viernes, 2 de junio de 2017

Mitos fundacionales de la Masonería en entredicho

PABLO MELGAR 
 
El cielo está encapotado y Devrig Molles camina por las calles de Montevideo. Se siente como en casa. "Me hace acordar a Bretaña, la gente es sencilla y amable", afirma mientras recorre la plaza Matriz. Observa la fuente y esboza una sonrisa.
Un rato después entra al Palacio Estevez. Mira las vitrinas y se encuentra con los símbolos del grado 33 masónico que pertenecieron a Manuel Oribe y vuelve a sonreír. Pregunta por José Batlle y Ordóñez y alguien le dice que no era masón pero que se enfrentó a la Iglesia Católica. Ya no sonríe.
Molles es un doctor en Historia por la Université de Strasbourg y maestro en Historia y Ciencias Sociales por la Université de Haute Bretagne.
Nació en la Bretaña francesa y desde 2009 es el director científico del Archivo de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Desde ese lugar investigó en profundidad hasta los orígenes de la propia institución masónica.
El resultado de tales estudios fue un libro denominado La invención masónica, publicado en 2015 por la editorial de la Universidad de La Plata. Ese trabajo conmovió las bases de la mitología de la Masonería porque demostró que los masones modernos no tienen un vínculo probado con las logias de albañiles del medioevo o con los Caballeros Templarios, como maneja su literatura.
"Esto rompe con los mitos, algunos masones pueden pensar que van a tener una pérdida, pero hablamos de mitos. Esto no es literatura, es historia que se funda en la síntesis de los mejores especialistas del mundo", dijo Molles entrevistado el miércoles por El País.
La tesis del historiador francés fue presentada anoche en una conferencia que tuvo lugar en el Palacio Estevez, sede del museo de la Presidencia, convocada por las autoridades de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay y la Silver River Lodge N° 876 en el Registro de la gran Logia Unida de Inglaterra, en ocasión de la celebración de los 300 años de creación de la Gran Logia de Inglaterra.
Su libro ya suscitó reacciones en el ambiente masónico internacional. "Por un lado hay entusiasmo, y por otro, una condena horrorizada pero impotente. Se trata de los mitos que ayudaron a la creación de la Masonería. Los fundadores salieron de la Royal Society, una de las primeras instituciones científicas modernas que nació en 1660", afirmó el experto.
Aclaró que los integrantes de la Royal Society eran científicos que habían padecido luchas religiosas en forma personal o familiar. Los eruditos desempolvan manuscritos antiguos olvidados muchos años atrás.
Molles explicó que el pastor anglicano James Anderson y Théophile Désaguliers, científico francés, discípulo de Isaac Newton, crearon las bases de una nueva organización.
"Revitalizan las formas y le dan un mito fundador. Piensan que hay que formar un espacio social de reconciliación que incluya a los hombres de distintas religiones, opiniones y nacionalidades", dijo Molles.
Para el experto, el mito fundador fue pensado por Désaguliers quien recurrió a la historia bíblica de la construcción de la Torre de Babel.
"Plantea que la Masonería viene desde el origen de la humanidad, los descendientes de Caín comienzan a levantar la torre, Dios se fastidia y condena a los hombres a tener múltiples lenguajes y la humanidad se dispersa. Desde ese momento una cofradía tuvo la función de guardar el secreto del núcleo técnico científico que une a la humanidad, se trata básicamente de la geometría. Son los masones, que circulando por los diversos estados, han conseguido el progreso de esta ciencia en el mundo", dijo Molles.
El experto reveló que está demostrado que Anderson manejaba documentación que perteneció a su padre sobre las logias operativas, los gremios de constructores, que luego adoptó la Masonería. Años después el grupo captaría a importantes figuras políticas, militares y religiosas de Europa y América. "Fueron la primera sociedad civil de la historia", sentenció.
Aclaró que "no hay una conspiración masónica internacional". Además, dijo que la Masonería no es una sociedad secreta sino "una red de sociabilidad democrática donde se aprende a coexistir". Aseguró que los masones latinos son "más laicistas y republicanos" que sus pares anglosajones.


(*)  extraído de  diario El  País.




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