CIENCIA
Develan detalles de un eslabón
clave entre los hombres y el chimpancé
Medio mono, medio hombre: así describe un equipo
internacional de científicos al Australopithecus sediba, un ancestro humano que
vivió hace dos millones de años. Restos analizados durante cuatro años permiten
conocer los detalles de cómo era su cuerpo y cómo integraba ser parte humano y
parte simio.
En seis estudios que
publica la revista Science en su edición online, los expertos señalan que este
homínido que vivió hace dos millones de años tenía brazos y omóplatos similares
a los monos, para trepar y colgarse de los árboles. Sin embargo, poseía pelvis,
manos y dientes parecidos a los humanos modernos.
Los restos del
Australopithecus sediba, pieza clave en la historia de la evolución humana
fueron hallados en Sudáfrica en 2008 y desde entonces han sido analizados por
científicos de diversos países. Ahora un consorcio de 15 centros de
investigación dieron a conocer los detalles de cómo vivía esta ancestro humano.
El Au. Sediba, como llaman
a este homínido, poseía el cerebro del tamaño de un chimpancé, de apenas 400 centímetros
cúbicos, pero era mucho más evolucionado. Además se balanceaba entre los
árboles, al tiempo que tenía dedos fuertes y pulgares largos con los que podía
fabricar herramientas.
Para Lee Berger, autor
principal del trabajo, se trata de “una mirada sin precedentes dentro de la
anatomía y la ubicación histórica de un ancestro humano primitivo”. Así lo dijo
Berger a Science desde el Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad Witwatersrand
(Sudáfrica).
Sus estudios muestran que
Au. Sediba, tenía piernas que lo hacían
caminar en una manera enteramente única: lo hacía con una rotación
interna de la rodilla y la cadera y con sus pies ligeramente torcidos. Esta
primitiva forma de andar habría sido un paso intermedio entre caminar erguido y
trepar árboles, concluyeron los autores.
De hecho los científicos
creen que algunos Au. Sediba treparon árboles, otros caminaron por la tierra y
hubo quienes hicieron ambos. El tórax estudiado, por ejemplo, demostró el punto
medio de la evolución. La parte superior era angosta, como la del simio,
diferente del pecho amplio y cilíndrico visto en humanos. Sin embargo, la parte
inferior sí era similar a la de los hombres actuales.
Por último, la columna
vertebral poseía el mismo número de vértebras lumbares como los humanos
modernos, pero tenía una espalda baja más larga y más flexible. Sin embargo,
por ahora los científicos no tienen claro dónde colocarlo entre los antepasados
del Homo Sapiens.
Extraído de: http://www.elpais.com.uy
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