ésta era la primera vez que el
Príncipe de Asturias iba "para un autor del género negro". Habrá que
ver si Banville se enoja o se divierte al leer eso.
Extraído de: http://www.elpais.com.uy/
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