Donde la indiferencia sea una palabra obscena (Mario Benedetti)
El silencio
(¿de los inocentes?)
(¿de los inocentes?)
Ángel Juárez Masares
“Si está “caliente” váyase al bar de la esquina, tómese un café,
fúmese un cigarro, y después viene a escribir cuando se le pase”. Solía decir
el editor en jefe de un diario capitalino en el que supe trabajar, y de quien
si no aprendí más fue de puro burro y no porque no tuviera oportunidad.
Evidentemente este hombre aplicaba la máxima de Artigas que dice:
“Un periódico es un teatro de enseñanza pública, y no un circo donde se
desfoguen las pasiones”.
Pero como HUM BRAL no es un periódico; y el ejercicio tenaz de la
profesión, con sus disgustos, varios paquetes de cigarros, y algunos litros de
café por día (y noches) mataron al editor, hoy me voy dar el lujo (o cometer la
torpeza) de escribir en “caliente”.
Desde que comenzamos a editar HUM BRAL –allá por agosto del año
pasado- tuvimos como meta direccionar esta página virtual hacia los temas
culturales. Sin embargo, quienes estamos embarcados en esta aventura (porque
eso es lo que es) fuimos internándonos en otros asuntos que –de alguna manera-
nos han ido apartando del objetivo primario. Lo hemos hablado, hemos discutido
al respecto, pero no podemos evitar que nuestras raíces nacidas desde el
periodismo, nos lleven a tomar posición en temas que no deberían ser causa de
esta página.
¿Por qué ha sucedido esto?
Si bien no lo hemos analizado en profundidad, suponemos que mucho
tiene que ver la ausencia de crítica –y de autocrítica- en la mayoría de los
medios departamentales, a los asuntos que tienen que ver directamente con la
cosa pública.
¿Que las Empresas periodísticas se sienten comprometidas con los
organismos e instituciones oficiales a través del dinero que de ellas proviene
por concepto de publicidad?
Es verdad, y tampoco estamos descubriendo nada.
¿Qué HUM BRAL es “Una hoja en la tormenta” (con las disculpas a
Ling Yutang); que no tiene “peso” político y tampoco intención de tenerlo?
También es cierto.
¿Pero por qué razón (y lo hemos chequeado) cuando todos los
sábados a medianoche la página se actualiza, en el lapso de una hora tenemos un promedio de 30 visitas?
¿Será un acto de soberbia pensar que “la están esperando”?
¿Y por qué la están esperando?
¿Será porque nuestro carácter “orejano” nos permite decir lo que
pensamos, mientras quienes tienen herramientas poderosas, llámense diarios,
radios, o canales de TV están -o se sienten- amordazados por los compromisos de
los que hablábamos antes?
¿Por qué razón la señora Directora del Departamento de Cultura de
Soriano (y por extensión de todos los
sorianenses) “desfoga sus pasiones políticas” a través de la red social
Facebook denostando al ex Presidente Tabaré Vázquez con un léxico para nada
académico?
El importantísimo cargo que ocupa… ¿excluye a los partidarios
frenteamplistas, quienes según ella –si les va mal- “se tienen que joder”?
¿Por qué razón no se escuchan voces desde la oposición señalando
algunos desaciertos en los que se incurre desde el Gobierno Departamental, y si
por casualidad aparecen, son casi susurros sin convicción ni carácter?
¿Por qué razón el Intendente Municipal, Don Julio Guillermo
Besozzi Arocena, deja todo lo que esté haciendo y sale corriendo a “dar
explicaciones” cuando lo llaman desde alguna “tribuna” conocida desde donde le
caen todos los días? Porque una cosa es “dar nota”, o “acceder a una
entrevista”, y muy otra es “dar explicaciones”, y no precisamente a la ciudadanía.
Muchas veces quienes hacemos HUM BRAL nos sentamos con el mate
debajo de un árbol a tratar de pensar. En lo que estamos haciendo, y en la
utilidad –o no- de lo que sea que estemos haciendo.
De esas cavilaciones sacamos algunas conclusiones que –si bien ya
hemos comentado- hoy queremos que queden bien claras. Y que no se confunda,
porque “no estamos dando explicaciones”.
Señores responsables del Gobierno Municipal, HUM BRAL no es “el
enemigo”. Y si lo quieren más claro remítanse a un pasaje bíblico que dice:
tus enemigos serán los de tu propia casa, aunque esta cita es muy
probable que no sea textual, porque mi lectura del mencionado libro es
puramente literaria, y no desde la fe.
¿Que tal si despertamos y ponemos arriba de la mesa lo que tenemos
que poner?
¿Qué tal si una vez a la semana por lo menos, escuchamos un
informativo que no sea “sí Señor”?
¿Qué tal si una vez a semana por lo menos, abrimos un diario que
diga algo sustancioso?
Nosotros vamos a seguir como siempre, porque como dice Mario
Benedetti:
Cuando vivo en esta ciudad sin lágrimas
que se ha vuelto egoísta de puro generosa
que ha perdido su ánimo sin haberlo gastado
pienso que al fin ha llegado el momento
de decir adiós a algunas presunciones
de alejarse tal vez y hablar otros idiomas
donde la indiferencia sea una
palabra obscena.
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