MARIANO FORTUNY, PINTOR DE
LA BURGUESÍA

En 1860 marchó a África, a instancias de la Diputación
barcelonesa, para tomar apuntes de la campaña militar española. Su paleta se
orientó hacia tonalidades más sonoras y luminosas; se interesó asimismo por el
pintoresquismo árabe, que ocuparía desde entonces un lugar destacado en su obra
(La odalisca). El cambio de rumbo de su pintura, que excluía los grandes
formatos, y el aumento de su clientela le impidieron terminar el gran
lienzo La batalla de Tetuán.

Con
Fortuny alcanza su más refinada expresión una corriente de la pintura romántica
que respondía al gusto de una alta burguesía que rechazaba el realismo de
Courbet y el impresionismo y que, por el contrario, apreciaba los temas
exóticos y el preciosismo. Dentro de estas limitaciones conceptuales, su obra
se distingue por la perfección de su factura y por la frescura del colorido. La
prematura muerte del artista truncó desarrollos en sentido impresionista que ya
parecen anunciarse en ciertas obras.
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