De morochos, negros, y
sudacas
Aldo Roque Difilippo
Desde que Luis Suárez protagonizó el entredicho
con el futbolista francés
Evra cuando se disputaba un partido en la liga
inglesa, en Uruguay se han suscitado una serie de
comentarios y discusiones sobre el racismo. ¿Somos racistas los
uruguayos? ¿Cuántos lo han sufrido? ¿Es una actitud racista calificar
al otro como “negro”? Más allá de la discusión futbolística y hasta política
del asunto, la penalización del
futbolista uruguayo y sus repercusiones cuando Suárez regresó a la competencia
deportiva, generó y sigue generando consideraciones que involucran a
la política en la gestión de este deporte. No se debe perder de vista que el hecho tuvo y tiene connotaciones de
índole económica.
Más allá de justificar, respaldar, solidarizarnos o no
con el futbolista uruguayo, sigue estando planteado el tema del racismo.
¿Cuánto de racista tiene nuestro pensamiento actual?
Sin embargo cuando las discusiones parecían aplacarse,
un hincha de Central Español ingresó al campo de juego y lanzó bananas al
arquero de Progreso, Jorge Rodríguez, una persona afrodescendiente. Esta
situación generó que la Comisión honoraria
contra el Racismo y la
Xenofobia pidiera a la Asociación Uruguaya de
Fútbol que “genere gestos de condena al racismo”.
“Lo del fin de semana fue un acto ilícito, y un hecho
notorio, por lo cual la
Justicia debería operar de oficio, tal como ocurrió en el
clásico donde se agarraron a golpes de puño”, opinó el Dr. Javier
Miranda, Presidente de la Comisión
honoraria contra el Racismo y la
Xenofobia , agregando que generalmente estos hechos son tolerados
ya que “en la sociedad uruguaya hay problemas de racismo, y esto se vio en el
caso Suárez”.
Son dos casos separados, aislados geográficamente, y
diferentes en cuanto a las actitudes. Por un lado un morocho (atemperemos el
término para no ser calificados de racistas) que parece utilizar su color de
piel para victimizarse y sacar algún rédito de la situación. En el otro, un
individuo que ostensible y premeditadamente descalifica al otro con una
actitud.
Pero a nuestro entender estos casos no han generado un
par de consideraciones o de verdaderas reflexiones de fondo. Evra calificó a
Suárez de racista porque usó, en su opinión, para descalificarlo el término
“negro”. Pero nadie, ni siquiera el Presidente Mujica tan preocupado por
defender a los humildes (y que hizo mención incluso al origen humilde de
Suárez) puntualizó que el futbolista franco-senegalés inició el
incidente a calificar al uruguayo de “sudaca”, un término peyorativo utilizado
por los europeos para descalificar a los hispanoamericanos. Allí no
se aplicó la regla del racismo y hasta los propios sudamericanos lo aceptamos
como algo normal.
Otra consideración en el terreno local que debería
generar toda esta polémica en torno al racismo es no solamente lo que decimos,
sino lo que hacemos. ¿Somos racistas solamente cuando decimos “negro”, o por nuestras
actitudes como sociedad? Casi el 6% de la población uruguaya es de
origen afrodescendiente. ¿Cuántos –con excepción de Edgardo Ortuño, actual sub
secretario del Ministerio de Industria- en 182 años de vida del país han
llegado a cargos de relevancia en el gobierno?...
1 comentario:
Me coloco-aunque metodológicamente sea simplificador y quizás erróneo-en esta hipótesis, mas apta para y un ensayo, que para un intento de tesina.No creo demasiado en la discriminación vía fundamentos esencialmente raciales.Hago prevalcer, marginizando interpetaciones de raiz materialista, la condición economica de las personas. Creo en "ricos y pobres" como principal factor de aprecios y des-precios.He visto por las calles de Montevideo cantidad de parejas heterosexuales de difernte pigmetación en sus respectivas epidermis natales(él y ella ...o ella y él)muy bien vestidas, empilchadas, y motorizadas, sea en la moto sport veraniega, sea en el coche de alta marca funcional a toda estación, muy "enamorados".Difícil ver estas conjunciones cromáticas con mayor asiduidad en otrs "cruces".
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