sábado, 27 de diciembre de 2014

Sequicentenario de la defensa de Paysandú
(2/enero/1865)



Tributo a sus héroes y al Gral. de “Independencia o muerte”




Roberto Sari Torres



Leandro Gómez
Cuando esta historia que narro culmine se verá cómo la heroica decisión del Gral.Leando Gómez de resistir en Paysandú hasta sucumbir tiene la inspiración de aquella del Jefe de los orientales de que “Un lance funesto podrá arrancarnos la vida, pero no envilecernos”…  Tal la magnitud de su grandeza…
Es 1856 y Gabriel Pereira jura que su gobierno sólo tendrá “los purísimos colores de la bandera de la Patria”. Venancio Flores se va a Buenos Aires y el Gral. César Días sublevado, es derrotado y ya rendido, él y   todos sus hombres (170) son bárbaramente  fusilados y degollados en Paso de Quinteros, el 28 de enero de 1858, por orden del Gral. Anacleto Medina, quien políticamente, como el Presidente, era colorado. Juan  José de Herrera escribe: “Ni el Partido Blanco ha sido el ejecutor de Quinteros ni el Partido Colorado el ejecutado”. A partir de 1860 asume Bernardo P. Berro la Presidencia de la República, cuyo programa, sostenía, era el documento de la paz del 8 de octubre de 1851. “Ni vencedores ni vencidos”. Pero el 19 de abril de 1863, salteándose la verdad histórica, el Gral. Venancio Flores  en son de guerra invade el Uruguay. Otra vez el mesianismo, el caudillismo y la mentira como razón bélica, vuelven para continuar la matanza de orientales sobre la mártir “tierra purpúrea” del Uruguay. Flores vino a vengar la “hecatombe de Quinteros” (la de “colorados” contra “colorados”, tanto como Flores  que también lo era).
Por la guerra no pudo convocarse a  elecciones, por lo que el Senado  designa a Atanasio Aguirre como Presidente, desde el 1° de marzo de 1864…  Y allá en Paysandú hay una casona que fue del patriota sansalvadoreño (doloreño) don Tomás Paredes, quien fuera el jefe del comando que dio el primer “Grito”  (de Casablanca) contra el poder español aquí, el 11 de febrero de 1811. Ella será la sede del comando y cuartel general de Leandro Gómez. Desde su azotea el Comandante del Norte uruguayo otea el horizonte erizado de enemigos, armas y buques cañoneros del invasor brasilero que,  como el gobierno porteño, es el poderoso aliado de Flores.
Capitanes de la defensa de Paysandú
Sin embargo un episodio singular y de bravura sin igual protagoniza la  tripulación  y su capitán, Pedro Rivero, sobre cubierta del  vapor “Villa del Salto”, que navega de Salto a Paysandú., Al frente hay dos cañoneras de la poderosa flota invasora del vicealmirante  Tamandaré, apostadas a ambos lados del canal del río Uruguay  frente a la “Meseta de Artigas”. Debe pasar por un corredor al que apuntan docenas de mortales cañoles navales. Pero el  Capitán ordena marcha tranquila, izar la bandera, vivas a la Patria y prepararse para zafarrancho de combate. Cien pares de ojos norteños miran asombrados semejante despliegue de valor, y el buque pasa sin más novedad aunque, una legua antes de Paysandú, se bate contra la tercera cañonera. Supera  el trance y ya en puerto, el capitán lo incendia para evitar su presa.
En noviembre la armada imperial “ya enturbia las aguas” sanduceras. Gómez ordena que todo escrito que tenga el lema “Independencia o muerte” distintivo de la grandeza de su decisón. Lo inspiran Artigas y “los 33”. Sabe de las heroicas defensas anteriores; la del comando de Franciso Bicudo contra los portugueses, en 1811, y la de 1846 capitaneada por el oribista Felipe Argentó contra rivera. En este tercer sitio a Paysandú la defenderán un total de 1100 hombres, contando  a su General en jefe.
La “plaza fuerte” del puerto a la plaza, a lo largo de ho
Basílica destruida por el bombardeo
y Avenida 18 de Julio, ocupa 12 manzanas con trincheras y bocacalles con muros de barro. El 6 de diciembre comienza el bombardeo, con 2500 bombas sobre “la plaza” y así continúa hata el 8. A la intimación a rendirse,Gómez había respondido: “Cuando sucumba”. Fueron 3 días de combates. Los capitanes de buques neutrales consiguen una tregua de 24 horas para evacuar a las familias y extranjeros (que son llevados a una isla). Sólo quedan las familias de los jefes. Al 20 de diciembre la ciudad era una ruina y el General las inscribe como: “Ruinas de Paysandú”. Ya son 500 hombres que están fuera de pelea (heridos o muertos). El gobierno de la República, conmovido, hace un reconocimiento al altivo jefe y a los bravos defensores de la mártir ciudad litoraleña.
El 31 de diciembre de 1864 un ejército sumado de 6.000 brasileros y 3.000 floristas se lanzan al asalto de la plaza (en proporción de 15 a uno contra los orientales). En esas 60 horas finales de su agonía, en Paysandú no se duerme; café y galletas es todo lo que se como y como fulminante se utiliza un mixto de fósforos en el oído de cada fusil.
El mando de los sitiados pide una breve tregua para auxiliar heridos y sepultar los muertos. Sin saber que la solicitud será rechazada, se ordena izar bandera blanca y no disparar hasta el  retorno del chasque. En ese momento confuso la plaza va siendo invadida  pacíficamente y los soldados de ambos lados confraternizan como orientales. Cuando Leando Gómez está dictando la respuesta al mando sitiador (Tamandaré, Flores y Mena) en eso irrumpen en la sala dos oficiales floristas y dos brasileños exigiendo la rendición incondicional. Sólo quedaban 200 valientes en  pie. Para entonces el General cuenta con no más de 5 o 6 oficiales superiores de mando, entre ellos: Aberasturi, Braga y otros dos más, los que minutos después son vilmente asesinados por los “brasil-floristas”. Leandro Gómez es entregado a los brasileros al mando: Venancio Flores, Goyo Suárez; únicos culpables de su cobarde asesinato. Es el 2 de enero de 1865. Paysandú ha sucumbido; pero la sabandija invasora continuó asesinado heridos y mutilados.

La defensa de Paysandú (extraído de: http://manosanta.com.uy/)

La hipocresía de la fuerza invasora quedó patente en la proclama de Menna Barretto: “Valiente esfuerzo contra el enemigo que nos hiere; generosidad para con los vencidos… Ciudad con escrúpulo  vuestros blasones de soldados brasileños. No os dejéis arrastrar por el ejemplo de nuestros enemigos en sus excesos”. Al igual que sus compinches, es un vil mentiroso.
Ciento cincuenta años después de aquel hórrido  suceso culminado tan trágicamente, como si hubiese sido ayer nomás, la inmensidad del heroísmo, la grandeza y el patriotismo de los defensores de la ciudad uruguaya, traspasa la pared del tiempo y llegan, frescos y limpios, como ejemplos hasta mi conciencia y sentimientos. Por todo eso y mucho más, sean por ti entonces, estas mis palabras: -Heroica Paysandú yo te saludo; con honor, emocionado, a tus valientes; al histórico coraje de aquellos bajo fuego,  y al de su general de “Independencia o Muerte”.






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