sábado, 31 de marzo de 2012

Zapatos escondidos para evitar los malos espíritus



Duncan Kennedy

Un zapato escondido en un puente, un uniforme de prisionero oculto debajo de una escalera, juguetes escondidos en un ático o un gato muerto oculto en el orificio de un techo.
Parecen ingredientes de una novela gótica: una reunión entre los escritores Stephen King, Anne Rice o Stephenie Meyer. Y de hecho, todos comparten algunas características de la obra de estos autores.
Estos objetos extraños han sido hallados en Australia y están relacionados con el misterioso mundo de la magia y la cultura popular.
Fueron escondidos por la gente común para alejar los malos espíritus. Su descubrimiento tardó seis años y se realizó gracias al esfuerzo del historiador australiano, Ian Evans.
"Todo forma parte de la antigua práctica de vencer a las brujas -y al mal- mediante la colocación de objetos en aquellos lugares en los que los espíritus dañinos podían alojarse", dice Evans.


¿Accidente?
El espectacular puente de la bahía de Sídney fue uno de los lugares más inesperados para un descubrimiento.
En la torre sureste, justo al lado de la Casa de la Ópera, los trabajadores que excavaban un túnel de acceso encontraron los restos de un antiguo zapato de niño.
Es muy probable que fuese escondido allí durante la década de los 20, cuando se construyó el puente, o al menos así lo sugieren el talón y la suela del calzado.
Evans descarta la idea de que haya terminado ahí por accidente. Está convencido de "que un constructor o albañil lo ocultó allí para protegerse contra las fuerzas del mal".

Puede que a los presos
de la cárcel en  la que
fue hallada esta
camisa les asustara
el llanto
 de los animales.
En el desarrollo del proyecto no trabajaron niños pequeños y el zapato era de calidad, lo que también ayuda a pensar que fue dejado allí deliberadamente, dice el historiador.



El calzado es tan solo uno de los elementos que han sido descubiertos en 130 lugares de Australia: puentes, casas, prisiones. O, por lo menos, una antigua prisión.



Contra los ruidos
A pocas cuadras del puente de la bahía de Sídney se ubica la imponente estructura naranja de la prisión de Hyde Park.
Construida para albergar a unos 50.000 presos que fueron transportados desde el Reino Unido entre 1819 y mediados de la década de 1840, la cárcel fue una de las primeras estructuras sólidas que se construyeron en la ciudad.
En el segundo piso, debajo de las tablas de una escalera de madera, fue encontrada una camisa de rayas de prisionero.
Evans rechaza la idea de que la prenda fuese colocada allí por accidente. Al igual que en el caso anterior, cree que fue escondida con un propósito.
Hoy en día el cuartel está rodeado de rascacielos con cristales ahumados, pero en ese entonces solo había pantano y animales silvestres. Y eso para Evans constituye una pista para conocer las razones por las cuales fueron ocultados tantos objetos.
"Hay que recordar que esta era una tierra extraña para estos condenados, que fueron alejados de sus seres queridos en Inglaterra y que probablemente se sintieron aterrorizados por los ruidos que escuchaban en la cárcel, por lo que buscaron refugio en las costumbres místicas que trajeron con ellos", dice.
Los motivos
Hay cuatro temas que conectan a todos estos elementos ocultos: Inglaterra, el miedo, la juventud y la ignorancia.
• La práctica de ocultar los objetos en los edificios para alejar a los malos espíritus estaba muy extendida en Inglaterra desde el siglo XVII.
• Los inmigrantes -que seguían manteniendo sus costumbres- tenían miedo de perder a sus hijos por alguna enfermedad relacionada con los malos espíritus. La atención sanitaria era casi inexistente. Confiar en sus propios rituales los hacía sentir reconfortados.
• La mayoría de los objetos son ropa o zapatos de niños. La razón: el poder y la inocencia de los jóvenes es lo suficientemente fuerte como para derrotar al mal.
• Los inmigrantes creían en Dios e iban a la iglesia, pero habían recibido poca educación. La superstición los ayudó a sentirse seguros frente a las fuerzas omnipresentes y destructivas del mal.
Un tesoro
Uno de los ejemplos más notables de la costumbre fue encontrado en una casa de campo aislada de la isla australiana de Tasmania.
El hallazgo de un zapato en el ático de la residencia despertó la curiosidad del propietario Alan Cooper.
"Al principio pensé que había sido traído por una rata o una zarigüeya", asegura Cooper, "pero cuando el número de zapatos aumentó a 20, pensamos que era una rata que tenía un fetiche con los zapatos o cualquier otra cosa".
Finalmente, optaron por la segunda opción y Cooper contactó a Ian Evans.
Juntos se adentraron en los oscuros recovecos de esta vivienda del siglo XIX y desenterraron un tesoro de objetos.
Además de zapatos había juguetes y sombreros, todos del siglo XIX. Había, incluso, un gato muerto.
La secreta ubicación de los elementos, dice Evans, hace que la magia ritual sea la única explicación posible.
"La gente en esta casa vivía aterrorizada. Nunca había visto tantas cosas escondidas en un solo lugar".

Continuará...
Evans apunta que los zapatos son la única pieza que conserva la forma humana después de usados. En el mundo espiritual, son un recuerdo permanente de la primacía de los seres humanos.
Al parecer, los habitantes de esta casa y las otras locaciones en las que se encontraron objetos, hicieron todo lo posible para esconder los artículos en lugares en los que no pudieran ser hallados fácilmente: detrás de las paredes y las chimeneas, en el ático, en todos los "puntos débiles" del edificio. Los lugares en los que un espíritu podía acceder de manera más fácil y acecharlos con malas intenciones.
Evans cree que muchos artículos más -miles quizás- permanecen ocultos en los asentamientos más antiguos del país.
"La renovación y conservación de las construcciones son las claves para continuar con la búsqueda", afirma.
Las casas más antiguas de Australia no han divulgado aún todos sus secretos.
Puede que los espíritus macabros ahora se vean en la ficción, pero las armas utilizadas para enfrentarlos siguen resurgiendo en el mundo real.


Extraído de: www.bbc.co.uk

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