viernes, 29 de abril de 2011

Nuestro compañero de redacción, Roberto Sari Torres,  le remitió una  encendida y documentada carta a la Sub Secretaria del Ministerio de Educación y Cultura criticando las versiones difundidas sobre los hallazgos  arqueológicos en el Río San Salvador.
A continuación transcribimos un fragmento de esta extensa carta donde Roberto  rebate las afirmaciones de la Ministra María Simón en oportunidad de su visita al departamento a presentar el proyecto



Carta al MEC
(Fragmento)

 Abril 2011

Sra. Vice Ministra de Educación y Cultura
Ing. María Simón
                            Al saludarla atentamente, digo primeramente que probablemente, desde el 7 de abril de 1527, la flota de Sebastián Gaboto se encuentra surta en la boca del Arroyo de las Vacas (Carmelo). Junto a su tripulación se instala en el campamento provisorio de San Lázaro y desde allí y a bordo de la “Trinidad” y la “Santa María del Pilar” (¿O del Espinar?) envía a Antón de Grajeda e explorar río arriba. En mayo de ese año Antón descubre un río al que bautiza San Salvador y como tal ya figura trazado en el “mapamundi” de Gaboto del año 1544. En su margen izquierda, río adentro, entre la ciudad de Dolores y la boca (pero descartando a ésta) Antón construye con tierra (tapias) el legendario “Fuerte de de tierra firme de San Salvador” en el que vivirán 60 hombres. Mientras unos construyen, vigilan, y cazan o pescan, otros preparan un amplio terreno en la pradera empastada para destino de chacra en la sembrarán el trigo euroasiático que, con ese fin, han traído en sus barcos. Es junio de 1527 y el suelo sudamericano recibe por primera vez en su seno la semilla del cereal. La siembra y la trilla de aquel histórico año está certificada por la carta fechada el 10 de julio de 1528 por el primer marino agricultor de Sudamérica, Luis Ramírez (no sabemos si Velazco Alvarado también sembró trigo cuando fundó Guatemala La Nueva, en el mismo año que Grajeda su fortín).
Cualquier conjetura es válida si parte de una evidencia razonable; de un proceder de los antiguos navegantes, que no era como se sostiene, un concepto “geopolítico”, sino simplemente navegar por el ahora descubierto canal interoceánico hasta las “islas de las especies”; o hacer realidad la leyenda de “El Dorado” o “Sierra de la Plata” oída en las costas de Brasil y esparcida luego en las tabernas marinas españolas; populosos de futuras tripulaciones y capitanes del “mar océano”. No se puede creer que en el lecho de un tramo final del río San Salvador todavía pueda haber quedado “varado” allí un gramo de arena de hace casi 500 años; y que además contenga rastros genéticos de aquel trigo de 1527-1529. ¿Y cómo puede en la arena si el trigo se siembra en tierra firme y productiva y no arenosa?.
Roberto Sari Torres
El MEC parece respaldar –no a la historia- sino a una puesta en escena mediática con mucho de demagogia, sin siquiera tener un ancla en el realismo topográfico del área entre Punta Amarillo y el A: Espinillo (9.000mts finales del cauce del río San Salvador) donde las grandes crecientes tienen unas 3 leguas de ancho, con el río S.S. como eje de tal “lacán guazú”.
¿Tuvieron en cuenta la presión tractiva del río, que escurre entre las cotas + 1.60 y + 2 Mts en una trayectoria de 135 kms sobre cosas sueltas?
Por otra parte sobre los restos óseos parece que quienes los encontraron son atómicamente más rápidos que los electrones del carbono 14 (C.14) proponiendo que tales huesos han de ser del tiempo de Antón de Grajeda, además de que hay madera del naufragio…

Aclaratoria del autor: La expedición “Gaboto-Grajeda” no consigna ningún naufragio en el río San Salvador, y el capitán Juan Alvarez pierde su nave sobre el río Uruguay (abril/1527) tal vez en el gran médano con el que éste atraviesa la boca del San Salvador y del Río Negro.
Del barco hundido se informó al Dr Lezama cuando en 2007 me visitó para anunciarme del hallazgo de “Espinillo”.

 Dolores          Roberto Sari Torres

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