Cosa
de negros
Las comparsas de negros
de 1760
“El 7 de mayo de
1760 reúnese el Cabildo de Montevideo para deliberar sobre los
festejos a realizarse ese año por las calles de la ciudad con
motivo de la Procesión de Corpus Christi. Antigua costumbre medieval
en que los fieles agrupados en corporaciones profesionales
concurrían a ella danzando al compás de las bandas militares. .
Pág. 151.Montevideo, 1887).

Estos documentos
demuestran fehacientemente que los esclavos africanos ya habían
incorporado su disposición rítmica a la sociedad colonial y no es
presumible, desde luego, que sus contorsiones y gestos estáticos se
manifestasen en un acto de devoción tan habitual de los habitantes
de Montevideo Colonial”. (…)
Los tangos de 1087 y
1808

El texto de esta
resolución nos sirve para demostrar el amplio predicamento que
tuvieron los candombes, ya que el máximo cuerpo estatal se ocupa de
ellos en zonas verdaderamente solemnes críticas. No es posible,
desde luego, remontar el origen del tango de fines del siglo XIX a
esta expresión de casi un siglo antes por la sola similitud de un
nombre. La palabra tango, cubre en ese siglo tres expresiones: el
tango o tambo de los negros esclavos, el tango español que se
irradia desde 1870 por la vía de la Zarzuela española y el tango
orillero que florece en 1890.

Bailes de negros
durante la Patria Vieja (1813 y 1816)
“Todas esas
marchas y contramarchas de la autoridad ya autorizando y prohibiendo
los candombes, se repiten durante el período artiguista. En 1813,
por ejemplo, durante el sitio de Montevideo, Francisco Acuña de
Figueroa anota en su célebre diario histórico correspondiente al
jueves 4 de noviembre de ese año:
“En tanto se
miraba
La casa de los negros
brillaba
Con hogueras y luces, y se
oía,
Allá en sus campamentos,
De músicas marciales la
armonía;
Y el rumor de sus gritos
de alegría,
Demostración notoria
De la nueva feliz de una
victoria”.
Es que el negro sabía que
la patria naciente le había de traer su libertad. El 27 de enero de
1816 el Cabildo lanza un bando sobre Orden Público en cuyo artículo
14 establece: “ prohíben dentro de la Ciudad los bailes conocidos
por el nombre de Tangos, y sólo se permiten a extramuros en las
tardes de los días de fiestas, hasta puesto el sol; en los cuales,
ni en ningún otro día podrán los Negros llevar amas, palo o
macana, so pena de sufrir ocho días de prisión en la limpieza de la
Ciudadela” (Bando impreso en hoja suelta. Biblioteca y Archivo
“Pablo Blanco Acevedo”. Colección de impresos. Carpeta 1,
Bibliorato 6. Sector Q. Anaquel 4).
Durante las célebres
fiestas mayas de 1816, liberados del poder español, los
montevideanos en plena plaza mayor vieron a los negros asociarse al
júbilo general en su manera auténtica de expresarse, según se
refiere en el curioso folleto editado por la Imprenta de la Provincia
en 1816 intitulado “Descripción de las Fiestas Cívicas celebradas
en la Capital de los Pueblos Orientales el veinte y cinco de mayo de
1816”, página 5: “Por la tarde, una hora antes de las vísperas
aparecieron en la plaza principal algunas danzas de negros, cuyos
instrumentos, trajes y baile, eran conformes a los usos de sus
respectivas naciones; emulando unos a otros en la decencia, y modo de
explicar su festiva gratitud al día en cuyo obsequio el Gobierno
defirió a este breve desahogo de su miserable suerte”.
El documento es
espléndido: por primera vez en un escrito relativamente antiguo se
habla expresamente de la decencia de este espectáculo. Es el momento
del apogeo artiguista. Promulgada la abolición de la esclavitud por
un bando de las fuerzas patriotas de 1814, los negros agradecen
emocionados en su más típica manera de expresión: bailarán un
candombe en homenaje al fausto día de mayo”.
*Extraído de “El
folklore musical uruguayo”, Lauro Ayestarán, Arca, Montevideo,
1978.
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