viernes, 24 de febrero de 2012


Cosa de negros


Las comparsas de negros de 1760
El 7 de mayo de 1760 reúnese el Cabildo de Montevideo para deliberar sobre los festejos a realizarse ese año por las calles de la ciudad con motivo de la Procesión de Corpus Christi. Antigua costumbre medieval en que los fieles agrupados en corporaciones profesionales concurrían a ella danzando al compás de las bandas militares. . Pág. 151.Montevideo, 1887).
A la procesión siguiente realizada el día 14 del mismo mes, los soldados revocaron la decisión el Cabildo entonces resolvió que el gremio de los albañiles “pagasen once pares de zapatos ligeros de badana que se necesitan para la danza de los negros” (Ibiem, pág. 153).
Estos documentos demuestran fehacientemente que los esclavos africanos ya habían incorporado su disposición rítmica a la sociedad colonial y no es presumible, desde luego, que sus contorsiones y gestos estáticos se manifestasen en un acto de devoción tan habitual de los habitantes de Montevideo Colonial”. (…)

Los tangos de 1087 y 1808
A principios del siglo XIX el Cabildo de Montevideo certifica l presencia de los candombes, a los que llama indistintamente “tambos o “tangos”, prohibiéndolos en provecho de la moralidad pública y castigando fuertemente a sus cultores. Terminada la segunda invasión inglesa, el gobernador Francisco Javier de Elío convoca al Cabildo el 26 de noviembre de 1807 y de consuno resuelven: “Sobre Tambos bailes de negros”...”Que respecto a los bailes de negros son por todos motivos perjudiciales, se prohíban absolutamente dentro fuera de la Ciudad, y se imponga al que contravenga el castigo de un mes de obras públicas”. En el índice General de Acuerdos, un libro manuscrito de esa misma época, se estampa la palabra “Tangos” por “Tambos” (Archivo General de la Nación. Fondo Ex-Archivo General Administrativo. Libro N° 22; folio 115 vuelta.)
El texto de esta resolución nos sirve para demostrar el amplio predicamento que tuvieron los candombes, ya que el máximo cuerpo estatal se ocupa de ellos en zonas verdaderamente solemnes críticas. No es posible, desde luego, remontar el origen del tango de fines del siglo XIX a esta expresión de casi un siglo antes por la sola similitud de un nombre. La palabra tango, cubre en ese siglo tres expresiones: el tango o tambo de los negros esclavos, el tango español que se irradia desde 1870 por la vía de la Zarzuela española y el tango orillero que florece en 1890.
La resolución del Cabildo de 1807, al parecer, no se tuvo muy en cuenta por cuanto al año siguiente los vecinos de Montevideo solicitan al Gobernador Elío que los reprima más severamente. En este petitorio se habla por primera vez de las “salas” o sitio cerrados en los cuales se efectuaban a veces esos bailes. Dice el documento: “Los Vecinos de esta Ciudad que tienen esclavos se quejan amargamente de que los bailes de éstos, que se hacen dentro y fuera de ella acarrean gravísimos perjuicios a los amos porque con aquel motivo se relajan enteramente los criados, faltando al cumplimiento de so obligaciones, cometen varios desórdenes y robos a los mismos amos para pagar la casa donde hacen los bailes y si no se les permite ir a aquella perjudicial diversión, viven incómodos, no sirven con voluntad solicitan luego papel de venta”. Más adelante se estampa en el mismo documento las palabras “Tangos de Negros” (Archivo General de la Nación. Fondo ex-Archivo General Administrativo. Caja 321. carpeta 3. documento 66)”.


Bailes de negros durante la Patria Vieja (1813 y 1816)
Todas esas marchas y contramarchas de la autoridad ya autorizando y prohibiendo los candombes, se repiten durante el período artiguista. En 1813, por ejemplo, durante el sitio de Montevideo, Francisco Acuña de Figueroa anota en su célebre diario histórico correspondiente al jueves 4 de noviembre de ese año:

En tanto se miraba
La casa de los negros brillaba
Con hogueras y luces, y se oía,
Allá en sus campamentos,
De músicas marciales la armonía;
Y el rumor de sus gritos de alegría,
Demostración notoria
De la nueva feliz de una victoria”.

Es que el negro sabía que la patria naciente le había de traer su libertad. El 27 de enero de 1816 el Cabildo lanza un bando sobre Orden Público en cuyo artículo 14 establece: “ prohíben dentro de la Ciudad los bailes conocidos por el nombre de Tangos, y sólo se permiten a extramuros en las tardes de los días de fiestas, hasta puesto el sol; en los cuales, ni en ningún otro día podrán los Negros llevar amas, palo o macana, so pena de sufrir ocho días de prisión en la limpieza de la Ciudadela” (Bando impreso en hoja suelta. Biblioteca y Archivo “Pablo Blanco Acevedo”. Colección de impresos. Carpeta 1, Bibliorato 6. Sector Q. Anaquel 4).
Durante las célebres fiestas mayas de 1816, liberados del poder español, los montevideanos en plena plaza mayor vieron a los negros asociarse al júbilo general en su manera auténtica de expresarse, según se refiere en el curioso folleto editado por la Imprenta de la Provincia en 1816 intitulado “Descripción de las Fiestas Cívicas celebradas en la Capital de los Pueblos Orientales el veinte y cinco de mayo de 1816”, página 5: “Por la tarde, una hora antes de las vísperas aparecieron en la plaza principal algunas danzas de negros, cuyos instrumentos, trajes y baile, eran conformes a los usos de sus respectivas naciones; emulando unos a otros en la decencia, y modo de explicar su festiva gratitud al día en cuyo obsequio el Gobierno defirió a este breve desahogo de su miserable suerte”.
El documento es espléndido: por primera vez en un escrito relativamente antiguo se habla expresamente de la decencia de este espectáculo. Es el momento del apogeo artiguista. Promulgada la abolición de la esclavitud por un bando de las fuerzas patriotas de 1814, los negros agradecen emocionados en su más típica manera de expresión: bailarán un candombe en homenaje al fausto día de mayo”.


*Extraído de “El folklore musical uruguayo”, Lauro Ayestarán, Arca, Montevideo, 1978.

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