EFEMÉRIDES DESTACADAS
DE ESTA
SEMANA
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo
Adolfo Bécquer nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836. Como la vida y obra
de este escritor ha sido objeto de mención y análisis permanente desde estas
páginas, hoy sólo nos remitiremos a recordar un texto que nos parece sumamente
significativo. Se trata del inicio a la introducción al Tomo I de la
recopilación de sus obras escrito en junio de 1868.
“Por los
tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los
extravagantes hijos de mi fantasía, esperando que el arte los vista la palabra
para poder presentarse decentemente en la escena del mundo. Fecunda, como el
lecho de amor de la miseria, y parecida a esos padres que engendran mas hijos
de los que pueden alimentar, mi musa concibe y pare en el misterioso santuario
de mi cabeza, poblándola de creaciones sin número, a las cuales ni todos los
años que me restan de vida serían suficientes para dar forma.”
Constantín Brancusi
Constantín
Brancusi nació en Rumania en1876, y murió en París en 1957. Estudió escultura
en la Academia
de Bucarest y perfeccionó sus conocimientos en Viena y Munich, antes de
establecerse en París (1904), donde desarrolló la mayor parte de su carrera.
Tuvo unos comienzos difíciles, durante los cuales pasó penurias y privaciones,
pero tras la Primera
Guerra Mundial se consagró como uno de los grandes escultores
de la vanguardia artística.
Con la
eliminación de todos los atributos accesorios, evolucionó progresivamente hacia
una mayor esencialidad formal para crear formas puras y elementales. En sus
obras, Brancusi buscaba una belleza pura y espiritual, expresada a través de
sus figuras favoritas (el pájaro, el huevo, las cabezas femeninas) y resaltada
mediante el pulido de los materiales (bronce, mármol y, ocasionalmente,
madera). Realizó varios viajes a Estados Unidos, donde celebró con éxito
exposiciones personales.
En 1937
regresó a Rumania para llevar a cabo algunos encargos, como la Columna sin fin, de casi 30 m de altura, para el parque
público de Tirgu Jiu, cerca de su ciudad natal. Ese mismo año fue a la India para proyectar el
Templo de la Meditación ,
por encargo del maharajá de Indore. Mademoiselle Pogany, El recién nacido y
Pájaro en el espacio, tres de sus creaciones más apreciadas, constituyen otras
tantas muestras de esa búsqueda de la forma pura que llevó a Brancusi hasta los
límites de la abstracción, aunque sin abandonar por completo el figurativismo.
Nació el
6 de marzo de 1475 en Caprese, cerca de Arezzo, y murió el 18 de febrero de
1564. Hijo de Ludovico Buonarroti, oficial florentino al servicio de la familia
Medici, que colocó a su hijo cuando contaba 13 años de edad en el taller del
pintor Domenico Ghirlandaio. Dos años más tarde se sintió atraído por la
escultura en el jardín de San Marcos, lugar al que acudía con frecuencia para
estudiar las estatuas antiguas de la colección de los Medici.
Conoció a
los Medici más jóvenes, dos de los cuales llegaron a ser papas (León X y
Clemente VII); y también a humanistas como Marsilio Ficino y a poetas como
Angelo Poliziano. Con 16 años, ya había realizado al menos dos esculturas en
relieve, el Combate de los lapitas y los centauros y la Virgen de la Escalera (ambas fechadas
en 1489-1492, Casa Buonarroti, Florencia). Su mecenas, Lorenzo el Magnífico,
murió en 1492; dos años después abandonó Florencia. Durante una temporada se
estableció en Bolonia, donde esculpió entre 1494 y 1495 tres estatuas de mármol
para el Arca de Santo Domingo en la iglesia del mismo nombre. Después, viajó a
Roma, donde estudió las ruinas y estatuas de la antigüedad clásica que por
entonces se estaban descubriendo.
Realizó
su primera escultura a gran escala, el monumental Baco (1496-1498, Museo del
Barguello, Florencia). En esa misma época esculpió también la Pietà (1498-1500) para San
Pedro del Vaticano, que aún se conserva en su emplazamiento original y es la
única obra en la que aparece su firma. Su estilo de juventud viene marcado por
la gigantesca (4,34
metros ) escultura en mármol del David (Academia,
Florencia), realizada entre 1501 y 1504, tras su regreso a Florencia.
Paralelamente
a su trabajo como escultor, tuvo la oportunidad de demostrar su pericia como
pintor al encomendársele un fresco para el Salón de los Quinientos del Palazzo
Vecchio, la Batalla
de Cascina, frente a otro encargado a Leonardo da Vinci sobre la Batalla de Anghiari.
Ninguno de los dos artistas llevó a cabo su cometido sólo se realizó un dibujo
preparatorio sobre cartón a escala natural. En 1505 interrumpió su trabajo en
Florencia al ser llamado a Roma por el papa Julio II para realizar dos
encargos. El más importante de ellos fue la decoración al fresco de la bóveda
de la Capilla Sixtina ,
que le tuvo ocupado entre 1508 y 1512, 24 años antes de comenzar, en 1536, el
Juicio Final. Pintando en una posición forzada, acostado de espaldas al suelo
sobre un elevado andamiaje, plasmó algunas de las más exquisitas imágenes de
toda la historia del arte. Sobre la bóveda de la capilla desarrolló nueve
escenas del Libro del Génesis, comenzando por la Separación de la luz y
las tinieblas y prosiguiendo con Creación del Sol y la Luna , Creación de los árboles
y de las plantas, la Creación
de Adán, Creación de Eva, El pecado original, El sacrificio de Noé, El Diluvio
Universal y por último La embriaguez de Noé. Enmarcando estas escenas
principales que recorren longitudinalmente todo el cuerpo central de la bóveda,
se alternan imágenes de profetas y sibilas sobre tronos de mármol, junto con
otros temas del Antiguo Testamento y los antepasados de Cristo.
José Zorrilla
José
Zorrilla nació en Valladolid en 1817 y murió en Madrid en 1893. Es el principal
representante del romanticismo medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo
como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Universidad de
Valladolid.
José
Zorrilla publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano El Artista. En
Madrid, después de abandonar su carrera universitaria, alcanzó fama tras leer
unos versos suyos ante el cadáver de Larra (1837). Ocupó el cargo de éste en la
redacción de El Español, donde publicó la serie de poemas titulada Poesías
(1837), primero de una serie de ocho volúmenes que acabó en 1840. Su éxito
poético se renovaría en 1852 con un poema descriptivo, Granada, que quedó
inacabado. En 1839 se casó con Matilde O'Reilly, de la que enviudó muy pronto.
Escribió
numerosas leyendas (Cantos del trovador, 1840-1841; Vigilias del estío, 1842;
Flores perdidas, 1843; Recuerdos y fantasías, 1844; Un testigo de bronce,
1845), en las que resucita a la
España medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez
mejor testigo», «Margarita la
Tornera » y «El capitán Montoya».
En 1837
Zorrilla inició su producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su
primer éxito con El zapatero y el rey (1840), a la que siguieron: El eco del
torrente (1842), Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El
puñal del godo (1843), Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mártir
(1849). En estas obras trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. También
escribió tragedias a la manera clásica, como Sofronia (1843).
No hay comentarios:
Publicar un comentario