JEAN WATTEAU, “PINTOR DE FIESTAS GALANTES”
Jean Antoine Watteau nació en Valenciennes,
Francia, el 10 de octubre de 1648 y murió en Nogent-sur-Marne el 18 de julio de
1721. Su singularidad estilística, su condición de pintor inclasificable, se
debe probablemente a que su Valenciennes natal formó parte de los Países Bajos
hasta seis años antes de su nacimiento, y por ello, su lenguaje artístico
combinó la vena realista del norte con su amor por lo cotidiano y los pequeños
detalles, con una sofisticación de cuño indiscutiblemente francés. Se trasladó
a París en 1702, y en 1717 ingresó en la Academia con la obra Embarque para
Citerea y bajo el título de «pintor de fiestas galantes», acuñado a propósito
para él. Watteau fue, de hecho, el creador de este nuevo género, el de las
fiestas galantes, con el que se asocia fundamentalmente su obra creativa.
Hay quien relaciona su predilección por los
cuadros en los que jóvenes elegantes se entretienen en fiestas frívolas al aire
libre con su visión fugitiva de los placeres de la vida, con la enfermedad que
padeció, la tuberculosis, que le amenazaba constantemente con la muerte y que
lo llevó a la tumba a la temprana edad de treinta y siete años.
Quizá también por ello, su otra gran afición fue
el mundo del teatro, que plasmó en obras magistrales, envueltas en una
atmósfera irreal. De Cómicos franceses a la
extraordinaria Gilles, sus obras teatrales caracterizan su
producción tanto como las fiestas galantes. Las escenas de género o las
pinturas mitológicas no revisten, en cambio, tanto interés.
Como caso poco corriente en la historia de la
pintura, Watteau fue al mismo tiempo un gran colorista y un magnífico
dibujante, faceta esta última que demostró en sus numerosísimos apuntes,
reunidos en libros, que le sirvieron de modelo para sus pinturas. En 1717 se
desplazó a Londres para visitar a un famoso médico, pero justamente allí
empeoró de su afección y ya nunca se recuperó.
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