lunes, 6 de diciembre de 2010

Ante el fallecimiento de María Esther Gatti
La coherencia de “las viejas”

Aldo Roque Difilippo



María Esther Gatti, junto
a su nieta Mariana Zaffaroni
 
Si hay algo que tienen “las viejas” es coraje y coherencia. Los más jóvenes suelen denominar “las viejas”  a las madres de detenidos desaparecidos durante la última dictadura uruguaya, y que desde hace más de 30 años vienen reclamando por la recuperación de las historias y  poder ubicar los restos de sus hijos. Luisa Cuestas con sus 90 años encima es un ejemplo conmovedor de esa prédica. María Esther Gatti es otro; luchadora por los derechos humanos y fundadora de la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos, que hasta el último instante de su existencia mantuvo esa coherencia de procedimiento. "No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar", dijo en una de sus últimas apariciones públicas este año. El pasado domingo, a los 92 años falleció, al lado de su nieta Mariana Zaffaroni. Murió sin dar con los restos de su hija y de su yerno; y sin siquiera poder dilucidar si otro nieto, hermano de  Mariana corrió la misma suerte de sus padres o si acaso vive.
Maestra de profesión, María Esther Gatti era madre de María Emilia Islas, joven militante de izquierda secuestrada en setiembre de 1976 en Argentina, donde se había radicado con su marido, Jorge Zaffaroni Castilla, al ser perseguidos por la dictadura.
María Esther Gatti se convirtió en uno de los puntales de la acción por desentrañar el paradero de los detenidos desaparecidos. Junto a Luz Ibarburu de Recagno, Violeta Malugani, María Elena Antuña de Gatti, Irma Hernández y Milka Prieto, iniciaron las primeras denuncias colectivas ante distintos organismos internacionales,  sobre los uruguayos desaparecidos en Argentina.
Su hija María Emilia Islas fue secuestrada en setiembre de  1976, en Argentina, junto a su esposo, Jorge Zaffaroni y la hija del matrimonio, Mariana. En 1983 obtuvo la primera información sobre su nieta, al publicarse en Brasil una entrevista a un integrante de las fuerzas de seguridad argentinas quien dijo que otro represor se habría apropiado de la niña.
Una foto de Mariana Zaffaroni Islas, se transformó en un símbolo de la lucha de los familiares de desaparecidos después del retorno de la democracia a Uruguay, en 1985.
Un miembro de la SIDE de Argentina, el represor Miguel Furci, actualmente imputado por la Justicia en el caso Orletti, se había apropiado de Mariana. 
Un largo y doloroso proceso que aún no termina.
María Esther Gatti murió sin saber el destino final de su hija y su yerno. Otro nieto o nieta habría nacido en marzo de 1977, cuando María Emilia, su hija estaba en cautiverio. Las dos posibilidades que caben suponer son que haya nacido antes, o que a María Emilia Islas la hayan asesinado embarazada.
Una de sus últimas apariciones públicas de María Esther Gatti fue  en la inauguración de la biblioteca "Byblos", en el residencial San José donde vivía, en la zona del Prado. En el mismo día que su nieta Mariana Zaffaroni cumplía 35 años.  Con una vitalidad de 92 años envidiable María Esther afirmó: "Me acuerdo de aquellos años en que íbamos en las esquinas, con un pañuelo blanco, imitando un poco a las Madres de Plaza de Mayo, pidiendo verdad y justicia. La verdad y la justicia que han quedado un poco ahí, pero mucho ha pasado. Tenemos que seguir cumpliendo en el pasado, en el presente y en el futuro. Construir un país mejor. No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar".

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