viernes, 6 de junio de 2014

EL AUTOR DE "EL MAR" ESCRIBE TAMBIÉN NOVELAS POLICIALES COMO BENJAMIN BLACK

Un irlandés para el Asturias


El irlandés John Banville, quien además de su obra como escritor "serio" suele desdoblarse en autor de novelas policiales con el seudónimo de Benjamin Black, fue galardonado con el premio español Príncipe de Asturias de las Letras. Es el primer escritor de su país en ganarlo.




GUILLERMO ZAPIOLA



Banville se impuso en la última votación al japonés Haruki Murakami y el inglés Ian McEwan, en una lista de un total de 24 escritores provenientes procedentes de Argentina, Cuba, Chile, China, Egipto, Estados Unidos, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Mozambique, Reino Unido, Uruguay y España.

El jurado del Príncipe de Asturias, presidido por el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, destacó en Banville su "inteligente, honda y original creación novelesca", elogiando también su prosa abierta "a deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía". Según el jurado, los libros de Banville muestran "un análisis intenso de complejos seres humanos" .

Una de sus admiradoras ha afirmado que Banville, nacido en Wexford, Irlanda, en 1945, tiene el aspecto de un verdadero `gentleman` hasta que comienza a hablar. En ese momento, agrega, se convierte en "el perfecto caballero-canalla", atildado y elegante en las formas, pero ácido y sarcástico en su discurso. Hay algo de Jekyll/Hyde en la personalidad de Banville, afirma esa observadora, y acaso de ella derive también la doble personalidad del escritor (Banville/Black). No es por cierto el único caso en el género: hay más gente que recuerda al novelista policial Nicholas Blake (autor de la serie del detective Nigel Strangeways, encabezada por la notable La bestia debe morir) que al poeta Cecil Day-Lewis, casualmente otro irlandés cuyo apellido es recordado sobre todo porque tuvo un hijo famoso llamado Daniel.

Banville ha podido ser comparado con autores como Henry James o Vla-dimir Nabokov por novelas de introspección psicológica y prosa elegante como El mar, Los infinitos o Antigua luz. Black, en libros como El secreto de Christine, En busca de April o Venganza, se aproxima en cambio a la gran tradición de la novela negra como Raymond Chandler o Dashiell Hammett, y por eso no debe extrañar que los herederos de Chandler le hayan encomendado escribir una nueva historia de Phillip Marlowe, La rubia de ojos negros. De "Benjamin Black" se ha dicho que se limitaba a cambiar el Los Angeles de Chandler o MacDonald por Dublín pero con su libro sobre Marlowe no tuvo más remedio que volver a Los Angeles. De todos modos no debe de haberle molestado el cambio: lo fascina la novela negra "clásica", apoyada sobre todo en los personajes, el ambiente y en la intriga, y desconfía de los excesos de violencia. "Soy un anticuado", afirma. Incluso se ha permito bromear sobre esas dualidades.

Encuentros.
En un diálogo imaginario ente Benjamin Black y Banville escrito hace algunos años por este autor de dos cabezas, se marcaban las diferencias entre ambos. Black le decía a su `alter ego`: "Usted dedica páginas y páginas a especular sobre el porqué de que tal o cual personaje hicieran tal o cual cosa, sin dar nunca, naturalmente, una respuesta. Yo procedo por medio de la acción. Mis personajes son lo que hacen. O al revés: lo que hacen es lo que son. Sus libros piensan; los míos miran. Miran e informan".


Orígenes.
Banville se formó en una familia católica pero rompió muy pronto con la fe de sus padres (y con su familia en sí misma). Comenzó a viajar y a escribir, se hizo periodista, (trabajó durante 35 años en The Irish Press y The Irish Times, y actualmente es colaborador de The New York Review of Books), y combinó esa actividad con su labor literaria. En 1970 publicó su primer libro, Los relatos de Long Lankin, y no ha parado desde entonces. Y aunque recibió el premio Booker por El mar en 2005, afirma no ser en su país un autor al que los círculos oficiales tengan mucha estima. "Sé que no soy bienvenido", ha llegado a decir en alguna entrevista.

La candidatura de Banville fue propuesta por el vicedirector de la Real Academia Española, José Antonio Pascual Rodríguez, y por el embajador de España en Irlanda, Javier Garrigues. El escritor irlandés destacó el gran esfuerzo efectuado por el diplomático español para intentar que él ganase el premio, e incluso ha dicho, medio en broma, medio en serio, que "en España me tienen en mejor estima que en Irlanda...". Por otra parte es muy consciente de la importancia de España en la historia de la novela. "España es un gran país con una extraordinaria historia y cultura", ha dicho a los medios, definiendo también a Cervantes co-mo el "primer gran novelista" de la época moderna.

"Creo que la novela comenzó con Cervantes. Ciertamente fue el primer gran novelista de la era moderna. Por eso estoy encantado de lograr un premio aquí, en un país con una historia cultural extraordinaria". Y dado que el premio llega en medio de las agitaciones de la abdicación de Juan Carlos y la asunción al trono de su hijo Felipe ha podido decir también, desde el fondo de su corazón de irlandés republicano: "Parece que Felipe va a ser mi primer rey".

También ha manifestado su confianza en que el premio se lo hayan dado a Banville y no a Black. "Espero que este premio se lo den a John Banville, no a Benjamin Black, a toda mi carrera, que dura ya más de medio siglo", ha insistido. Sin embargo, no parece estar del todo seguro. Uno de los cables que anunciaba el otorgamiento del premio afirmó justamente que ésta era la primera vez que el Príncipe de Asturias iba "para un autor del género negro". Habrá que ver si Banville se enoja o se divierte al leer eso.


Extraído de: http://www.elpais.com.uy/


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