FRANCISCO DE ZURBARÁN , MAESTRO DEL VOLUMEN
Francisco de Zurbarán nació en Fuente de Cantos el
7 de noviembre de 1598 y murió en Madrid el 27 de agosto de 1664. A los quince años
Francisco de Zurbarán se trasladó a Sevilla, donde fue discípulo del pintor
Pedro Díaz de Villanueva, y donde conoció a Velázquez. Contrajo matrimonio con
María Páez en 1617, y desde ese año hasta 1628 permaneció en Llerena
(Extremadura). Aunque existen noticias documentales de distintas obras realizadas
por Zurbarán durante este tiempo, no se conoce ninguna que con seguridad pueda
situarse en esta época.
En 1625 Zurbarán se casó en segundas nupcias con
Beatriz Morales. En 1627 pintó su primera gran obra importante firmada y
datada: la Crucifixión del oratorio de la sacristía del
convento dominico sevillano de San Pablo el Real, para el que en 1626 había
contratado la realización de veintiún cuadros en ocho meses. Entre 1628 y 1629
llevó a cabo un ciclo de pinturas para el colegio franciscano de San Buenaventura.
El arte de Zurbarán aparece ya perfectamente
definido, y se aprecian en su pintura la fuerza realista propia de los mejores
pintores españoles de la época, su sentido de la ordenación y de la
monumentalidad; el fondo oscuro de sus cuadros subraya ya entonces la presencia
volumétrica de las figuras.
En 1629 se estableció en Sevilla por invitación
del Consejo Municipal de la ciudad, y era tan grande su reputación como pintor,
que no tuvo que pasar el tradicional examen para ejercer su oficio. Entre 1630
y 1639 se sitúa la etapa más fecunda de la obra de este artista, que abarca
tanto naturalezas muertas (Bodegón con naranjas, 1633) como obras de
tema religioso (Visión del beato Alonso Rodríguez, 1630; Apoteosis de
Santo Tomás de Aquino, 1631; Santa Margarita; Santa
Isabel de Portugal).
Llamado a Madrid en 1634, participó en la
decoración del salón de Reinos del Buen Retiro (La defensa de Cádiz contra
los ingleses, y una serie de los Trabajos de Hércules); durante
este período, y siguiendo el ejemplo de Velázquez, renunció al tenebrismo; en el
clasicismo toscano, influido a veces por los maestros venecianos, encontró un
estilo acorde con sus aspiraciones. Las pinturas del retablo de la capilla de
San Pedro de la catedral de Sevilla (1635-1636) permiten apreciar su evolución
artística.
Otra vez en Sevilla, trabajó para el convento de la Merced Descalza
(1636), para el que pintó varias obras religiosas. Pintó también varios cuadros
para la iglesia de Nuestra Señora de la Granada , en Llerena, y para la cartuja de la Defensión de Jerez de la Frontera , y en 1639 firmó
un contrato con el monasterio de San Jerónimo de Guadalupe para la realización
de varios cuadros. Son especialmente destacables las obras realizadas para la
cartuja de las Cuevas de Sevilla (San Bruno y el papa Urbano II, San
Hugo en el refectorio de los cartujos, Virgen de los cartujos).
En 1639 enviudó de nuevo, y en 1644 casó en
terceras nupcias con la hija de un orfebre, Leonor de Tordera. En 1650 pintó
la Anunciación para el conde de Peñaranda; muestra aquí un
nuevo estilo, en el que el uso del difuminado intenta atenuar la rigidez de las
formas. En su Inmaculada Concepción niña (1656) se detecta además
una clara influencia de Guido Reni. En 1658 se trasladó a Madrid, donde parece
que pintó bastante, aunque su arte no pudo adaptarse al cambio general del
gusto, orientado hacia el pleno barroco.
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